¿Había una razón para ser humanos?
Una que fuera mas allá de los sueños, de las metas, de los anhelos.
¿Habrá una razón para estar vivos?
Una que le diera sentido a tus manos, a tus sentidos, a tus latidos. Una por la que tu corazón debería seguir latiendo, una razón para ver un nuevo amanecer cada día.
A Sanji le gustaba pensar que la unica razón por la que valia la pena vivir, a parte de cumplir sus propios sueños, era entregarle esa vida a otra persona. No podia negarse a si mismo la convicción de que una de las razones por las que el mundo valia la pena era la posibilidad de amar y ser amado. Aunque amaba a Nami como a nadie en el mundo, debe reconocer que ahi no había posibilidades de ser amado de vuelta, le habia ofrecido su testarudo corazon por meses sin que lo aceptara. Por eso estaba dispuesto a olvidarse de ella y encontrar alguien a quien pudiera amar y que tambien pudiera amarlo, a quien pudiera darle todo de si y que lo recibiera con todo el gusto del mundo.
A Nami no le gustaba pensar en una razon para existir porque no creía que hubiera una, el destino era un chiste para ella y el amor uno mucho mas grande. Sin embargo, no podia negar lo nerviosa que se ponía y lo mucho que su corazon latía cuando el cocinero rubio se acercaba a ella, y asi es como el chiste mas grande de todos se burlaba de ella. Sanji estaba prohibido, por mas que lo anhelara, por mas que su corazon latiera fuertemente en su presencia, por mas que se viera tentada todos los dias de matar la distancia y probar los mismos labios que le había dicho una y otra vez lo hermosa que era. No podia permitirse amar a alguien que no la amaba de vuelta, al menos no con la misma fuerza y devoción que ella, por eso estaba dispuesta a olvidarlo a como diera lugar para enfocarse en sus sueños, sus metas.
Destino.
¿Se podia pensar en el destino como un plan divino?
Me gusta mas verlo como un monton de hilos sueltos que a la larga se unen entre si para formar algo mas grande, algo mucho mas fuerte que aquellos pequeños individuos que la componen. Al destino le gusta jugar, por eso cuando los dos enamorados en medio de su silencio agonizante deciden olvidarse el uno del otro decide burlarse de ellos y tras escapar de esa fortaleza marina a bordo de un muy golpeado Going Merry Go atraviesa en su camino la isla de las mentiras.
Un lugar donde no puedes mentir ni ocultar nada, y asi es como los dos enamorados mentirosos se quedan sin armas para defenderse del otro, dejando a corazon abierto todas sus ilusiones.
ESTÁS LEYENDO
La isla de las mentiras
FanfictionSu nombre estaba prohibido, aunque viera su rostro todos los días. Estaba prohibido para sus pensamientos aunque su boca lo pronunciara como si hubiera un peso en él que no la dejaba respirar. Estaba prohibido para su cuerpo aunque clamara por el c...