Capitulo 24

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Lo siento, decía la primera línea.
Me habría gustado mucho crear primaveras contigo.
Y eso fue lo que terminó por destrozarme.

Pétalos de papel/Iría G. Parente, Selene M. Pascual.

Recorro el pasillo que lleva al salón de clases, aunque mi cuerpo esta aquí, mi mente esta en la luna, entró tomo asiento en frente de Josh, el asiento de Charles y Edwin están vacíos...

El examen no estuvo tan complicado, así que felicidades he concluido mi educación media superior. Salgo del instituto dirigiéndome a casa.

—¿Arzul? —pregunta una voz ronca.

Me quedo como una estatua esa voz, maldita sea es Edwin.

La noche de la fiesta empieza a dar vueltas por mis pensamientos, Edwin inhalando aquella droga que creí jamas volver a ver, por que eso me recuerda a mi pasado y no lo quiero volver a vivir, las lágrimas se asoman por mis ojos a punto de crear un mar infinito.

No llores, tranquila estas bien.

Me giro hacia él tiene la respiración acelerada, no para dé tocarse el puente de la nariz, que esta completamente roja.

Lo miro a los ojos, mientras el sostiene mi mirada.

Esto no esta bien, necesito decirle que lo que hace esta mal.

¿Pero como seré capaz? Si cada vez que lo veo no soy lo suficientemente capaz de decirle la verdad.

Entonces llego un recuerdo a mi mente, papá borracho, drogado, entrando a mi cuarto, para después golpearme.

Me alejo de Edwin a una distancia posible, por que veo en él a mi padre a punto de lanzarse hacia a mi para golpearme, para hacerme daño cada vez que se le daba la regalada gana.

Me mira confuso, como si fuera una extraña para él, o él para mi aquello me duele, frunce el ceño, se da media vuelta perdiéndose entra la multitud.

Y sin mas lágrimas salen sin poder contenerse.

Vuelvo a casa corriendo, llorando por que no seré capaz de decirle que se aleje de eso, tengo miedo de que me lastime como lo hizo mi padre porque me costo mucho salir de ahí, y no pienso volver. Entro a casa y voy a mi habitación, dejo caerme en la cama, envolviéndome en las sabanas.

Sujeto las sabanas con fuerza, como si aquello fuera mi salvación, siento una opresión en el pecho.

Esto es imposible para mi, me estoy haciendo daño, pero no soy capaz de detenerme, y se que esta mal, lo se perfectamente, pero estoy tan débil, que no lo soporto.

Y ese fue otro error.

Mi error fue no decirle que lo que hacia estaba mal...

Los días siguientes son extraños para mi, despierto, desayuno, voy a clase, regreso a casa, cenó y me duermo, Oscár a estado muy ocupado, lo cual hace que Josh y Charles, vengan a verme, Charles a estado muy apagado últimamente, mientras que Josh es lo contrario, se enoja a cada rato, tratando de contenerse así que mejor no le digo nada.

Recuesto mi espalda en el respaldo de la cama. Ya es de noche, el viento entra por la ventana que se encuentra abierta, a mi mente viene Edwin entrando por ahí para verme, ojala y estuviese aquí conmigo.

Desvió mi mirada, no quiero recordar por que duele.

Aunque daría todo por estar con él.

Giro mi mirada a la ventana nuevamente y ahí esta, con unos jeans desgastados, chaqueta negra, tenis blancos.

Cuando todo termineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora