LA PUBLICISTA
Marinette
El jueves siguiente cogí el ascensor hasta la planta donde estaba Adrien. Notaba las piernas más débiles que nunca. Me había llevado días recuperarme de la forma en que me follaba, y agradecía profundamente de que ningún miembro de mi equipo hubiera pasado por las oficinas esa noche.
No estaba segura de cómo se suponía que debía tratarlo ni incluso de cómo debía intentar actuar de forma profesional después de eso. No solo eso, sino que ahora él tenía un as bajo la manga y podía hacer que me despidieran según la cláusula de confraternización si hacía algo que no le gustaba en las próximas semanas.
Así que para evitar que volviera a suceder, había utilizado tres de los días para asuntos personales a principios de la semana para poder trazar un plan. Pensé aparecer cuatro horas antes todos los días. De esa manera, solo tendría que estar cerca de él durante cinco horas por la mañana, el mismo tiempo que nuestros subordinados estaban cerca de nosotros, y él no podría atraparme a solas.
—¡Buenos días, señorita Dupain! —me saludó su secretaria tan pronto como salí del ascensor—. Ha llegado hoy muy temprano. ¿Por qué?
—Buenos días, Rosé —dije—. Tengo mucho trabajo que hacer
—¿Necesita que le eche una mano?
«Sí, en evitar a tu jefe…».
—Solo necesito la llave de la sala de reuniones. ¿Está el señor Agreste?
—¿Tan temprano? —Se rio y me lanzó una llave—. No. Estamos solas.
—Genial. —Llevé los dosieres a la sala de reuniones y vi la rueda de prensa de la semana anterior.
Todo había sido positivo, de nuevo. Revisé los correos electrónicos para asegurarme de que las apariciones en eventos seguían en curso y noté que tenía más correos electrónicos de otras firmas de relaciones públicas.
|Asunto: Por favor, dime que al menos te está pagando un millón… Te lo mereces.|
|Asunto: Buen trabajo. ¡Felicidades!|
|Asunto: No, en serio. ¿Qué tipo de droga has suministrado al señor Agreste?|
Me reí y me recosté en la silla.
Comencé a escribir las tareas que debía hacer mi equipo durante la semana, y cuando levanté la vista, vi a Adrien mirándome desde la puerta. Me resultaba muy tentador, con unos pantalones grises y una camiseta negra.
—¿Te importa si me uno a ti? —No esperó una respuesta; simplemente se acercó a mí.
—¿Qué pasaría si te dijera que me importa?
—No haría ni caso. —Sonrió—. ¿Por qué has llegado cuatro horas antes de tiempo?
—No podía dormir. —Me encogí de hombros—. Además, se me ocurrió que tenía mucho sentido llegar antes y estar bien preparada para la reunión final sobre la estrategia de acciones con la junta directiva. —Hice una pausa—. ¿Por qué has llegado cuatro horas antes?
—Vivo en un ático, al otro lado de la calle —explicó—. Además, tengo instalada una alarma que suena cada vez que alguien que no es Rosé accede a esta planta fuera de horas de trabajo.
—Bueno es saberlo.
—Creo que estás intentando evitarme últimamente. —Me miró a los ojos—. Porque hemos follado y sinceramente crees que lo utilizaría en tu contra…
—No estoy tratando de evitarte. —Mentí—. Tienes un calendario muy ocupado, y quiero estar segura de que todo marcha bien.
—Has mantenido mi agenda en marcha desde el día en que comenzaste a hacerlo —dijo—. Y si crees que vas a salirte con la tuya llegando cuatro horas antes todos los días, pensando que así solo tendrás que tratar conmigo cinco, estás muy equivocada.
No dije nada. Me quedé allí, sin palabras.
Sin otra palabra más, recogió todos mis dosieres y los puso en mi caja. Luego me cogió de la mano y me hizo levantarme de la silla.
—¿Vas a llevarme a tu despacho para que pueda terminar allí? —pregunté.
—No. —Me sacó de la sala de reuniones, hacia el ascensor—. Te voy a enseñar exactamente adónde debes ir cada vez que tengas ganas de venir a trabajar cuatro horas antes. Una pista: es mi ático.
—¿Y si decido que prefiero venir aquí?
—Vendré a buscarte de nuevo. —Apretó los labios contra los míos cuando las puertas se cerraron —. O te follaré en la sala de juntas. Pero como soy un caballero, te dejaré elegir.
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UN CLIENTE DESCARADO (Adaptación)
De TodoHoy es, oficialmente, el peor día de mi vida... Me he despertado tarde -después de una noche loca con el hombre más guapo y descarado que he conocido en mi vida-, mis dos mejores clientes de mi agencia de relaciones publicas me han dejado y mi compa...