"Uhm Hola Mi nombre es Yoo Kimi Realmente no se como decir esto, pero tengo a tus hijos conmigo, y estaba pensando que talvez te gustaria tenerlos de regreso. Así que se llamame"
O donde un omega secuestra por accidente a los cachorros del guapo a...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Despierto, es una bola de fuego al que quiero besar un momento y golpear al siguiente. Dormido, es angelical. No hay comentarios sarcásticos o amenazas de violencia.
Su rostro es tan suave y pacifico mientras paso lentamente mis dedos a través de su cabello.
—Asno —murmura. Sonrió.
Está soñando conmigo.
Sé que debería estar escabulléndome de vuelta a mi dormitorio, pero no me puedo forzar a mi mismo a dejarlo todavía.
No sé cuándo voy a tener la oportunidad de hacer esto otra vez, así que quiero saborearlo.
De todas formas, cuando escucho un choque en la cocina, sé que es hora de ir a ver a los pequeños monstruitos que están despiertos.
Quito el seguro de su puerta antes de cambiar de parecer e irme por la ventana de vuelta a mi cuarto.
Estoy contento de que haber tenido suficiente sentido común como para ponerlo en el primer piso.
Sin hacer ruido, hago mi camino por el pasillo. Me gusta espiar a mis niños. Nunca sé qué van a hacer al encontrarlos.
—¿Por qué tenemos que comer el cereal con leche? —escucho a Gyu preguntar—. ¿Por qué no jugo? Es una bebida de desayuno.
—Mi mamá me dijo que las vacas podían enojarse e iban a dejar de hacerla, pero Pa dice que mamá está llena de esa palabra que se supone que no debo decir —dice Leeseo.
—Me pregunto si papá nos dejaría tener una vaca. Así no tendríamos que ir al supermercado a cada rato —contesta Gyu amablemente.
—¿Qué están haciendo, cachorros? —pregunto, haciendo notar mi presencia.
Los dos cachorros voltean a verme con sus almohadasos.
—Haciendo el desayuno —sonríe BeomGyu—. ¿Quieres leche o jugo con tus bolitas de cocoa?
—Leche —contesto rápidamente—. ¿Les puedo ayudar con algo?
—Puedes ser el que levante a mamá —dice Leeseo, luciendo un poquito asustada con la idea—. Él trató de hacerme cosquillas hasta la muerte la última vez que lo hice.
Rió.
—Está bien. Te salvaré esta vez.
—Gracias, Yeonjun —sonríe.
Hago algo de mezcla para waffles y les enseño cómo usar la máquina. Realmente, todo lo que tienes que hacer es presionar un botón, así que me imagino que no me van a dar muchos problemas.
Por supuesto, entonces deciden averiguar qué tan grandes pueden hacerlos, y tengo que intervenir.
Cuando tenemos todo terminado, me ayudan a poner la mesa en el patio.