Capítulo 1. Un giro inesperado.

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Hoy es sábado por la mañana y al igual que todos los fines de semana, me encuentro sentada en mi gran sofá de color rojo mientras sostengo mi Macbook con una mano y como snacks con la otra mientras veo algunos videos y entrevistas sobre los deportistas que voy a entrevistar esta semana para saber que es a lo que me enfrento. Lo cierto, es que he visto que la mayoría son bastante simpáticos pero prefiero no arriesgarme a ir sin nada.

Hace poco menos de un año, me contrataron para ser periodista dentro de una cadena de deportes televisiva, a pesar de que la cadena era bastante poco conocida y sin mucha trascendencia, ese día cuando me dijeron que me habían cogido,  me encontraba emocionada por qué, ¿hola? era mi primer trabajo real, en el que iba a cobrar por realizar aquello que me gustaba. O eso era lo que pensaba.

Pronto descubrí que entrevistar a jugadores de Waterpolo no terminaba de gustarme y menos cuando son tan serios, fríos y aburridos No quiero generalizar ni mucho menos, pero la mayoría eran así y hacían que fuera desganada y sin ánimos a trabajar. Porque, lo malo de este deporte es que muchas personas no saben de su existencia o simplemente no son fanáticos ya que prefieren otros deportes más populares  por encima de este, si me preguntas es una completa tontería ya que opino que cada deporte es genial, pero mi opinión no es válida ya que yo simplemente soy una fanática del deporte.

Por otro lado, con esta cadena televisiva no cobro un sueldazo, sino por el contrario, gano lo justo para poder vivir en un apartamento a veinte minutos del centro de la ciudad, y que a duras penas tiene una habitación, una cocina y un minúsculo baño. Es cierto que el piso es demasiado pequeño, pero la decoración que le puse, que no es mucha, durante este año y medio le ha dado su encanto, a pesar de que, mis padres me dijeron que podían pagarme un apartamento en mejores condiciones y localización, yo no quise aprovecharme de el dinero de ambos. Así que durante todo este tiempo, me he tenido que adaptar.

Últimamente me he estado replanteando buscar otras ofertas laborales, porque a pesar de que le tengo mucho cariño a la empresa, no me ofrece aquello que realmente busco y a pesar de que sí, en un principio le veía futuro, ahora puedo afirmar que no. Las condiciones laborales son bastante deplorables, por no hablar de que me hacen trabajar más horas de las acordadas y que en algunas ocasiones no me pagan.

Anna –mi mejor amiga– me ha aconsejado que debería dejar el trabajo, pero simplemente me da miedo que al dejar ese trabajo, no encuentre otro y llegue a perder la poca estabilidad económica de la que dispongo en estos momentos.

Siento como mi móvil empieza a vibrar sobre la mesita de estar y de inmediato lo cojo, apartando el portátil a un lado, lo enciendo y me doy cuenta de que es el número de mi jefe.

De inmediato me inquieto porque :

1: Es sábado y él no llama a nadie los sábados

2: No me ha llamado durante todo el tiempo que trabajo con él jamás, ni cuando casi me peleo con una de la novia de un jugador de Waterpolo cuando me dijo que estaba ligando con su novio, obviamente no pasó eso, pero las novias celosas son personas tan irracionales

—Hola buenos días Sr Leonas, ¿Cómo se encuentra?. —Inquiero nada más responder.

—Buenos días a ti también Heather, todo bien, gracias por tu pregunta. –Hace una pausa y siento como mi corazón empieza a tronar por los nervios. –El otro día Susan y yo estuvimos revisando las cláusulas de tu contrato, ¿Sabías que terminaba tu contrato ayer?.

Suelto un suspiro entrecortado y de inmediato me doy cuenta hacia dónde se dirige el rumbo de la conversación. —Tenía consciencia de ello, Sr Leonas, pero pensé que usted me diría algo al respecto.

Lo cierto, es que sabía que mi contrato terminaba pronto, pero no esperaba que fuera tan pronto.

—Lamento decirte lo que te voy a decir, pero Susan y yo hemos estado revisando las finanzas y hemos notado que nuestra audiencia ha bajado durante este mes visiblemente, haciendo que de esta forma nuestras finanzas bajen —Explica y yo siento como mi corazon no para de acelerarse más y más, quería buscar otro trabajo, pero no ahora.— y lamentablemente, la única solución que nos queda para acabar con estos problemas y no llevar a la quiebra la empresa es prescindir de algunos empleados, entre tú, Heather; De verdad que no es nada personal, eres una periodista grandiosa pero simplemente no podemos permitirnos tener tantos empleados o por lo menos, en este momento.

Colisión [Proceso] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora