Introducción

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Yibo nació en la cuna de una familia de Mafia italiana, la madre de Yibo era una alfa italiana que enamoró a un joven omega chino que estaba de turista por el país.

La conexión fue tanta que al omega no le importó saber que su alfa pertenecía a la mafia. Del fruto de su amor nació Wang Yibo. Quién a sus seis años había ido de caza con su madre y había matado a su primer venado. Y poco tiempo después mató a un beta que se quiso pasar de listo con su padre omega.

A sus veintidós años tuvo un hijo pero la omega la cual era su pareja no sobrevivió al parto y los doctores no puedieron salvarla.

A sus treinta Yibo se apoderó del imperio que su madre habia sostenido durante largos años, aún seguían vivos pero ella y su esposo preferían viajar por el mundo y hacer todo eso que nunca hicieron juntos.

Yibo a pesar de ser padre soltero pudo sostener con fuerza el imperio Wang.

Ahora a sus cuarenta y dos años era el capo italiano más temido del mundo. Pero aún así tenía una debilidad, su hijo y su nieto. Wang Wangji quien a su sorpresa creció como un fuerte alfa, alto, fuerte y sobre todo guapo. El orgullo de su padre.

— Papá, ¿iremos de caza este año?. — Habló Wangji dejando de lado su libro de historia China.

— Sí, claro, pero luego de la caza iremos a China. — Yibo miró a su hijo asentir con felicidad. —Además te mereces unas vacaciones luego de aquel altercado. — Prendió un cigarrillo y se lo llevó a la boca, llevando el humo a sus pulmones para luego soltarlo por la naríz.

— Pero fue bueno. — El alfa menor soltó una pequeña risa.

— Panterita sucia. Te gustó acostarte con esa omega, ¿Verdad?. — Yibo conocía bien a su hijo.

— Ella me lo pidió, me dijo que me quería dar las gracias por matar a su maltratador marido. Debiste verla, estaba tan sedienta, padre. Ni siquiera le importó que su ex esposo este moribundo mientras me la follaba. — La pantera de Wangji gruñía de satisfacción en su interior de solo recordar eso.

Yibo solo sonrío ante eso, su hijo algunas veces podía ser igual o peor que el en ese ámbito.

— ¿Y tu?, ¿Volvió esa omega con infulas de reina para que la folles y le des un par de verdes?.

El alfa mejor negó mientras acomodaba su cabello negro y algo gris hacia atrás. — No lo ha hecho, aunque la última vez me dijo que le pareciste atractivo.

— Ah no. No, yo no me acuesto con la misma persona dos veces.— Wangji sintió un escalofrío recorrerle la espina dorsal. —Recuerda que gracias a eso ahora soy padre soltero.

— Porque tu mataste al omega que embarazaste. — Aclaró.

— Obviamente, no quiero estar atado a alguien, suficiente con Yuan. — Wangji suspiró y luego cayó en cuenta. — ¡¿YUAN?! — Gritó levantándose del sofá en donde descansaba.

Yuan solía ser muy escurridizo para tan solo tener un año de edad.

— Aqui papi. — Apareció el cachorro con el arma de su padre entre sus pequeñas manos.

Wangji caminó hacia el y tomó el arma de las manos de su hijo y revisó si la había vaciado con anterioridad y respiró tranquilo al notar que sí y le devolvió el arma al cachorro.

— Mi nieto es un gran alfa. — Yibo halagó notando como Yuan se sonrojaba.

Desde que los cachorros cumplían su primer año de vida se sabía su segundo género y para la familia Wang fue un completo honor saber que él linaje de los Wang seguiría fuerte aún con el pequeño Yuan quién se supo que nació alfa.

Mafia WangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora