El Escuadrón Estrella

Capítulo 14

NAOMI

Lanzaron una moneda de plata al aire para decidir que sección del primer piso debían investigar primero. El resultado fue a favor del ala izquierda de la fortaleza. Deambular por los pasillos resultaba un poco confuso e intimidante, pero Naomi confiaba en que lograría detectar a un posible individuo peligroso antes de que este intentara atacarlos.

Le reconfortaba el hecho de traer su jabalina consigo. Cualquiera supondría que, debido a la baja estatura de Naomi, se le dificultaría manejar un arma tan larga, pero en realidad era sorprendentemente hábil. Llevaba varios años practicando y había llegado al punto en que cualquiera que la desafiara a un combate corría el riesgo de salir muy mal parado. Su baja estatura e inofensiva apariencia también la ayudaba a tomar a sus contrincantes desprevenidos.

Sin embargo, uno de los más grandes defectos en Naomi era su impaciencia. Casi siempre se metía en problemas por no saber esperar a que las cosas siguieran su curso natural, y esa misma impaciencia comenzaba a manifestarse mientras revisaban cada habitación de la primera planta en busca del cinturón de rubíes. El viaje en carreta la había desgastado. Añoraba su cómodo camarote que tan poco había tenido la oportunidad de disfrutar en la Constelación de la Garza. En ese momento solo deseaba encontrar el cinturón de rubíes para regresar lo más rápido posible a aquel cómodo camarote.

Estaba tan inmersa en sus pensamientos que no se percató de que Sky y ella habían llegado a la entrada de una de las torres de la fortaleza. Fue Sky quien llamó su atención con una exclamación.

—¡Naomi! —dijo Sky, con voz de alarma—. ¡Nuestros brazos! ¡Algo les ocurre!

Asustada, Naomi dirigió inmediatamente su mirada hacia su mano derecha y comprobó lo que Sky predicaba. La pequeña marca con forma de libro sobre el dorso de su mano derecha, prueba de su trato con la Bibliotecaria de Almas, había adquirido misteriosamente un leve resplandor blanco. La marca en la mano de Sky actuaba de la misma manera.

—¿Qué puede significar? —le preguntó Sky. Sus ojos demostraban confusión y un poco de temor.

—Cre—creo que debe ser una señal de que nos encontramos cerca de la reliquia —respondió Naomi, igual de desconcertada que él—. Como si fuera una especie de detector mágico.

Sky asintió lentamente y volteó su cabeza hacia la entrada de la torre.

—¿Deberíamos buscar a los otros ante de entrar ahí? —preguntó Sky.

—Si las marcas de ellos funcionan igual que las de nosotros, eventualmente nos toparemos con ellos. Es mejor idea adelantarnos y tomar la reliquia para salir pronto de esta fortaleza.

Naomi comenzó a avanzar hacia la torre a paso lento, pero seguro. Sky la siguió de cerca. Inmediatamente después de que entraron, descubrieron que una escalera de caracol conducía a los niveles superiores e inferiores. Como ninguno de los dos sabía cuál dirección era la correcta, decidieron lanzar otra moneda al aire. En esta ocasión, el resultado dictó que debían descender.

Sky iba adelante. Tenía su arco preparado para disparar por si llegaban a toparse con algún atacante. Bajar las escaleras les tomó aproximadamente ocho minutos. Poco después de llegar al nivel inferior, se encontraron con una serie de túneles subterráneos en completa penumbra. Poca luz se filtraba a través de algunas hendiduras en el techo, afortunadamente, el tenue resplandor que emitían las marcas de Naomi y Sky era suficiente para que pudieran recorrer esos túneles sin tropezarse.

Sin un rumbo fijo, decidieron comenzar a investigar el túnel que tenían a la izquierda. Naomi agarró con firmeza el frío metal de su jabalina. Menos de cinco minutos después se haberse adentrado al túnel, los dos se toparon con lo que parecían cuartos para almacén y algunas celdas sucias y vacías. De vez en cuando, sus pies se topaban con huesos de diferentes tamaños y algunos montoncitos de pelo de dudosa procedencia. Lo más inquietante era que también encontraron rastros de hollín y marcas de pequeños incendios.