Cᴇʟᴇsᴛɪɴᴏ

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𝖯𝖾𝗋𝗌𝗈𝗇𝖺𝗃𝖾𝗌: 𝙹𝚘𝚑𝚗𝚗𝚢 𝙲𝚊𝚐𝚎 𝗑 𝗅𝖾𝖼𝗍𝗈𝗋𝖺.
𝙰𝚍𝚟𝚎𝚛𝚝𝚎𝚗𝚌𝚒𝚊𝚜: 𝙻𝚒𝚐𝚎𝚛𝚊 𝚖𝚎𝚗𝚌𝚒𝚘́𝚗 𝚍𝚎 𝚜𝚖𝚞𝚝.
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Mentiría si dice que no lo ama, pero a ella no le importa mentir.

Se unió a las fuerzas especiales como una más, la monotonía del ejército nunca la abrumó, hasta que llegó él. Lo reconoció como el famoso actor de acción, Johnny Cage, aunque le avergonzaba admitir que nunca vio ninguna de sus películas, eran bastante malas, pero nunca lo dijo en voz alta. Al parecer él también asistió al gran torneo del Mortal Kombat, en donde conoció a Sonya y Jax e inesperadamente uniéndose también al equipo de las fuerzas especiales.

Al principio ella lo vio como un compañero más, a contrario de muchos de los soldados ahí, que consideraban que era inadecuado que Johnny se uniera a ellos, pues pensaban que era un payaso no acto para formar parte de las fuerzas defensoras de la tierra, pero la fémina nunca lo vio así.

Bromas, risas, golpes amistosos, meriendas... todo compartido con él, debido a que no era demasiado difícil entablar una amistad con Cage, a los ojos de la soldado, el luchador era una luz capaz de iluminar una ciudad entera si es que quería.

— Ese chiste fue horrible, cállate. — A pesar de sus palabras, el tono de ella estaba lleno de diversión, sus ojos ligeramente cerrados debido a que la comisura de sus labios estaba acomodada en una pequeña sonrisa, mientras su cabeza se movía de un lado a otro en señal de claro desacuerdo.

— ¿Malo? ¡Nada de Johnny Cage es malo! — Exclamó el mientras hacía muecas exageradas y claramente acompañadas de una risa descarada llena de un narcisismo que era de alguna forma encantador.

Es cierto, nada de Johnny Cage es malo, ella estuvo mentalmente de acuerdo, obviamente sin admitir en voz alta que estaba cayendo irremediablemente a los brazos del actor, aunque no era la única.

El silencio permaneció en la habitación por unos segundos, los ojos de él observaban atentamente la reacción de ella, buscando tácitamente algún apoyo o consuelo en la situación.

— Oh... así que... así que la general Blade está embarazada. — La voz de la mujer salió en un murmuro, todo su autocontrol concentrado en mantener firme su voz, observando fijamente la pared frente a ella mientras asiente con la cabeza en entendimiento. Tonta, pensó, claramente su amor era unilateral.

— Eso parece, solo fue una vez pero al parecer un arrebato fue suficiente para que ella quedara embarazada. — Menciona Johnny mientras pasa una mano por su cabello, su otra mano sosteniendo su teléfono móvil, sus labios fruncidos dramáticamente en un puchero, sin haberse percatado del verdadero impacto que tuvo la noticia en su amiga. — Le pediré matrimonio, no quiero que mi hijo o hija viva sin un padre, quiero intentarlo, quiero a Sonya.

Aquellas palabras fueron suficientes para terminar de romper la frágil línea que aún mantenía su corazón, ella casi pudo escuchar la forma en la que se quebraba en pedazos que serían imposibles de juntar nuevamente. Pestañeó varias veces, suprimiendo de forma efectiva las lágrimas mientras le daba el apoyo que él necesitaba en ese momento.

El tiempo pasó, la pequeña Cage era una chica encantadora, su nombre era Cassie. La unión fue bien recibida por los soldados, al final también aceptaron a Johnny y se ganó poco a poco el reconocimiento de los militares, siendo uno de los miembros más importantes de las fuerzas especiales.

