Neblina.
Baje del auto con un gusto amargo en la garganta, un gusto cargado de tristeza y soledad... Pero, nada que un café con mucha azúcar y un pan de chocolate no resuelva, así que como tenía unos minutos antes de que empiece mi clase, camine hasta la cafetería más cercana.
Me gustaba caminar, a veces como mi madre salia a caminar por el pueblo, escuchando música dejaba fluir mis pensamientos.
Caminando observaba las expresiones de cada persona que pasaba por la calle.
Muchas personas haciendo compras, tramites, algunos ejercitandose.
Había muchas ojeras, caras largas y algunos buenos días que se lanzaban rápido.¡Buen día! Decían Marta y Susana cruzándose por la calle.
¿Qué tal? ¿cómo le va?
Le decía Jorge a Luis pasando por el la verdulería sin esperar respuesta y recibiendo un asentimiento de cabeza desde la silla donde custodiaba que no se roben la mercadería en exposición.Me paro frente al "Café dorado" y ojeo por el ventanal, si había mucha gente no perdería mi tiempo. Por suerte, mi sed de cafe seria saciada, habia poca gente,
- Buen día- digo en general entrando al local. El pueblo es pequeño, y esta poblado por gente mayor, chapada a la antigua, si entras a un lugar si saludar en general, eres un extraño, o un mal educado, de cualquier forma te mirarían mal, y te lo aseguro.
-Buen día- dicen algunos hombres de traje desayunando en una mesa cercana.Me pongo en la fila y medito ¿que sería mejor que un pan de chocolate? ¿y si pido un jugo? ¿o llevo algo para compartir? ¿y si ya compro para almorzar? ¿con quién almorzaría? ¿con quién celebró mi cumpleaños? ¿y si me aisló? ¿qué pasaría si...?
- Siguiente!- La cajera me interrumpe los pensamientos.
-Buen día, quería un café cortado con un pan de chocolate. Para llevar.
- ¿Quisiera la promoción de un café con tres medialunas por...
-No, gracias- le corte de mala gana- quiero lo que te pedí.
Me miro un segundo y en silencio encamino mi orden, me cobra y me siento en uno de los bancos en la barra junto a la ventana, aprovecharia a ver a la gente pasar esperando mi orden.
Por la calle de enfrente veo pasar a un moreno de ojos claros y un muchacho alto y flaco como un poste de luz de ojos verdes y pelo negro. Uno más lindo que el otro. Suspire.-Tansha!- gritan mi nombre en el mostrador, mal, para colmo. Bufo sin ganas de discutir por la mala pronunciación de mi nombre y me levanto viendo como lentamente se alejaban los muchachos, me entregan mi pedido y salgo rumbo a la escuela, ya estaba tarde, como siempre.
Seguí caminando mientras bebía el café cuando un muchacho se me cruza provocando que tropezara y cayera todo mi café sobre ambos.
-Eh presta atención, mujer- murmuró malhumorado sacándose la chaqueta mojada menos mal que es negra pensé.
- ¿Perdón? Vos me chocaste, fíjate por donde vas, Bruto -respondí indignada, encima que me tira mi desayuno, no se hace cargo, hombre tenia que ser.
Nos miramos con furia. Ojos azules vs ojos de miel. El rubio de su pelo caía sobre su frente en ondas despeinadas, lastima que era un idiota, era guapo. Pero era evidente que no era de aquí, lo que lo hace mas idiota. Hombre y citadino.
-Me debes una campera ahora, niña.- dijo con tal tono despectivo que hirvió mi sangre... Pero tan solo me reí. No podría gastar mi energía en un bruto como ese. Ni siendo guapo valía mi tiempo, solo Demian, el si es digno.
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Otoño
Phiêu lưu"Nunca terminamos de conocer a quienes amamos" Esta historia es la de una adolecente, transitando su ultimo año de secundaria con los clasicos conflictos tipicos de adolecente... Pero no es una adolecente normal. Otoño es el primer libro de la saga...