Capítulo 9.

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Nunca debí hacerle caso a Lisayleth. Pensaba venir a divertirme y resultó todo lo contrario.

Miko nunca me contó que tenía novia. Por fin cuando lograba aclarar mis sentimientos llegaba y le comía la boca a esa muchacha. Porqué todo es tan injusto.

De todos modos era imposible que ella se fijara en mi, compararme con la chica que besó es estúpido. Ella parecía una diosa, y yo solo era una tonta al fijarme en Young Miko. Además que una relación conmigo sería imposible, ya que, ella es tan libre, y mis padres son demasiado estrictos. Nunca me dejarían estar con ella.

No pude seguir bailando, tenía ganas de llorar, así que, me dirigí hacia el baño.

Mi corazón dolía, era la primera vez que sentía algo tan bonito por alguien, y en tan solo una noche mis sentimientos se vieron hechos añicos.

Cuando llegue fui directo al lavabo y miré mi rostro en el espejo, unas lágrimas se me habían escapado, estropeando un poco mi maquillaje. Enjuagué mi cara, e intenté calmarme. Justo en ese momento la puerta se abrió, pero no le tomé importancia, hasta que la persona habló.

— Que noche tan interesante, ¿verdad? Creí que nos estábamos conociendo, pero veo que te faltó decirme que tenías novio. - Se notaba que estaba demasiado borracha. Miko no dejaba de tambalearse de un lado a otro, intentando sostenerse del lavabo. — Y yo, que tenía tantas ganas de llenarte esa boquita a besos. ‐ Dijo formando un puchero con sus labios.

No pude evitar sentirme molesta.

— Claro, querías llenarme de besos, teniendo a tu novia para que le metieras tu lengua hasta la garganta, como hace rato. ‐ Escupí cada palabra con enojo. Dispuesta a irme comencé a caminar hacia la puerta.

Ella me detuvo, sosteniendo mis brazos.

— Suéltame, no quiero estar aquí contigo.

— Ella no es mi novia. Deja de inventar cosas, que bese a alguien no significa que tenga una relación con esa persona.

— O sea, que andas por ahí besando a la primera que te encuentras. - Cada vez me enojaba más, y por las expresiones de su rostro pude ver que ella igual.

— ¿¡Pero, qué carajos dices, Jennifer!? La besé porque no aguantaba la rabia al ver al estúpido ese cerca de ti. - Gritó, cada vez más alterada, luego recordé que estaba borracha y decidí que lo mejor era irme de aquí de una buena vez.

— Mira, Victoria, déjalo estar. Olvídalo y olvídame. De todos modos todo da igual. Suéltame, por favor. ‐ Intenté quitar sus manos de mis brazos pero fue inútil. Ella seguía sosteniendo mis brazos, de forma fuerte, pero sin llegar a lastimarme.

— No, no voy a olvidar nada. Porque nunca me dijiste que estabas con ese tipo, creí que eramos amigas. - Dijo con los ojos llorosos.

— El no es nada mío, por Dios. Simplemente es un amigo.

— Claro, un amigo. - Su tono era sarcástico, pude sentir como afianzada el agarre en mis brazos. — Los amigos no se tratan así.

— Eso debería decirte yo a ti.

— ¿Acaso no lo entiendes? Yo so..

No pudo terminar la frase, ya que, en ese momento le dieron fuertes náuseas, vomitando todo en el inodoro más cercano.

Sin saber qué hacer le sostuve el cabello, para que no le estorbara. Comencé a repartir suaves caricias por su espalda inconscientemente.

— Tranquila, estoy bien. - Dijo con dificultad, mientras iba al lavamanos a limpiarse la cara y la boca.

— No lo estás, deberías ir a casa. - Me encontraba preocupada.

— Está bien... Le diré a Mauro que me lleve. Disfruta tu noche, con el tonto ese.

No me dio tiempo responder, ella ya estaba caminando fuera del baño.

Llevé mis manos a mi cara, esta había sido la peor noche de mi vida...

Mi Gran Obsesión || LGBTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora