Capitulo III

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Caras y caretas.

Camine con mis auriculares un buen rato, la casa de Naomi era todo un paseo, estaba lejos del pueblo y para llegar había que subir por la colina por un camino empedrado acompañado de naranjos en todo el trayecto, en primavera el aroma a azahar inundaba todo el barrio de la colina e invitaba a pasear un largo rato bajo el sol y la brisa primaveral. Pero el clima no era primaveral, el día amenazaba lluvia y los naranjos ya estaban dando frutos, pero aun verdes, así que el camino no tenía color, era triste. Solo me acompañaban las melodías románticas de Taylor Swift hasta llegar a la casa de Naomi, donde me recibió su abuela, era bajita como ella, con ojos grises y una actitud intimidante.
Me abrió la puerta mirándome con atención, analizándome. Le pregunte si mi amiga había vuelto, pero negó diciendo que aún no había vuelto de la escuela.

- ¿No van juntas ustedes? - dijo acomodando sus lentes para mirarme aún mejor. Uy, Pánico.

-Eh sí, pero yo salí antes porque... me sentía mal, debe estar por llegar- Rio nerviosa y antes de que me invite a esperar adentro, agrego- Nos vemos señora, volveré a ver si me la cruzo en el camino.
Y me aleje rápido antes de que la meta en líos a mi pobre amiga. Lo único que me faltaba era meterla en dramas por mi culpa. De seguro por algo era que no me decía las cosas que le sucedían, no debe tenerme confianza.

Seguí caminando sin rumbo. Vaya a saber dónde se metió esta chica pensaba.

Llegando a la plaza, por donde si o si debería pasar mi amiga para llegar a su casa, me senté en el primer banco que vi, estaba junto a un abundante arbusto y me puse a mirar el cielo nublado. Parecía que iba a llover.
Las nubes aun todas agrupadas, lograban hacer dibujos y formas, todas con una historia. Casi inconscientemente, viaje al recuerdo de mi madre contándome historias bajo el sauce del jardín de mi casa, mirando ambas el cielo creábamos cuentos de princesas guerreras en un mundo mágico lleno de criaturas y seres extraordinarios.

Pase un rato así, hasta que escuche a lo lejos una voz familiar hablando en un tono histérico.

-Ya hablamos de esto, es muy pronto... ¡Y no tengo nada listo! Me niego a actuar de la forma que se me pide, no soy sirvienta de nadie. En cuanto tenga todo preparado y logre hablar con ella los contactare, pero dejen de apurarme porque deberán buscar a otra.

Naomi estaba de espaldas al otro lado del arbusto que era tan grande, frondoso y alto que las chances de que me vea eran escasas.

-Por favor, cálmate, solo necesitaremos saber un tiempo estimado, tiene que estar todo listo para el solsticio de invierno. - Decía una voz masculina que me sonaba ligeramente familiar, seguro era el imbécil del café ¿qué negocios tendrá Naomi con este sujeto?

- ¡Falta un montón! Ni siquiera es otoño aún. No me jodan; todo lleva un proceso. Su tiempo. No apures al peral porque te dará malas peras.

-Nao, sólo te recordamos que necesitamos resultados. -dijo la voz masculina con calma.

- ¿Algo más? Tengo cosas que hacer- vi desde atrás del arbusto que se había cruzado de brazos y usaba su tono de "fin de la comunicación".

-No, nada más, cuídate -dijo el muchacho subiendo a su moto y acelerando desapareció

-Sal de ahí Tania.

Quede dura ¿cómo sabía que estaba detrás del arbusto si estaba de espaldas?

Me levanté del Banco y di la vuelta al arbusto para encontrarme frente a frente con mi amiga.

- ¿Cómo estás? - dije con mis manos en los bolsillos traseros de mi jean.

-Agotada y hambrienta ¿vamos a comer algo al lago?

OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora