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Miles cerró la puerta detrás de él, y se dirigió hacia una de las habitaciones.
Al ingresar, cerró la puerta de la habitación y apoyó su espalda, dejándose caer lentamente.
No sabía que pensar, se sentía irreal, ese hombre estando tan cerca suyo, permitiéndole tocar su cuerpo.
El adolescente quería seguir aquello, pero era tarde para pensar en continuar lo anterior.

Finalmente, Miles se levantó del suelo y se recostó sobre la cama, quería escuchar música para poder distraerse un poco, pero no había llevado sus audífonos con él.
Casualmente, habían unos sobre una mesita de noche a un lado de su cama, los tomó y comenzó a escuchar música, hasta quedarse dormido aún con los audífonos puestos.

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Miles sentía unas enormes manos recorrer suavemente su cuerpo, un aroma embriagador inundó sus fosas nasales, era el olor de Miguel. Podía reconocer ese olor, con toques mentolados que le parecía irresistible. El más bajo gimoteo sintiendo el tacto del mayor, cuando finalmente decidió mirar sobre él, vió a O'hara, sin traje y viéndolo como si fuera un plato de comida recién servida a un hombre que llevaba días sin comer.
Miles se sintió debilitado por la mirada del mayor, sus ojos carmesí recorriendo su cuerpo de arriba a abajo, su aroma y tacto lo volvían loco, pero necesitaba más de él.

Miles suavemente comenzó a tocar el cuerpo del mayor, paseó sus manos por los marcados pectorales de Miguel y presionó sobre ellos, luego sus manos se dirigieron hacia la gran espalda del mayor y la arañó suavemente, volvió a subir, esta vez tomando al gran hombre por su cabellera.
Miles atrajo a Miguel sobre si mismo y besó la mandíbula del mayor, la lamió suavemente y la mordió, provocando un bajo gemido de Miguel.

— Estás emocionado, ¿Verdad? — comentó Miguel, con una sonrisa ladina y una mirada intensa sobre Miles.
— Voy a hacerte estremecer esta noche—.

Eso fue suficiente para hacer que Miles tenga un intenso escalofrío.
El menor mordió ligeramente el labio inferior de O'hara y lo atrajo más en un beso. Miles no tenía mucha experiencia, pero hacía su mejor esfuerzo. Miguel rió entre besos y le siguió el ritmo al menor, pasando una de sus grandes manos por el delgado cuerpo de Miles, acariciando su abdomen suavemente, subiendo lentamente hacia su pecho y pellizcando uno de sus pezones.
Miles gimoteó y abrió su boca, dándole paso a Miguel para poder introducir su lengua, profundizando el beso. Miles trató de seguir el ritmo del mayor, en un intenso baile de lenguas, pero la de Miguel predominaba. El gran hombre tomó a Miles de su delgada cintura, lo levantó ligeramente y lo sentó sobre su regazo, el beso siguió con más intensidad, si es que era eso posible. El menor gimió al sentir la polla de Miguel reaccionando a sus besos, al igual que la suya. Miles estaba duro como una roca bajo sus bóxers y liberaba líquido pre-seminal, necesitaba estar más cerca, necesitaba más de Miguel. El chico bajó sus finas manos por el cuerpo de Miguel, sintiendo cada uno de sus músculos y eso le hizo excitarse aún más, pero Miles quería hacer otra cosa. Recorrió la cintura de O'hara y bajó hasta sus bóxers, tomando el elástico de estos y tirando para luego soltarlo, provocando que lo golpee y haga un sonido que lo animaba a bajar aún más.
Tomó los bóxers de Miguel con ambas manos y los bajó lentamente.

Miguel se dió cuenta de lo que Miles estaba haciendo y rió, mordió el labio inferior de Miles y tiró suavemente. El más bajo abrió sus ojos y se encontró con los del mayor, lo miraba con lujuria y solo podía estremecerse bajo su mirada.

— ¿No vas a terminar lo que iniciaste?— Comentó Miguel burlonamente, refiriéndose a lo que Miles hacía en su parte baja.

En respuesta, Miles terminó de bajar desesperadamente los bóxers. La gran polla de Miguel palpitaba por atención, la boca de Miles se hizo agua al verla.
La tomó con una de sus manos e inició un suave vaivén, Miguel gemía bajo y el menor disfrutaba de la vista frente a él. Pero Miles también necesitaba atención, sentía su polla palpitar bajo sus bóxers, quería tocarse. Con una de sus manos, acaricio por encima de la fina tela y la agarró con firmeza. Miguel vió esto y solo pudo reír, con una sonrisa de lado y una fogosa mirada sobre el tentador cuerpo delgado del menor. Con su gran mano, tomó la polla de Miles por encima de la tela y aplicó fuerza en su roce, provocando que Miles se distraiga de la atención que le estaba dando al palpitante pene de Miguel, pero esto parecía no importarle al mayor.
Bajó los bóxers del adolescente, revelando la erección de Miles, la cual estaba más dura que una roca.

— Dime, ¿Deseas esto?— preguntó Miguel, que observaba a Miles como si fuera una presa a la que está a punto de saltar.

— Si, lo deseo— ronroneó Miles.
El aire estaba caliente a causa de ambos.

Miguel gimió debido a la respuesta del menor, tomó su erección y con manos hábiles, acariciaba de arriba hacia abajo.
El mayor observaba las expresiones de Miles, aceleró su vaivén y el adolescente empezó a gemir más descontroladamente.
Miguel colocó una de sus grandes manos sobre la boca del menor.

—Haz silencio, a menos que quieras que te oigan gemir allá afuera, cariño.— Dice Miguel, quien sonreía orgullosamente mostrando sus colmillos.
— ¿Es eso lo que quieres? ¿Que te oigan gemir como una puta?—

Miles gemía bajo la mano de Miguel, sus palabras lo prendían fuego.
Lloriqueaba debido a como el mayor bombeaba su polla. Miguel retiró su mano de la boca del menor.

— Miguel, voy a... Voy a venir, por favor —

— ¿Es así? Dime, ¿Qué es lo que quieres?— Preguntó Miguel, con una expresión seria y sus ojos mirando con fuego al menor.

— Quiero que me toques, más rápido, si, eso quiero.— Respondió el menor, el placer nublaba sus sentidos y no era del todo capaz de pensar, pero es lo que deseaba.

— Bien dicho, mi Miles— dice Miguel, casi susurrando. Sus palabras eran como veneno corriendo en la sangre de Miles, y el deseaba más de ello.

Miguel aumentó la velocidad de su mano, mientras con la otra tocaba el delgado cuerpo del menor. Se acercó y tomó nuevamente sus suaves y carnosos labios, provocando unos lindos gemidos entre besos.
El más bajo gimió más fuerte, advirtiendo que estaba cerca, Miguel presionó con más fuerza a propósito, provocando que Miles se viniese más rápido y soltara un gemido gutural. Se separó del más bajo, viendo como respiraba tratando de recuperar el aire después de haber tenido un orgasmo.
Miles miró fijamente el rostro del más alto, lo atrajo y le dió un último beso.

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La luz del sol entraba por la ventana, despertando a Miles.
Estaba sediento y algo desorientado, hasta que recordó el sueño que tuvo.
¿Cómo miraría a Miguel a los ojos ahora?

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JAJSJAJAJ buenooo, este fué el tercer capítulo. Fueron los primeros 3 y la verdad disfruté mucho escribirlos, aunque debería poner un poco más de dedicación y detalle en ellos, prometo que eso haré. Espero y lo hayan disfrutado, gracias por leer, adioos

Te Necesito - FlowerFang. Miguel O'hara X Miles Morales.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora