CAPITULO 3

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VERÓNICA

Objetivo del día: Sobrevivir.

Por los vientos que soplan, tal vez terminaría casándome con esa palabra algún día, puesto que, es lo que más hago en mi día a día.

A veces me sorprende lo descuidada que puedo ser, como para no ver el golpe venir hacia mí, como sucede justo ahora.

No vi venir ese maldito golpe.

—De pie—me ordena, Jasmine.

Mi respiración se encuentra agitada y mi cuerpo se rehúsa a continuar, desde muy temprano hemos estado ella y yo. Jasmine ha decidido enseñarme ella misma algunas técnicas de defensa.

—De pie—repite, en el mismo tono autoritario.

Suspiro y vuelvo a levantarme. Ella me observa y comienza a caminar a mi alrededor, de pronto, se detiene frente a mí, su mirada es inexpresiva, lo cual no me permite sacar alguna deducción de lo que puede estar o no pensando sobre mí.

Tal vez piensa que soy la peor y que no sirvo para esto, sin embargo, cuando pienso que me regañará, hace todo lo contrario, con su barbilla hace un leve movimiento hacia la derecha y se da la vuelta, comenzando a caminar, indicando que la siguiera.

Recorremos en silencio el extenso patio, me mantengo detrás de ella, siguiendo cada uno de sus pasos y, también carcomiéndome por dentro.

No conozco mucho a Jasmine, ni a mi padre-sí, ahora le digo así-, pero, ella es de ese tipo de persona, que, con solo verla, sabes que ha pasado por mucho para forjar ese duro carácter que tiene, con solo decir las palabras correctas, ella puede convencerte de hacer o no algo. Es increíble su capacidad para convencer a las personas, siempre mantiene una conducta recta y firme en cada una de sus decisiones, y eso, es una de las cosas que me he dado cuenta en el poco tiempo que la conozco, es decir, tres meses.

Lo cual, me motiva más, porque quisiera ser como ella, quisiera reflejar del mismo modo esa confianza en mí.

Seguimos avanzando, ya hemos dejado el invernadero atrás, en donde se encontraba Ethan y mi padre, estudiando un poco sobre botánica.

En las pocas veces que mi padre ha tenido tiempo para conversar conmigo, me ha dado el siguiente consejo:

Debes aprender sobre todo un poco. Esa suma de ese nuevo conocimiento que busques de adquirir, podría crear una gran diferencia en tu vida. Nada de lo que se aprende es en vano, siempre, es necesario.

Charles es un buen padre, es decir, no es de esos padres amorosos, pero, creo que, es mucho mejor de lo que alguna vez llegué a pensar que tendría, porque él me da libertad.

Libertad que no tendría en otro lugar de este pueblo.

La semana pasada, me colocó de tarea leer sobre un tema en específico, yo podía escoger el tema, pero, existía una trampa, el también leería sobre ese tema y, tendríamos un debate al llegar el fin de semana, en la biblioteca, solo él y yo.

Mis argumentos debían ser mejores que los suyos, en más de una ocasión me caí, no es nada fácil competir con él, pero, no me fue tan mal, puesto que, me felicitó en cierto modo.

El objetivo de la actividad era hacerme pensar, tener la capacidad de crear mi propio criterio sobre un tema en específico y defender lo que pienso. Esta semana tendremos otro debate, así que debo demostrarle que sí sé pensar.

Suena extraño, ¿cierto?

Me refiero a la idea de que debo enseñarle que sé pensar, pero, ciertamente, tiene mucha lógica, porque estamos esclavizados en pensamiento.

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