Unos golpes en la puerta de su habitación detienen los movimientos de la mujer, dejando el cañón sobre el trapo extendido sobre la mesa se acerca a la puerta, al abrirla se encuentra con un cadete, éste la saluda formalmente antes de hablar.
-Teniente Morrigan, el Capitán Yamamoto solicita su presencia en su despacho- la teniente asiente asintiendo con la cabeza al saludo del cadete antes de cerrar la puerta. Soltando un suspiro vuelve a su mesa para montar rápidamente el arma, tras años de práctica podía hacerlo con los ojos vendados. Guardando el arma en la funda de su pantalón sale de su habitación rumbo al despacho del capitán quien la hace pasar inmediatamente con una pequeña y dulce sonrisa.
-Me había llamado capitán- saluda formalmente a éste, con una seña le da paso a sentarse en una de las dos sillas frente a su escritorio.
-Si, serás trasladada al grupo de fuerzas especiales Estadounidense, el avión de carga estará listo a las once horas- la teniente observa con atención la carta, de la que asume es su orden de traslado, que el capitán desliza sobre su mesa en su dirección, asiente tomándola antes de levantarse de la silla.
-Iré a empaquetar mis pertenencias entonces- eleva la carta antes de despedirse formalmente.
Durante el camino hacia su habitación es saludada formalmente por cadetes y otros tenientes, todos en la base tenían un gran respeto y admiración a la teniente Morrigan, tanto por sus hazañas como por su disciplina. El hecho que a su carácter y personalidad se sumara su belleza hacía que todos se quedaran mirándola dondequiera que ella fuera. Muchos suspiraban al verla pasar, y no sólo era algo que ocurría a los hombres, muchas mujeres llegaban a sonrojarse ante la teniente y es que la teniente Morrigan era alguien que nadie podría olvidar o siquiera apartar la vista.
Una vez dentro de su habitación abre la carta leyendo rápidamente la orden de traslado, debería quedarse en la nueva base durante un año, luego podría decidir si volver a la base japonesa o quedarse en la nueva base asignada. Algo más tranquila sabiendo que el periodo del traslado tan solo sería de un año y que luego tendría la oportunidad de elegir, Morrigan posa la carta sobre la mesa para empezar a guardar sus pertenencias en sus maletas.
Cerrando la última maleta observa el reloj, las diez de la mañana, el avión saldría en una hora, habiendo terminado las maletas podría ir a comer al comedor antes de irse. Unos golpes en la puerta llaman su atención, al abrirla se encuentra con tres cadetes a quienes había estado entrenando las cuatro últimas semanas, éstos la saludan formalmente antes de que el que se encuentra frente a los otros dos, Isamu Yoshida, hable.
-El capitán Yamamoto nos envía a recoger sus maletas teniente Morrigan.
-Ya están todas listas, podéis pasar, iré al comedor- los tres chicos asienten inclinándose respetuosamente adentrándose en la habitación. Morrigan se dirige al comedor dejando que los tres se lleven las maletas tranquilamente.
-La echaremos de menos teniente- una cadete detiene a Morrigan, la noticia sobre su traslado había corrido como la pólvora durante las tres horas en las que la teniente había estado guardando sus pertenencias, todos en la base sabían sobre el traslado y se encontraban tristes por su partida.
-Gracias cadete- ésta sonríe con las mejillas ligeramente sonrojadas antes de saludar formalmente dejando que la teniente siga su camino hacia el comedor.
Tomando una de las bandejas se une a la cola, los que se encuentran delante de ella la saludan formalmente antes de dejarla pasar, no era su obligación hacerlo pero todos admiran a la teniente y siempre la dejaban pasar.
-Querida teniente, le hemos preparado una comida de despedida, la echaremos de menos- Masashi, el cocinero de la base, le entrega una bandeja diferente con los platillos favoritos de la teniente con una gran sonrisa la cual hacía desaparecer sus ojos.
-Gracias Masashi- la teniente asiente con la cabeza antes de dirigirse hacia la mesa de los tenientes.
