❝Mi corazón le pertenece al chico que bajó las estrellas del cielo solo por mí.❞
→ Para Jin, los corazones de las personas no eran más que juguetes. Nunca le habían importado las lágrimas de los demás ni los sentimientos que pisara por el camino. Fi...
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UN CORAZÓN ROTO.
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Jin miró la televisión cansada, y cubrió su cuerpo con la manta por el frío que sentía. Se encontraba enferma aquella mañana y no había podido siquiera asistir a clases. Quizás debió haberle prestado atención a su hermana mayor cuándo esta le dijo que no debía caminar sin sus zapatos puestos por toda la casa, pero ya no tenía remedio ninguno y el daño estaba hecho. Aunque si era sincera, tampoco le importaba no haber ido al colegio, prefería quedarse arropada entre las mantas mientras veía su programa favorito de arte y manualidades.
━Es extraño que la casa esté tan silenciosa...━murmuró mientras abrazaba la almohada. Realmente estaba acostumbrada a las ruidosas conversaciones de sus abuelos, quienes salieron de compras; a las quejas de su tío porque no le dejaban trabajar tranquilo y a estar siempre en compañía de Sayuri.━El Tío Taishi debió de quedarse dormido otra vez, y se suponía que tendría que estar cuidándome.━sonrió de forma leve al saber que este decidió quedarse en casa para asegurarse de que no se pondría peor.
En cuánto el programa terminó con el presentador despidiéndose con su característica sonrisa, la pequeña decidió levantarse para ir por algo de comer. Sin embargo, su atención se desvió por completo de su estómago hambriento al insistente sonido del teléfono de su tío, quién dormía profundamente como de costumbre sin que siquiera una bomba pudiera despertarlo. Jin hizo una mueca, y se acercó al despacho del mayor para despertarlo, pero no había manera de hacerlo.
━Creo que duerme más que un perezoso... aunque si duerme mucho, no debería tener tantas ojeras.━dijo entre susurros la peliverde, cuestionándose eso como algo en verdad serio. Unos segundos después decidió tomar su teléfono para comprobar si se trataba de una llamada importante, y vaya que sí lo era. Sus manos comenzaron a temblar al momento y en su rostro se dibujó una expresión mezclada entre emoción y temor, preguntándose si debía responder.━E-es Mamá...━murmuró, y de inmediato el brillo volvió a sus ojos.
A pesar de todo, Jin seguía siendo una niña que buscaba la aprobación de su figura materna. Y el recibir una llamada de ella le hacía pensar que aún tenía interés por su hija, porque de otra manera jamás hubiera querido ponerse en contacto con su familia. Unas meras disculpas serían suficientes para que la menor la perdonase y dejara que entrara de nuevo a su vida. Después de todo, seguía esforzándose y esforzándose para que la reconociera, para que su madre la felicitara y le dijera que la había traído al mundo por una razón, porque ella había querido.
