Mermaids

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Los huevos habían duplicado su tamaño desde su concepción. 

Yue Qi y Shen Jiu habían estado comprometidos desde pequeños, cosa que no era rara para las sirenas. La forma en la que dos sirenas se comprometían era un poco... absurda si lo pensabas bien. A cualquier edad podías ofrecer un caracol a otra y si este lo aceptaba entonces ya estaban comprometidos. También era fácil romper el compromiso, solo debías romper el caracol frente a tu prometido en la plaza central del pueblo del reino.

Eran alevines cuando Yue Qi le entregó una caracola a Shen Jiu. 

Es posible que no entendieran por completo lo que eso significaba, pero no parecía importante. Yue Qi y Shen Jiu habían sido inseparables desde que se conocieron siendo alevines. Eran tan opuestos como el mar y el cielo. Yue Qi era el hijo mayor de la familia real, el heredero al trono de su pequeño pueblo, era alegre y muy amable. Shen Jiu era el más pequeño de una familia de agricultores, había aprendido a luchar por lo que quería desde que tenía uso de razón. Se conocieron cuando los padres de Xiao Jiu lo vendieron al palacio para que sirviera al príncipe, al principio había sido malo, pero con el tiempo ambos comenzaron a llevarse bien y a ser inseparables, aún eran jóvenes cuando Yue Qi le entregó la caracola, esas relaciones entre príncipes y plebeyos no era extraña, y no era extraño que los niños se comprometieran de forma inocente, muchas veces rompían el compromiso y se reían de ello poco después, Shen Jiu y Yue Qi no lo habían hecho. 

Yue Qi le había dado una bonita caracola azul verdoso que Shen Jiu aún llevaba atada en el cuello como un collar, se casaron poco después de alcanzar la edad adulta y no mucho después se escuchó la noticia que habían incubado algunos huevos. 

Quien había incubado los huevos era Shen Jiu. Por eso, ahora estaba condenado a quedarse en su hogar hasta que sus alevines nacieran y fueran capaces de nadar por ellos mismos a la vez que comenzaba a aprender de su madre como cuidar de su reino. Mientras tanto, Yue Qi se encargaba de cazar y llevar la comida a su hogar. Eran tres huevos, uno era muy inquieto todo el tiempo y tenía que vigilar que no cayera de la guardería, el otro solo se movía cuando parecía que algo no le gustaba, el tercero era el más pequeño. Los habían llamado Ying, Yuan y Hua.

- ¿Crees que nazcan pronto? - preguntó Qi-ge como todas las noches mientras trataban de hacer dormir al huevo más inquieto al que ya habían salvado dos veces que cayera de la guardería - A-Ying está realmente muy emocionado por conocer a sus papás. 

- Siento que este mocoso será un completo dolor de aletas, A-Yuan también lo será, no sé porqué, pero estoy seguro de eso - bufó mientras tomaba el huevo en sus brazos para tratar de calmarlo, soltó un suspiro mientras tocaba el huevo más pequeño - al menos HuaHua será fácil de manejar. 

Yue Qi trato de no reír. Presentía que su pequeño Yuan se parecería mucho a su esposo... en un buen sentido (quizás). 

- Ya quiero conocerlos. 

- Tienes que esperar - suspiró Shen Jiu - ni siquiera entiendo porque estas tan emocionado... serán varios años tratando que estos pequeños renacuajos problemáticos. 

- Simplemente quiero conocer a los bebés míos y de Xiao Jiu - respondió con una enorme sonrisa en su rostro. 

Shen Jiu soltó un largo suspiro. A veces no podía entender a su esposo, pero suponía que era una cosa que le gustaba de él. Lo positivo que Qi-ge era siempre. Dejo que Qi-ge lo besara y abrazara mientras aún tenía al problemático huevo que no dejaba de moverse entre sus brazos. Era una feliz vida juntos. 

Hasta que... 

Yue Qi despertó sobresaltado. Estaba todo oscuro y silencioso. Toco su frente, aún había algunos hilos de sangre flotando a su alrededor, trató de moverse, pero su cola se encontraba atrapada entre las rocas que se habían derrumbado.

Sweet homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora