Capítulo 2. Nuevos inicios.

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Siempre he amado viajar, de hecho, si le preguntas a mis padres cuál era mi trabajo ideal de pequeña, te dirán sin ninguna duda, que piloto. Sin embargo, este viaje lo siento diferente a los otros que he realizado a lo largo de mi vida y no sé, si es porque esta vez me despido de mi ciudad natal, de aquella que me ha visto crecer o, porque sé, que durante mucho tiempo voy a estar alejada de mis seres queridos.

Esta mañana, me levanté lo más temprano posible para terminar de guardar las cosas y ultimar los últimos detalles. También, visité a mis padres quien no se tomaron nada bien mi marcha a Londres. De hecho, mi madre se puso a llorar y yo tuve que huir de esa casa antes de derrumbarme y no irme a Londres. Mi padre por otro lado, tampoco amó la idea al principio, pero cuando le dije que iba a trabajar con pilotos de la fórmula uno casi se pone a saltar de alegría.

Después de esa mañana y tarde atosigada por los sentimientos, decidí que podía ser buena idea relajarme, por lo que pasé toda la tarde leyendo hasta que llego la hora de mi marcha. Algunos momentos en la vida nunca crees que vayan a ocurrir -o por lo menos, a ti- estamos acostumbrados a vivir sumidos en la monotonia, y cuando algo diferente ocurre nos alertamos o nos sentimos reacios, eso fue lo que sentí yo al cerrar la puerta del que fue mi hogar durante un año y medio y ver como -literalmente- cerraba una puerta y a su vez, abria otra.

Ahora mismo, me encuentro enmedio del aeropuerto, esperando a que nombren por los intercomunicadores la salida de mi vuelo. Durante la media hora que llevo aquí, me he dedicado a crearme una nueva cuenta de Instagram ya que la que anteriormente tenía estaba llena de fotos absurdas y sin sentido que me quitaban toda la profesionalidad, incluso tenia una foto en la cual llevaba el pelo rojo, cuando me lo teñí a los ¡quince! y ahora tengo ventiuno.

También he decidido que es hora de hacerme un cambio de look, asi que, mañana voy a darme un paseo por el centro e ir a una peluqueria para que puedan hacermelo. Creo, que es hora de dejar el rubio y volver a mi color natural.

Aburrida, me meto en mi nueva cuenta de instagram y me pongo a stalkear a todos los corredores que dentro de nada, podré llegar a conocer en persona. Observo a Salam Dwyne, Nicholas Bennett, Zac Collins y obviamente, a Alex Maldini, quién es el mejor corredor hasta el momento, no ha perdido ninguna carrera en lo poco que lleva de temporada y a mi me complace que sea uno de los corredores de mi escuderia, ya que siempre nos llevamos victoria y puedo restregárselo a mi padre; a pesar de que es el mejor corredor del momento, su actitúd me tira totalmente hacía atrás, pues como he podido ver en diversas entrevistas, es frío, arrogante, sarcástico...

En definitiva, todo aquello que detesto en un hombre.

Después de un rato revisando sus redes sociales como una fan obsesionada, decido guardar el movil en el bolsillo trasero de mi pantalón y recorrer las distintas tiendas del Aeropuerto de Los Ángeles ya que si sigo un minuto más sentada en esta silla de plástico voy a acabar convirtiéndome en un zombie.

                                🏎

—El avión con destino a Londres, despega en diez minutos, por favor dirijase hacía su vuelo. —Escucho la voz de la mujer y salgo corriendo de donde me encuentro, había comprado una empanada, ya que me moría de hambre, pero con mi suerte seguro que no me da tiempo a acabarla de aquí que llego a recepción.

—¡Mierda!. —Exclamo en voz alta al ver a toda la gente del aeropuerto que se mueven de un lado a otro sin apenas dejar espacio para que puedan pasar a los demás. Creo que meto empujones, codazos y maletazos pero no me paro a revisar a la gente en ningún momento ni a disculparme con ellos, simplemente me dirijo hacía la recepción mientras me termino mi empanada.

—Buenas tardes, señorita. —Me dice la recepcionista y yo respiro agitada después de la larga carrera.

—Buenas tardes. —Digo y le tiendo el billete de avión que el Sr Henry me ha proporcionado por correo, ella lo coge y lo revisa detalladamente, también noto como me mira de arriba a abajo y frunce el ceño débilmente. Yo frunzo el ceño y la miro muy seria, ¿Tengo monos en la cara?, ¿o qué?.

Colisión [Proceso] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora