𝟣. 𝐓𝐡𝐞 𝐟𝐢𝐫𝐬𝐭 𝐧𝐢𝐠𝐡𝐭

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𝐋𝐘𝐀𝐍𝐍𝐀

Sobre sus rodillas, Lyanna se encontraba arrodillada, el frío del suelo del burdel se filtra a través de su vestido raído. Sus manos se afanan en la tarea ingrata de limpiar, mientras los sonidos de éxtasis de una pareja cercana se entrelazan en el aire, formando una melodía impura que se cuela en su conciencia.

Sus ojos, velados por pestañas largas y oscuras, exploran con una mezcla de resignación y curiosidad el entorno que la rodea. Las paredes desconchadas y cubiertas de un velo de sombras atestiguan secretos oscuros y encuentros efímeros. Velas titilantes derraman una luz tenue sobre la escena, sus destellos intermitentes revelan fragmentos de un mundo lleno de máscaras y deseos oscuros.

Los muebles gastados por innumerables noches de pasión silenciosa parecen sostener historias sin fin. Un espejo empañado refleja imágenes distorsionadas de aquellos que se entregan a placeres fugaces. Una brisa tenue se cuela por la ventana entreabierta, llevando consigo ecos de las calles adoquinadas y susurros de historias inacabadas.

A través de las cortinas semitransparentes, las risas de varias mujeres se entretejen como una melodía liviana y curiosa. Sus ojos, llenos de una chispa de intriga, observan la escena con un matiz de diversión, como si fueran espectadoras de un espectáculo secreto y cautivante. Los gemidos extasiados de la pareja cesan de repente, como si la expectación en el aire hubiera congelado incluso el sonido.

La pequeña multitud de curiosas observadoras se disipa en un susurro, como hojas llevadas por el viento de la noche. El silencio que sigue es efímero, y en su lugar, un hombre de cabellos platinados y ojos violetas emerge de las sombras. Su presencia irradia un aura magnética y poderosa, un contraste llamativo en medio de la intimidad que acaba de ser interrumpida.

La luz titilante de las velas baila sobre su rostro de rasgos marcados y elegantes, arrojando destellos fugaces en sus ojos penetrantes. Su figura es alta y esbelta, con la gracia de un depredador que camina en territorio propio. La curiosidad y la admiración parecen danzar en las miradas furtivas de las mujeres, mientras susurran entre ellas, creando un susurro suave y contenido.

El hombre de cabellos platinados avanza con una seguridad innata, como si el mundo estuviera a sus pies. Su presencia arranca suspiros silenciosos, y a medida que pasa junto a las cortinas, las mujeres lo siguen con la mirada, como si desearan capturar una fracción de su enigmática esencia. Las risas se han desvanecido, reemplazadas por un respeto silencioso por este hombre de misterio y magnetismo, cuyo mero paso parece haber dejado una huella imborrable en el aire.

Lyanna intentó con todas sus fuerzas mantener sus ojos alejados de la figura enigmática que avanzaba hacia ella, como una fuerza imparable de la naturaleza. Sin embargo, su resistencia era en vano, ya que el magnetismo del hombre de cabellos platinados ejercía un poder que era imposible de ignorar. Sus ojos finalmente se encontraron con los suyos cuando él se acercó, y en ese instante, una sensación eléctrica recorrió su cuerpo.

El contacto visual se prolongó un instante más de lo esperado, como si el tiempo mismo se hubiera detenido a su alrededor. El hombre, con una mezcla de gentileza y determinación, levantó su mano y suavemente alzó el rostro de Lyanna, examinándola con una atención intensa.

―¿Cuál es tu nombre?― ,preguntó con una voz que resonaba como un eco en el aire.

La respuesta se atascó en la garganta de Lyanna, su mente luchaba por encontrar las palabras adecuadas mientras su pulso se aceleraba. Trató de esquivar su mirada penetrante, pero se encontró atrapada en sus ojos violetas, como si fueran dos imanes que la atraían irresistiblemente.

―¿Acaso te has quedado sin palabras?―, su voz sonaba ligeramente divertida, como si conociera el efecto que tenía sobre ella.

Lyanna se sintió como un animal acorralado, sin saber cómo responder ante la presencia avasalladora del hombre frente a ella. Sin embargo, la intervención de una mujer de cabellos oscuros rompió el silencio incómodo.

The other woman | 𝐇𝐨𝐮𝐬𝐞 𝐨𝐟 𝐭𝐡𝐞 𝐝𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora