El reloj marcaba las 4 de la mañana cuando Laia se despertó en su cama con una mezcla de emoción y somnolencia. Sabía que el día que tanto habían esperado finalmente había llegado.
Se estiró y bostezó antes de levantarse con cuidado, tratando de no despertar a sus hermanos en habitaciones cercanas.
Al salir de su habitación, encontró a sus padres, Pedro y Melisa, en el salón, terminando de cerrar las maletas y revisando los documentos de viaje. Pedro la miró y le sonrió.
- Buenos días, Laia. ¿Estás lista para comenzar nuestra aventura? - preguntó su padre con entusiasmo.
Laia se acercó a ellos y asintió, sonriente.
- Definitivamente. No puedo esperar para estar en Menorca.
Melisa se unió a la conversación.
- Vamos a aprovechar cada minuto juntos como familia. Será una experiencia maravillosa.
Laia se sintió emocionada por el viaje que tenían por delante y se encaminó a su habitación para prepararse. Optó por comodidad, eligiendo un top gris y pantalones cortos de chándal. Se peinó rápidamente y luego fue a despertar a sus hermanos menores, Sofía y Marco.
Entró en su habitación con suavidad y se acercó a las camas. Con un tono suave, los llamó suavemente.
- Sofía, Marco, es hora de levantarse.
Sofía y Marco se despertaron con sueño, pero al ver a Laia sonrieron con emoción. Laia ayudó a los pequeños a vestirse, asegurándose de que estuvieran cómodos y listos para el día.
- ¿Están emocionados por el viaje? - preguntó Laia mientras ayudaba a Sofía a abrocharse los zapatos.
Sofía asintió, sus ojos verdes brillaban con entusiasmo.
- ¡Sí! Quiero ver el mar y hacer castillos de arena.
Marco se unió a la conversación.
- ¡Y yo quiero nadar y comer helado!
Laia sonrió, contagiada por la alegría de sus hermanos.
- Va a ser increíble.
Después de un rápido desayuno. Laia fue con su padre para bajar las maletas al coche. Ambos compartían una sonrisa y conversaban animadamente mientras se aseguraban de tener todo lo necesario para el viaje.
- Estoy emocionada por este viaje, papá - dijo Laia, mientras cargaba una maleta.
Pedro asintió con una sonrisa.
- Serán días inolvidables, Laia. Estoy contento de que estemos todos juntos en esta experiencia.
Ronni, Ares y Neizan habían subido al coche y estaban listos para partir.
Laia sonrió mientras ayudaba a Sofía y Marco a subir al coche, asegurándose de que estuvieran cómodos y seguros en sus asientos.
- Vamos, pequeños aventureros, es hora de comenzar - dijo con entusiasmo mientras cerraba la puerta del coche.
Los asientos del coche se llenaron de risas y anticipación mientras se dirigían hacia el aeropuerto.
Durante el trayecto, Laia miró por la ventana, observando las calles familiares mientras se alejaban de casa. Aunque sería poco tiempo, sabía que este viaje sería una oportunidad para unirse como familia y crear recuerdos que durarían toda la vida.
El aeropuerto estaba a la vista y la emoción en el coche era palpable. Laia sentía su corazón latir con fuerza mientras.
La familia llegó al aeropuerto con las emociones en su punto más alto. Tras estacionar el coche, todos se apresuraron a bajar y comenzar el proceso de registro. Las maletas fueron facturadas.
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24 DIAS PARA OLVIDARTE
RomanceEn medio del ajetreo y la responsabilidad que implica trabajar como auxiliar de enfermería en oncología pediátrica, Laia, una valiente chica de 18 años, lucha día a día para ofrecer un rayo de esperanza a los pequeños guerreros que enfrentan batalla...