Laia y su familia bajaban al buffet para el desayuno. A pesar de haber tenido una noche inquieta, Laia se esforzó por mantener una actitud positiva. Mientras recorría las mesas llenas de comida del buffet, buscaba discretamente al chico de las gafas, pero no logró encontrarlo.
Laia se dirigió hacia la zona de bebidas para servirse un zumo de manzana.
Sin embargo, antes de que pudiera completar su tarea, alguien le habló. Se volvió sorprendida y se encontró con el chico de las gafas, quien le sonreía.
- Disculpa - dijo el chico, me preguntaba si podrías darme tu número.
Laia se sintió sorprendida y un poco nerviosa, no esperaba que el chico se acercara a ella. Miró hacia abajo, notando sus ojeras y la gorra que llevaba puesta, y sintió un cosquilleo en el estómago.
Aunque no se sentía exactamente presentable, el hecho de que el chico estuviera interesado en su número la hizo sonreír internamente.
- ¡Oh! Claro - respondió, intentando ocultar su sorpresa. Espera, mejor dame el tuyo y te escribiré, ahora estás en el trabajo.
El chico sonrió y le dio su número.
- Por supuesto, aquí lo tienes.
Laia tomó nota del número de teléfono de Carlos y se presentó con una sonrisa un poco tímida.
- Soy Laia. Me alegra que me hayas encontrado.
- Carlos - dijo el chico, extendiendo la mano para saludarla. Me alegra haber tenido la oportunidad de hablar contigo. Espero que podamos mantener el contacto.
Laia asintió con entusiasmo, sintiendo que su corazón latía más rápido.
- Definitivamente. Me alegra mucho que hayas venido a hablar conmigo.
Después de intercambiar unas palabras más, Carlos regresó a su mesa y Laia se dirigió a la suya, con una mezcla de felicidad y nerviosismo en su interior.
Se sentó con su familia, su corazón latiendo con emoción. No podía creer que, incluso en su estado actual, el chico hubiera decidido hablarle y pedir su número.
Sin poder contener su entusiasmo, decidió compartir la noticia con su familia. Se sentó y miró a su alrededor, buscando las miradas de todos.
- Chicos, tengo que contarles algo emocionante - dijo Laia, su voz llena de alegría.
- Dinos- dijo Ronni emocionado.
Laia miró a su familia y comenzó a relatar el encuentro con Carlos. Describió cómo él le había pedido su número. Cada uno de sus familiares escuchaba con atención, compartiendo su emoción.
Cuando terminó de contar la historia, su padre, Pedro, fue el primero en hablar.
- Vaya, eso es emocionante, Laia. Me alegra que hayas conocido a alguien interesante.
En ese momento, su padre recordó a Leo, el ex novio de Laia. Ronni, que estaba al tanto de la situación, le envió una mirada de apoyo a Laia.
- Y, ¿qué hay de Leo? - preguntó su padre, con una expresión curiosa.
Laia miró a Ronni, su hermano mayor, buscando su apoyo. Ronni le dedicó una mirada significativa, como si le estuviera animando a decir la verdad.
Su madre y hermanos compartieron miradas y su padre pareció desconcertado por un momento. Laia sintió un nudo en su garganta, pero recordó la mirada de Ronni y se mantuvo firme.
- Nos dimos un tiempo - agregó Laia rápidamente.
Su padre asintió, aparentemente entendiendo la situación.
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24 DIAS PARA OLVIDARTE
RomansaEn medio del ajetreo y la responsabilidad que implica trabajar como auxiliar de enfermería en oncología pediátrica, Laia, una valiente chica de 18 años, lucha día a día para ofrecer un rayo de esperanza a los pequeños guerreros que enfrentan batalla...