Poco a poco el comedor empieza a llenarse, el capitán quien había decidido comer también en el comedor se levanta de su asiento haciendo callar inmediatamente a todos los soldados dejando la gran estancia en un silencio sepulcral. Elevando un pequeño vaso con saque centra su mirada en la teniente Morrigan la cual recibe otro vaso con sake por parte de su amigo y compañero, el teniente Takahiro Nakamura, el único que podía fanfarronear sobre su amistad en la base y siendo de los más envidiados de la misma. Tan solo él y el capitán tenían una relación cercana con la teniente.
-Hoy nos despedimos de la teniente Morrigan quien será trasladada a la base estadounidense, tras siete años en nuestra base le damos una amarga despedida, se la echará de menos en la base y esperamos poder tener de nuevo el placer de tenerla con nosotros- la teniente se levanta de su asiento y se toma el sake junto al capitán con una pequeña sonrisa.
-Muchas gracias capitán, ha sido un placer poder trabajar en ésta base y un placer poder entrenar con ustedes- la teniente observa a sus alrededores inclinando ligeramente su cabeza a modo de respeto.
Volviendo a tomar asiento, la teniente termina su comida y sale del comedor junto a Takahiro.
-No puedo creer que te hayan trasladado, bueno, si lo puedo creer, eres una excelente soldado pero todos te vamos a extrañar, igualmente no te desharás tan rápido de mi- advierte el japonés sacando una sonrisa divertida a la teniente.
-Espero que no intentes hacer de polizón, te tiraré del avión de una patada en el culo- ésta empuja con su hombro al teniente haciéndole reír.
-Está bien, tendré que pasar al plan B entonces- éste se encoge de hombros haciendo rodar los ojos a la teniente quien se detiene en el marco de lo que ahora será su antigua habitación donde había pasado los últimos tres años de su vida.
-Si las habitaciones son más grandes que las de aquí pediré inmediatamente mi traslado- bromea Takahiro asomando la cabeza en la habitación, ésta era igual a la suya en tamaño aunque los muebles se encontraran distribuidos de forma diferente.
-Mejor no te diré nada sobre la habitación, ahora que por fin consigo librarme de ti- Morrigan sonríe de lado viendo el gesto ofendido de su amigo.
-Anda vamos, el avión está a punto de salir, ahora que tú te vas es mi hora de brillar y hacer que todos me adoren a mi- éste empuja por el pasillo a la teniente quien niega divertida. Nada más salir del edificio ambos se suben en un jeep para dirigirse hacia la pista de aterrizaje donde un gran avión de carga se encontraba con la compuerta trasera abierta. Junto al avión se encontraban la mayoría de los militares de la base encabezados por el capitán, sólo faltaban los que debían estar de forma imprescindible en la base.
-Morrigan, ha sido un honor poder trabajar contigo, la base japonesa tiene un regalo para ti- el capitán hace una seña a dos cadetes quienes se acercan rápidamente con una gran caja de piel entre sus manos. Situándose frente a la teniente sostienen en alto la caja dejando que ésta la abra descubriendo una katana, sacándola del estuche la observa y la mueve con experta agilidad. El lema de la base se encuentra grabado en la hoja de la katana haciendo sonreír algo nostálgica a la teniente aunque aún no se hubiera ido.
"La victoria de hoy es sobre tu yo de ayer, la de mañana será sobre un hombre inferior"
-Ha sido un honor estar bajo sus ordenes señor- Morrigan se inclina frente al capitán dejando la katana dentro del estuche antes de tomarlo con delicadeza.
El capitán saluda formalmente a la teniente antes de que todos los soldados, de forma simultáneas, se inclinen ante la teniente mostrando el respeto hacia ésta. Morrigan corresponde el saludo antes de subirse al avión.
-Llámame en cuanto llegues- grita Takahiro mientras la compuerta empieza a cerrarse, Morrigan mantiene su mirada en la base hasta que la compuerta termina de cerrarse, tras soltar un suspiro baja su mirada al estuche sobre sus piernas mientras el avión empieza a moverse por la pista, rumbo a la que sería su casa durante el siguiente año.
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Juego de almas
FanfictionCuando las almas se entrelazan es casi humanamente imposible separarlas, pero cuando juegas con fuego puedes llegar a quemarte. Price, König, Ghost y la teniente Morrigan juegan a un juego muy peligroso donde las apuestas son de alto coste, sus alma...