Avanzada la noche el bar en donde nos encontramos aún tiene a unos cuantos profesores rondando, pero muchos han decidido irse del lugar para dejar que los de primer año disfruten de su reunión.
Gabriel por alguna razón sigue junto a mi, conversando sobre cosas triviales y algunas más concretas como sus libros. Me tiene completamente hipnotizada la forma en la que se desenvuelve. Está despreocupado, y puede ser también porque el contexto de esta reunión nos permite a ambos estar sentados uno junto al otro sin que nadie nos mire extraño, porque esta reunión era exactamente para eso.
Para que profesores y estudiantes pudieran conectar.
No voy a negar que me tiene embobada, la forma en la que sus labios se mueven y habla con un tono masculino tan sensual, hace que me tenga que relamer los labios cada cierto tiempo. Está tan cerca de mí que siento el calor que desprende su ropa, especialmente cada vez que su pantalón roza con mi pierna desnuda.
Me distrae.
—No pensé que fuera de peso ligero, señorita Miller —dice moviendo su vaso y apuntando al mío—. Esa vez de seguro me diste una impresión diferente.
Además del par de copas de vino que tan amablemente él pidió para mí, las referencias sutiles de Gabriel hacia la noche que nos conocimos, me tienen un poco sobre las nubes.
—Esa vez tú bebiste más —pero yo no soy de las que retroceden a una pelea—. Aunque te daré el beneficio de que fueron en cantidades pequeñas.
Está coqueteando abiertamente conmigo.
—Quizás debí beber más de ti —dice, su tono de voz bajando profundamente—. Hasta embriagarme, tal vez.
Perdí la cuenta de cuántas veces su pierna ha rozado la mía. Trago con dureza.
—Tal vez.
Ladeo mi cabello dejando que caiga sobre mi espalda, no pierdo la oportunidad de ver como los ojos de Gabriel viajan hacia mi cuello y clavículas.
—Por eso mismo es una bendición que nos hayamos vuelto a encontrar —dice sin despegar la vista de mi.
Eso es lo más directo que me ha dicho en todo este tiempo, algo dentro de mí se agita.
—¿Tú crees?
Él asiente llevándose el vaso a los labios. Me fijo con mucha atención en el movimiento de su garganta al tragar.
—Yo creo que esta vez me tocaría a mi —me aventuro a decir—. Esa noche aprovechaste completamente la oportunidad, mientras que yo, solo tuve que presenciarlo.
Su mandíbula se arpieta.
—¿No la pasaste bien esa noche? Me hubieras engañado.
—La pasé bien —concedo—. Pero sé algunas formas en la que lo hubiera disfrutado mucho más.
Y las pensé todas esa misma noche.
Sin darme cuenta le había bostezado en la cara, él quita la mano de mis labios con suavidad y lo miro avergonzada, pero a pesar de todo él no se ve molesto, más bien está sonriendo.
—¿La estoy aburriendo?
Para nada. Estaría escuchándolo hablar toda la noche.
—No es eso, solo que he leído libros todo el día y ahora se está haciendo tarde. Se supone que tengo un proyecto que presentar pronto.
Gabriel asiente con la cabeza comprendiendo lo que quiero decir, porque es su proyecto del que estoy hablando.
—Sabía que tenía una estudiante dedicada —sonríe—. ¿Quiere marcharse ya?
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Devoción (+18)
Roman pour AdolescentsOlivia Miller se había esforzado mucho para ingresar a la facultad de literatura, para ser una gran escritora, por eso cuando recibió su carta de aceptación no dudó en salir a celebrarlo. La noche previa a su primer día de clases conoció a un compl...