Ella se alegró por el, de que haya formado su familia y que haya conseguido el sitio al que pertenece, aunque el distanciamiento fue inevitable. Él ahora tenía una hija, una esposa, claramente no podían ir por ahí como cuando eran más jóvenes, ambos tenían responsabilidades que cumplir y el tiempo parecía cada vez más escaso.

Aunque los problemas no tardaron en venir, no era secreto para nadie que Sonya estaba demasiado sumida en su trabajo, su familia se vio comprometida y se creó una grieta que parecía difícil de cerrar. Cassie creció viendo las diferencias entre sus padres, las constantes peleas y reproches, Sonya siendo prácticamente una madre ausente mientras Johnny dio todo de sí para que su hija nunca se sintiera sola a pesar de la indiferencia de su madre.

— Está bien, encontrarás una solución, siempre lo haces. — La voz de la chica era calmada, su mano acariciaba lentamente la espalda de Johnny en un intento de reconfortarlo, sin saber muy bien que hacer, sus pensamientos desordenados y confusos, sintiéndose culpable de que la noticia del posible divorcio de la pareja le haya alegrado.

— No sé que hacer, todo se fue a la mierda. — Las palabras de Cage salen en un susurro roto, el viento llevándose la poca fuerza que usó para pronunciar sus palabras entre sollozos, sentado en la cama mientras sus manos tapan su rostro, recordando las veces en las que discutió con su esposa, sin saber muy bien como fue que en tan pocos años su familia empezó a quebrarse poco a poco, a pesar de su estado intentando encontrar consuelo en la presencia de su querida amiga, su mente trabajando para sanar el dolor propio sin saber que provocaba el de ella, cruzando un límite que debió haber respetado.

Así fue como terminaron, suspiros saliendo de los labios de ella mientras respira entrecortadamente entre besos, las mejillas de ella teñidas de un ligero tono de rosado, el color prácticamente oculto por la tenue iluminación de la habitación, los dedos femeninos enredándose en el cabello del contrario para jalarlo imposiblemente hacía ella, intentando cerrar una distancia prácticamente inexistente entre ambos cuerpos, los cuales estaban enredados en un abrazo íntimo. Los pensamientos de la mujer desconectaron, siendo desvanecidos en los suaves gemidos que escapan de sus labios ahogados en los besos robados, los labios del hombre devorando con avidez los de la fémina al mismo tiempo que sus cuerpos se mueven en una sinfonía apasionada, perdiendo todo razonamiento o entendimiento al momento de probar aquello que ella misma marcó como prohibido hace mucho tiempo, aquello que siempre quiso.

Un error del que claramente se arrepintió.

Debió intuirlo, pero estaba demasiado hambrienta de su toque para poder razonar adecuadamente en aquel acalorado encuentro. Debió intuir que estaba mal. Debió intuir que aquel momento robado no significó nada.

Los ojos de ella siguieron a Johnny y Sonya entrenar felizmente en el gimnasio de las fuerzas especiales, aparentemente reconciliados, la risa de Cassie seguida de la de sus padre, los fuertes brazos del Cage rodear a su esposa mientras se besaban, además de la mueca de asco de la menor al observarlos, agregando un aire cómico a la acogedora escena familiar.

Los puños de la mujer se cerraron a sus costados, aclarando su garganta mientras se daba media vuelta para retirarse, evitando ver la escena, finalmente golpeándose mentalmente con la realidad, una que no quiso aceptar voluntariamente, pero que tuvo que comprender de mala forma, lo entendía, lo sabía. Ella siempre será la otra mujer.

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⏰ Última actualización: Aug 21, 2023 ⏰

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𝖬𝗈𝗋𝗍𝖺𝗅 𝖪𝗈𝗆𝖻𝖺𝗍. (𝖮𝗇𝖾 𝖲𝗁𝗈𝗍𝗌)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora