𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨

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Haerin estaba sentada de nuevo frente a mí, al igual que Hanni. Están observándome, y yo de repente les poso la vista. Llevan así dos días, intentando descubrir que era un dedal y la importancia entre Danielle y yo. Por cierto, esa parlanchina ni siquiera se ha acercado a preguntarme la hora.

Me resulta raro, sí, que de repente se desaparezca dejando esa duda. ¿Le gustó mi beso?

—¿Qué es un dedal?

Vuelven a preguntarme. Las observo, suspiro fuerte y niego con la cabeza, rascando mi nuca y el puente de mi nariz casi de manera espontánea.

Y no. No tengo la menor idea. También me la he pasado observando todo, recordando la primera conversación que he podido, desde que tengo memoria de que me gusta. He intentado recordar si alguna vez, extrañamente, hablamos de eso. Si la palabra tenía algún significado, o si la película se lo daba.

He llegado a la conclusión de que es una chica muy rara, y que le ha llamado dedal a un beso solo porque es de una película.

—Fue el beso que le di, se los llevo repitiendo los últimos veinte minutos.

Hanni está resignada, comiendo de poco a poco sus papitas. Da igual, no tengo ganas de hablar con una sis de mis sentimientos innecesarios. Además, Hanni sabía suficiente desde que me dijo "la besaste". La peor parte de todo, que fue innegable decirle que muero y me desvivo por Danielle Marsh.

Haerin, por su parte, golpea su frente y se niega a dejar de lado el tema. Aunque por un momento, su mente se despeja y se dedica a hacer otras preguntas.

—Min —me llama Haerin, la miro y alzo la barbilla. Haerin se acerca un poco a mí y sonríe. —¿Qué sentiste cuando la besaste?

¿Qué sentí cuando la besé?

Mh... Veamos. Sentí como mi corazón se aceleraba, y mis manos empezaban a temblar. Sentí su corazón detenerse porque estaba tan cerca mía. Mi estómago me dió un aviso, al dejar salir aquellas mariposas. El mundo se detuvo, y parecía que sólo estábamos ella y yo, juntas, muy juntas.

Sentí que el mundo era mío.

Me sentí viva y feliz.

¿Qué sentí?

—Sentí todo muy... Lindo. Perfecto.

Creo que Haerin esperaba más. Pero, no soy tan extrovertida. Me costaría decirle que amaba aquellos labios, y que si pudiera, los comería día a día como el postre más dulce de mi hogar.

Hanni ríe en voz alta, y se acerca a Haerin.

—No te preocupes, Rin. Cuando Minji dice algo así, la intensidad es multiplicada por mil. No dice todo lo que piensa.

—Ya veo —responde Haerin. Comienza a leer su libro, y después de algunos minutos de reposo, voltea a verme de nuevo. —Cuando besé a Hanni Unnie, sentí un dinosaurio.

No sé que fue peor. Que yo me atragantara con mi propia agua, o que Hanni Pham estuviera ahogándose con media papa a la mitad del esófago. Ella se levantó deprisa de su lugar, tomando su cuello entre un sonrojo (o la asfixia, cualquiera de ambas) y tosiendo. Y para cuando Haerin se puso de pie para ayudarla, Hanni ya estaba bien, cubriéndose el rostro de vergüenza.

—¿Ustedes se besaron?

—Bueno...

Hanni me mira, luego a Haerin. Se sienta en su lugar, seguida de la menor y sonríe algo incómoda.

—Sí, nos besamos —me responde.

Haerin volvió a mirarme, creo que me examinaba con cuidado. Pasaba y yo podía sentir su vista en cada una de mis facciones, creo que estaba leyendo mis actitudes.

—¿Por qué no buscas tú a Danielle? —me pregunta.

Siempre tengo respuestas para las preguntas. Pero aquella vez, creo que me quedé en blanco.

—No lo sé.

Hanni seguía en su lugar, lloriqueando ante la gran revelación (así lo veía ella, pero un beso entre ellas ya no me sorprendía, se veían bastante compatibles, unidas, bastante buenas juntas), la veía de repente pero no me hacía caso, a nadie de hecho.

Ahora bien, ir a buscar a Danielle después de haber tenido un rechazo indirecto y luego una bienvenida diciendo que le agradó el dedal...

Demonios ¡Yo no era psíquica o adivina!

—Quizá debas buscarla tú —Haerin me sonríe. Mira a Hanni, quien está con la frente escondida entre sus brazos, apegada a la mesa donde estamos. Haerin empieza a acariciarle el cabello a Hanni. —Después de todo, ella siempre te buscó a ti.

¡CÁLLATE! | Husseyz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora