Usopp esta sentado en uno de los tres sofas con sus piernas tendidas a lo largo mientras tiene el torso recostado del brazo, luce bastante contento he incluso algo sonrojado inclinándose hacia una cereza que le ofrece la rubia que se lo llevo, la líder Lina Lynn, quien lo mira completamente absorta y enternecida mientras el narizón se come la cereza de un bocado.
Me imagine tantas cosas terribles que es hasta fantasioso ver esta realidad tan extraña.
.- Oigan, q... ¡Agh, que asco!- Exclama Zoro quien había venido a apartarnos pero quedo igual de petrificado que nosotros. La voz del peliverde es lo que finalmente llama la atención del narizón quien gira súbitamente hacia nosotros completamente sonrojado con la vergüenza cubriendo sus facciones. Lina Lynn voltea hacia nosotros con una expresión amable.
.- Bienvenidos.- Dice levantándose del banco en el que estaba sentada para enfrentarnos con su porte elegante y poderoso. Su presencia resulta mil veces mas magnética que la de Lana, y eso resulta mucho mas evidente cuando con gracia nos señala los otros dos sofás.- Siéntense, no se queden en la puerta.
Su invitación nos saca del impacto inicial, doy un paso al frente con intención de seguir cuando siento una mano ubicarse en mi espalda baja. Volteo, encontrándome a Sanji distraído.
.- ¿Qué haces?- Pregunto a la defensiva deteniéndome en mi lugar. El gira algo desentendido, pero nota donde esta su mano y la retira al instante.
.- Lo siento.- Se disculpa.- Fue un impulso.
Un impulso, ¿Eh?
Sigo mi camino tomando asiento en el sofá que esta junto al de Usopp, Sanji se sienta a mi lado y así cada uno de los sombrero de paja encuentra su lugar. En medio de los sofás hay una mesita de vidrio con aperitivos y nuestro capitán se sienta lo mas cerca que puede de ella empezando a engullirlos uno por uno, Chopper a su lado, Robin junto a Sanji y Zoro simplemente se acerca a Usopp empujando sus piernas, el narizón las recoge dándole espacio al peliverde quien se sienta con las piernas abiertas y los brazos cruzados.
Un impulso.
En las zonas donde hay más flores las personas ni siquiera pueden evitar decir todo lo que piensan ni reprimir sus impulsos.
Las palabras de Lana resuenan en mi cabeza y cobran sentido al notar que en cada esquina de la habitación hay enormes jarrones con unas grandes y hermosas flores azules iguales a las que había abajo en el restaurante.
Sanji esta tan cerca que su brazo casi roza el mío por lo que me echo hacia atrás recostándome del espaldar del sofá buscando generar un poco de distancia, sin embargo mis deseos son otros y termino deslizando mi brazo por detrás de su codo dejando la mano en su antebrazo. Siento el rostro caliente, solo puedo agradecer que no tenga la camisa remilgada así que todo lo que toco es tela, sin embargo puedo sentir como se tensa bajo mi tacto. Evidentemente es una mala señal, así que lentamente trato de volver a como estaba antes pero se mueve y eso me paraliza. Echa el codo un poco hacia atrás dejando mi mano puesta sobre su pierna con la palma hacia abajo, me petrifico cuando envuelve mi mano con la suya entrelazando sus dedos entre los míos. No podría estar mas roja, pero Sanji pone eso a prueba dándole un suave apretón a mi mano que me tiene con el corazón en la boca.
Veo su rostro por el rabillo del ojo, pero su atención esta enfocada en Luffy al igual que todos los demás y puedo agradecer que el capitán se lleve su atención ya que de esa forma no notan lo roja que estoy.
- ¿Terminaste?- Le pregunta la líder fríamente a Luffy cuando ya ha terminado de devorar el ultimo bocadillo de la mesa. El pelinegro le da una sonrisa amplia.
.- Si, gracias.- Responde inocentemente. La líder asiente.
- Perfecto, ahora...- Una suave ráfaga de viento levanta los platos y bandejas, ordenándolos en una esquina de la mesa delicadamente. La líder se acerca al lugar que dejaron libre, sentándose sobre el vidrio mirando a Luffy fijamente quien le mantiene la mirada sin entender.- ¿Qué pretendes, Luffy?
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La isla de las mentiras
FanficSu nombre estaba prohibido, aunque viera su rostro todos los días. Estaba prohibido para sus pensamientos aunque su boca lo pronunciara como si hubiera un peso en él que no la dejaba respirar. Estaba prohibido para su cuerpo aunque clamara por el c...