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Capítulo 30 - Compañeros de viaje

Capítulo 30 - Compañeros de viaje

Xi Baichen llevó a Mi Li a un huerto de dátiles y le pagó al dueño 50 yuanes para que recogiera una canasta.

Los dátiles de llama maduros tenían una apariencia de color rojo púrpura, del tamaño de un huevo, y su sabor era crujiente y jugoso. Mi Li comió tres o cuatro seguidos, encontrándolos demasiado deliciosos para dejar de comer.

"Los dátiles flameados plantados en el pueblo saben muy bien, pero son inconvenientes para el tráfico y difíciles de transportar a otras ciudades. Tampoco se venderá en pueblos y ciudades cercanas". Xi Baichen lavó otro dátil de llama y se lo entregó a Mi Li.

"Sí, es una pena. Pero estará bien una vez que se construya una carretera en el pueblo". Mi Li tomó el dátil de la llama, dudando si comerlo. El pequeño burro de repente estiró la cabeza, tomó el dátil de su mano y masticó donde estaba.

Mi Li palmeó con enojo al pequeño burro que peleó con ella por la comida. Miró los dátiles flameados en la canasta, pensando que si pudiera recuperar estos dátiles flameados, abriría una tienda en línea y los vendería en cantidades limitadas, tal vez incluso obteniendo una pequeña ganancia. O podría vender retoños de dátiles flameados y promover la siembra en otro mundo... A medida que sus pensamientos se extendían, Mi Li sintió que no estaba lejos de convertirse en un pez gordo en la industria de la fruta.

"¿Qué estás pensando?" preguntó Xi Baichen.

"Estoy pensando en cómo hacer una fortuna y llegar a la cima de la vida". Mi Li recuperó sus sentidos, miró el huerto de dátiles de llama frente a ella y exclamó: "¿Cómo es esto un árbol de dátiles de llama? Claramente es un árbol de dinero".

Xi Baichen rompió su ilusión poco realista: "Aunque los dátiles flameados son deliciosos, se cultivan en todas partes y el rendimiento es alto. Lo más alto que venden es siete u ocho yuanes por catty, y es uno o dos yuanes en el extremo inferior. Creo que es poco probable si quieres hacer una fortuna vendiendo dátiles flameados".

Por supuesto que es imposible en este mundo, pero no es lo mismo en otro mundo.

Mi Li agitó la mano con frialdad, sin bajarse a discutir con este hombre de mente estrecha.

Mientras los dos conversaban, un grupo de jóvenes de unos veinte años caminaba a lo lejos, vistiendo ropa deportiva y cargando bolsas de senderismo, como si estuvieran de viaje.

"Digo gordito, ¿eres estúpido? Este lugar todavía está a decenas de kilómetros de la aldea de Qingxia. Nos sacaste del auto y nos llevaste a este lugar donde los pájaros no cagan, haciendo perder el tiempo a todos". Un hombre con una sudadera con capucha azul oscuro miró a un hombrecito gordo y regordete con insatisfacción.

"¿Qué debemos hacer ahora?" preguntó una chica con una cola de caballo. "¿Deberíamos alquilar un automóvil de los aldeanos a un pueblo cercano, o ir directamente a la carretera y dejar de pasar los automóviles?"

"Creo que el paisaje aquí también es bueno, tal vez deberíamos establecer un campamento aquí", dijo un chico guapo al lado de la chica de la cola de caballo con una sonrisa.

"¿Qué es divertido hacer aquí?" La chica alta que caminaba al final miró a su alrededor mientras avivaba el viento con la mano y dijo con desdén: "En áreas tan remotas y desoladas, no hay más entretenimiento que ver el paisaje".