CAPÍTULO QUINCE

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Los viajeros se sentían como cazadores persiguiendo a su presa, con los latidos del corazón acelerados y la adrenalina corriendo por sus venas mientras corrían a través de los pasillos oscuros, esquivando todo lo que estuviera a su paso con la ayuda de los lentes infrarrojos.

La oscuridad era palpable y solo ellos podían ver claramente en medio de aquel caos.

La tensión era igual o incluso más palpable mientras se acercaban a su objetivo final, sabiendo que cada segundo contaba.

Finalmente, cuando llegaron al salón principal, donde pudieron percibir la gran silueta en medio del salón. Por sus características supieron que era el líder de los Hasunohana, y sin perder más tiempo y antes de que la luz se restableciera, atacaron sin medida al sujeto.

Los más fuertes del grupo se abalanzaron como bestias y lo amordazaron lo mejor, uniendo fuerzas para hacerle una llave y así inmovilizarlo en su totalidad.

Todos suspiraron aliviados cuando lograron su objetico justo en el momento en el que la luz regresó y llenó el lugar con su resplandor.

Con cada gruñido y cada movimiento desesperado del líder, la emoción y la adrenalina aumentaban, hasta que finalmente lograron someterlo.

El aire lleno de un silencio pesado, interrumpiendo solo los jadeos de los viajeros exhaustos, sabiendo que habían triunfado en su misión.

Con más calma los viajeros miraron a su presa inmovilizada con una mezcla de triunfo y terror.

La silueta masiva del líder de los Hasunohana yacía inmóvil en el suelo, pero su mera presencia seguía siendo aterradora.

Su mirada fría y calculadora se clavó en ellos como un cuchillo mientras volvía a luchar como un animal atrapado en una trampa.

Los viajeros sabían que no podían bajar la guardia, que la más mínima distracción podría significar su fin.

Con sus corazones aun latiendo con fuerza, se prepararon para enfrentar cualquier cosa que pudiera venir después.

Takemichi y Keitaro fueron los primeros en acudir en ayuda de la joven Ryoko, quien permanecía atónita en su lugar de lo que acababa de pasar, sobre todo después del violento enfrentamiento que tuvo con su padre.

Los dos muchachos se acercaron con cuidado para atender sus heridas, pero antes de que pudiera hacer algo, Ryoko los apartó bruscamente con un manotazo y los fulminó con una mirada llena de furia.

- ¿Qué hacen aquí? - Siseó, clavando su mirada en Keitaro. – Sobre todo tú, maldito traidor.

Takemichi intentó acercarse de nuevo, pero ella lo rechazó con un fuerte golpe en el pecho, demostrando una fuerza que no creía posible en alguien de su tamaño.

Rebobinar ¦ Tokyo Revengers ¦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora