Capitulo 7. Cumpleaños.

825 90 9
                                    

Obito crece como cualquier otro niño. Crece más alto, más grande, más viejo. Cada año se afeitaba algunos de sus rasgos juveniles, lijando la suavidad infantil de las mejillas redondeadas y los ojos demasiado abiertos. Afilando sus rasgos, lento pero seguro. Haciéndolo pasar de una vaga idea de 'niño' a un Obito más concreto.

Nadie lo había visto crecer.

Nadie fue realmente testigo de su cambio de bebé a niño pequeño, de niño pequeño a niño. Y nadie verá su cambio de niño a adolescente.

Obito crece y crece. Con cada primavera que pasa, cada cumpleaños que pasa, que no se celebra y se olvida, él crece y crece. Primavera tras primavera. Envejeciendo un año, un año más, un año más.

Otro año para recordarle a su padre que todavía existe. Que es otro año mayor, Obito, la encarnación viva y palpitante del aniversario del fracaso de Zen'in Ogi, sigue viviendo. Que cada año envejece- que con cada primavera que pasa-

Está escupiendo en la cara de la ambición destrozada de Zen'in Ogi. Que está bailando sobre la tumba de eso. Con cada año, con cada primavera-

Cada día que sigue creciendo.

Que su existencia es el quid del dolor de Zen'in Ogi, y si fuera así,

Entonces viviría. Sólo para que pueda escupir en la cara del hombre.

Toji había pensado, entonces, que había algo divertido en eso. Algo para reírse y reflexionar sobre la ironía. Algo para ver a un niño elegir vivir su vida con el propósito dedicado que causa a su padre tanto dolor como él a él.

Ojo por ojo.

Una vida para una vida.

Mi sufrimiento y tu sufrimiento.

Entre los dos, solo existe el vínculo enfermizo y retorcido de lo que se suponía que era el de padre e hijo. Demente y retorcido, tan enfermo como el mundo del jujutsu en el que ambos nacieron.

Nunca podría haber existido el concepto de familia dentro del Zen'in.

Pero este es mucho peor que el lote habitual. Es algo violento, creciente, combustible. Una cosa insidiosa que está dispuesta a explotar con un susurro, pero solo se empapa por la negativa de Ogi a avergonzarse más y el conocimiento del escándalo que causaría.

(¿Pero qué pasa con la razón de Obito?

Nadie lo sabe. Porque ellos no habían preguntado y él no había respondido.

Pero si Toji lo dijera ahora, entonces-)

Obito crece, como lo hace cualquier niño.

Pero tampoco lo hace.

Obito crece y no se siente como si hubiera cambiado en absoluto. Bastante-

Obito crece, y parece que así es como debería haber sido todo el tiempo.

Obito crece, y se siente como si solo hubiera estado creciendo hasta convertirse en lo que debería haber sido todo el tiempo.

Toji mira al chico ahora, de diez a once. No hay nada que contar sobre cuánto ha cambiado el chico y Toji no se había preocupado de documentarlo mucho. Pero algo se está gestando dentro de Obito, y parece que con cada año que pasa, se está acercando a eso.

Lo que sea que es.

Mira a Obito ahora, diez cumpliendo once. El niño todavía usa la misma túnica oscura, sus ojos aún más oscuros. Lleva el pelo corto como de costumbre y su expresión es de plácida neutralidad.

Mira a Obito ahora, diez cumpliendo once. Se siente como si nada hubiera cambiado en absoluto. Se siente como si Obito solo hubiera crecido un año y siguiera siendo el mismo niño que era el año anterior, cuando tenía nueve años y cumplió diez.

Obito Zen'in | Jujutsu KaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora