Capitulo 27

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Si supiera qué decir para hacerle tanto daño como él me ha hecho a mí,
lo diría. Y se lo repetiría mil veces para que supiera lo que se siente cuando
te toman el pelo de esa manera y luego te hacen pedacitos.

After/ Anna Todd

Desperté y miré a mi alrededor, aquella habitación donde me encontraba no era en la que yo me había quedado dormida, era una hermosa habitación con tres ventanales que me regalaban una hermosa vista de la ciudad, un hermoso tocador color blanco, una cama sueve, a los lados había una mesita con una lujosa lámpara, una lámpara colgante adornaba el techo, era como si estuviera en la habitación de una princesa, aquella habitación me pertenecía, ahí viví miles momentos especiales a su lado, ahí me sentía segura.

Mi cuerpo adolorido no me dejaba moverme, así que decidí mirar hacia mi izquierda, ahí junto a mi cama había un sillón, y en él se encontraba él.

Russell.

Él notó mi mirada, la misma que me regalaba Edwin cada vez que yo me sentía sola, ahi tenia la viva imagen del amor de mi vida.

Intenté sentarme pero fue imposible, al intentarlo un dolor sacudió mi vientre y me deje caer en la cama.

—Keyla no, te harás daño —habia compasión en sus palabras, me ayudó a sentarme, sentándose a mi lado.

El silencio invadió la habitación, sentí que mi corazón sangraba. Y ahí rompí a llorar otra vez.

—Tranquila hija todo estará bien —sus brazos rodearon mi cuerpo y deje que lo hiciera, lloré mientras él me decía una y otra vez que todo estaría bien.

—Lo siento Russell —me disculpé apartándome de él.

—Esta bien Keyla no importa todo está bien —se pasó una mano por él cabello y eso me recordó a Edwin.

—¿Necesita algo? —pregunte con un nudo en la garganta.

—Lamento lo que pasó.

—No fue su culpa.

—Claro que la fue, fue mia por no haberlo educado bien.

—Todos cometemos errores.

—Lo se hija, no lo niego.

Asentí mientras miraba por él ventanal.

—Keyla se que estás sufriendo, pero necesito que dejes a un lado todo y te concentres en ti.

—¿A que se refiere?

—A que salgas del país.

—Edwin lo mando ¿Verdad?

—No —nego—. Esta vez te lo pido yo, Keyla tienes que vivir tu vida, y si te quedas aquí solo vas a sufrir por qué lo tienes a tu lado, aunque no sea en la manera que lo deseas.

Aquellas palabras me hicieron comprender, tenía razón, tenía que irme aunque eso significará ir al origen de mis pesadillas, tenía que hacerlo por mi.

Tenía que cumplir lo que le prometí aquella vez.

Promete, que seras feliz si la vida te aleja de mi, promete que seguirás tus sueños, promete que no dejarás que el tiempo de haga daño, promete que seras feliz con aquella persona que se quede contigo aunque no sea yo, promete que seras fuerte por los dos, promete que no dejaras que los recuerdos te arrebaten la felicidad, pero sobre todo, prometeme que no dejaras que nadie te haga daño.

Tenía que hacerlo por mi, por él bien de ambos.

—Esta bien —susurre.

—Gracias —se acercó y me abrazó con fuerza —espero que algún día puedas perdonarlo —susurro.

Me quedé sin palabras no sabía que decir.

—Adios Keyla.

—Adios Russell.

Lo vi desaparecer, mi mirada volvió al ventanal, empecé a sentir mucho calor, me levanté a duras penas y fui al cuarto se servicio, empecé a desnudarme poco a poco, quedando solo con un conjunto de encaje color azul, me pare frente al espejo de cuerpo completo, me quede helada al ver los morados esparcidos por todo mi cuerpo, lo vivido empezó a rondar por mí cabeza, llore a gritos mientras rompía el espejo, lance cosas por todas partes quería morir, me habían hecho daño una vez más.

Llore desconsoladamente, lo necesitaba a mi lado, lo necesitaba mas que el aire para respirar.

                     ←★♥∞♥★→

—Y bien Keyla ¿Que pasa?

—Tengo que decirte algo Oscár.

—Te escucho —tomo mi mano invitándome a hablar.

—Siento mucho lo que pasó... Perdóname por no haberte escuchado.

—Keyla no pasa nada, todo está bien.

—Lo se Oscár —respire profundo —. He tomado una decisión.

—¿Si?

—Si, regresaré al País —se quedó helado al oír mis palabras, sabía que serían un golpe duro para él, pero tenía que hacerlo por mi bien.

—Keyla no...

—Lo se Oscár, sabía que reaccionarías así pero no puedo seguir aquí duele, y yo necesito sanar.

—Pero Keyla, es que —se veía perdido no sabía que hacer.

—Ambos sabemos que seguir aquí me hará daño.

—Lo se —el silencio invadió mi habitación Oscár no sabía que hacer.

—Esta bien Keyla, volverás al país.

—Gracias Oscár —lo abraze con todas mis fuerzas, él hizo lo mismo.

Lo escuché llorar, me miró a los ojos y salió de mi habitación con el corazón herido.

Sabía que le dolía pero tenía que hacerlo, tenía que volar de aquel lugar.

Por qué aquello ya no me pertenecía, tenía que buscar algo que fuera para mí.

¿Por qué a mí?

¿Que hice para merecerme esto?

Hay más de siete millones de habitantes en la tierra, y yo tuve que vivirlo.

Vivir la desdichada de la vida, vivir el dolor de un amor que creí que sería correspondido.

Vivir un sin fin de problemas.

¿Es que la suerte nunca estuvo de mi parte?

¿Que hice mal para que viviera esto?

¿Toda mi vida sería así?

Nunca lo supe, y supongo que nunca lo sabré.

Nunca recibí respuesta.

Por yo nunca busqué la respuesta, solo la viví.

Y así sería hasta que dejara de existir.

Pero ¿Saben una cosa?

Nunca me voy a arrepentir de haberlo conocido, de abrirte la puerta de mi corazón, él  me dijo que si se iba prometería no buscarlo. y aquí estoy cumpliendo lo que te prometí, aunque duela, aunque por dentro este muriendo.

Yo no lo busco, ya lo espero, le deje la puerta abierta por qué ambos sabíamos que a él le pertenece la llave.

Aunque aquella es su decisión, así que siempre lo esperaré, hasta que todo esto se acabe, hasta que ya no haya estrellas, hasta que todo deje de brillar, yo lo esperaré.

Pero por el momento me toca Empezar de nuevo y ser feliz.

Deje que pasarán los días, me dolía ya no verlo, no le dije a Charles y Josh lo que haría, por qué sabía que no me dejarían ir.

Yo era la única que los mantenía de pié.

Pero un día, llegue a la conclusión de que tenía que irme.

La noche se asomaba por la ventana, me senté en el pequeño sofá que estaba cerca del ventanal.

Tomé mi pluma y una hoja y comencé a escribir.

Cuando todo termineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora