𝗥𝗨𝗡𝗡𝗘𝗥𝗦 - 04

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5:45 A.M.

Nayeon soltó un pequeño bostezo a la par que una nube de humo salía de su boca.

T/n estaba sentada acostada sobre una pequeña camilla debajo del auto, con sus piernas sobresalientes a la rubia le hacían recordar a esos viejos dibujos animados en dónde, cómicamente, el auto caía sobre el mecánico y este salía aplastado como un panqué poco después.

Mientras Nayeon reía silenciosamente, T/n terminó de arreglar la última adaptación al auto, con su rostro manchado de suciedad y aceite.

—Listo -dijo T/n, un rayo anaranjado de luz se posó en su rostro- Mecánicamente está bien, demasiado bien como para haber estado cinco años quieto.

Nayeon vió a la azabache quitar la suciedad de su rostro con un pañuelo húmedo. —¿Que le estabas revisando? -preguntó.

T/n bajó el capó del auto.

—Hace unos meses desmonté el motor para arreglar algunos desperfectos que este tenía de fabrica, al parecer fue comprado días antes del inicio de la infección y nunca fue usada, tenía que asegurarme que todo estuviera en orden -T/n dijo, abriendo la puerta del piloto de la camioneta para allí arrojar su pequeña mochila- Además, debido a que este fue cargado con combustible, su depósito de gasolina estaba altamente corroído por el óxido, así que, obviamente, lo desmonté también para darle una limpieza profunda.

La rubia asintió, entendiendo todo. —¿No fue difícil hacer eso?

—Lo más complicado es desmontar y montar las cosas otra vez, el depósito solo lo arreglé con un poco de agua y mucho, mucho vinagre blanco -esta respondió, luego le hizo señas a Nayeon para que subiera a la camioneta previamente blindada- ¿No se te queda nada?

Nayeon asintió. —Lo tengo todo -esta dijo mientras se subía al auto en el asiento del copiloto, viendo desde la cabina como T/n abrís el enorme portón principal, luego de verificar que no había nada ni nadie cerca la azabache rápidamente se subió a la camioneta, no sin antes lanzar su hacha a los asientos traseros- ¿Nos vamos?

T/n sonrió en respuesta.

La azabache introdujo rápidamente la llave en la cerradura, y tras cerrar sus ojos giró la llave. Tras unos segundos en silencio el motor rugió fuertemente al regresar a la vida después de mucho tiempo. T/n sonrió al saber que todo había quedado bien y en su lugar y puso su mano en la palanca de cambios, arrancando el auto.

Los pocos zombies que estaban por allí giraron sus putrefactas cabezas en dirección del sonido. Sus bocas expulsaron años y años enteros de descomposición al aire en medio de gruñidos y gritos guturales, cosa que terminó casi de inmediato para algunos de ellos cuando aquella enorme camioneta de color negro les pasó por encima.

Dentro del auto, T/n encendió la radio de este con la esperanza de escuchar algo, pero como había pasado desde hace años este solo era un ruido estático de fondo. Cómo siempre, no había nada.

𝗥𝗨𝗡𝗡𝗘𝗥𝗦 | ᴺᵃʸᵉᵒⁿ ʸ ᵗᵘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora