Capítulo 9

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BARAK

Barak no pudo terminarse su sopa. Se sentía tan impaciente, que era completamente incapaz de disfrutar de la comida.

-¿Alguien ha pensado en que haremos después de marcharnos de este establecimiento? -preguntó Barak, sin poder ocultar su inquietud.

-¿De qué hablas? -contestó Zale.

A diferencia de Barak, el muchacho de cabello rizado parecía no tener ningún problema para comer. Incluso, Barak llegó a pensar que Zale terminaría por pedirle el resto de la sopa que no había consumido.

-La misión -sentenció Barak, con un poco de dureza en la voz-. No podemos ir a ciegas a cada paso del camino. Hay que pensar en un modo eficiente de llegar a la frontera con Severia y Zunn.

-Tu mismo lo dijiste -dijo Naomi-. Debemos conseguir un carruaje.

-Viajar sobre pegasos sería más rápido -murmuró Sky.

-Nadie le rentará un solo pegaso a un grupo de desconocidos como nosotros -dijo Aelia, deslizando su plato vacío hacia el centro de la mesa-. La gente de Vintos es muy desconfiada. Nadie estará dispuesto a intercambiar algo tan valioso como un pegaso con un montón de forasteros.

-El transporte no es el único inconveniente -añadió Barak, ganándose nuevamente la atención de todos en la mesa.

Cansado de que Zale no apartara los ojos de su humeante plato de sopa a medio comer, Barak lo deslizó hacia él y permitió que se lo acabara. Después, Barak metió la mano en su mochila de viajero y sacó el mapa de Fenrai que la Bibliotecaria de Almas le había entregado.

-La forma más rápida para llegar a la frontera es cruzando el Bosque del Este -comenzó a explicar Barak, destendiendo el mapa sobre el espacio libre en la mesa-. Nos tomará menos de dos días llegar hasta la frontera. El único problema es que ese bosque está marcado como reserva ecológica y no se nos permitirá el acceso.

Barak había trazado un camino nuevo con un lápiz rojo que conducía hasta el punto en el mapa que indicaba la ubicación de una de las tres reliquias que buscaban.

-¿No sería más fácil rodearlo? -lo cuestionó Sky.

-Eso nos tomará más días de viaje -contestó Barak, bruscamente-. Me disculpo si hice conclusiones precipitadas, pero tenía le impresión de que a todos les urgía conseguir su deseo lo más pronto posible.

Un silencio incómodo reinó en la mesa por un par de minutos en los que los cinco simplemente se dedicaron a compartir miradas inexpresivas o a contemplar sus platos vacíos.

-¿Y cómo vamos a infiltrarnos en ese bosque prohibido? -preguntó Zale, rompiendo el silencio.

-Supongo que nadie en el escuadrón cuenta con poderes de lunaris ilusionista, ¿cierto? -dijo Barak.

No hubo ninguna respuesta, lo que obviamente significaba que la afirmación de Barak era correcta. Entre las muchas habilidades de un lunaris ilusionista, se encontraba la capacidad de envolver en un manto de invisibilidad a una o varias personas.

-Creo que ya sabemos cuáles son nuestros primeros objetivos; conseguir un carruaje y a un lunaris ilusionista que quiera acompañarnos -comentó Aelia.

Esperaron a que Zale terminara de comer lo que quedaba del plato de Barak y salieron discretamente de la posada. La plaza del pueblo era relativamente grande, por lo que decidieron dividirse en dos equipos; Sky y Naomi buscarían un lugar en donde rentar una carreta, mientras que el resto del escuadrón investigaría si había algún ilusionista en el pueblo que pudiera ofrecerles sus servicios.

El Escuadrón EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora