𝟎𝟒. 𝐕í𝐧𝐜𝐮𝐥𝐨

940 98 7
                                    

Sus ojos se sacudieron al ritmo del molesto sonido que perturbaba su sueño

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sus ojos se sacudieron al ritmo del molesto sonido que perturbaba su sueño. Por mucho que se restregó por el colchón de su cama, acabó rindiéndose y abrió los ojos, enfocando su adormilada vista en el techo blanquecino de su habitación.

Maldita sea. ¿A quién se le ocurre llamar ahora?

Suspiró desde lo mas profundo de su ser y rebuscó encima de su escritorio sin levantar la cabeza de su almohada. Estaba más dormida que despierta y no pensaba levantarse.

Finalmente sus dedos tocaron la funda de su celular y lo agarró para contestar la maldita llamada.

Posó el aparato en su oreja y tan pronto quiso preguntar quien era, un grito la ensordeció.

—¡Necesito tu ayuda!

¿Quién sería si no él?

Idiota.

Alejó el celular de su oreja dejándolo gritar todo lo que quisiera y cuando vio la hora maldijo toda la descendencia del chico, frunció el ceño de lo más molesta y para relajar un poco su ira se masajeó la sien cerrando los ojos.

Devolvió el celular para poder hablar con él.

—¿Te das cuenta de la jodida hora que es?—a pesar de su furia, su voz adormecida y grave se mantuvo a un tono neutro, no queriendo elevar la voz a tan temprana hora.

—Por favor, RyeOn, necesito que vengas.—el idiota que tenia por amigo sonaba nervioso, hasta podría decir que inquieto.

—Ni muerta.—le respondió sin inmutarse, creía que sería otra de sus estupideces.

O no.

—Se trata de mi vida, por favor. Hay una rata en mi habitación, ahora mismo está debajo de mi cama. RyeOn, sabes que les tengo pánico, joder.—la voz de SeungWon se quebró a mitad de frase, y la alfa pudo darse cuenta que esta vez iba en serio.

Se levantó apurada de entre sus cobijas y mientras se ponía sus zapatillas, le iba diciendo algunas palabras tranquilizadoras a su mejor amigo.

—Está bien, Seung, ya voy de camino. No te bajes de la cama hasta que yo llegue, ¿de acuerdo?

El contrario sólo pudo emitir un sonido en señal de afirmación. Por muy extremo que parezca, su terror hacia esos animales tenía una buena razón de ello. Siempre que las veía su respiración se aceleraba y su cuerpo reaccionaba con horror, temblando del miedo que le causaba verlas.

Y RyeOn sabía muy bien por qué, así que lo que puede hacer por él es ayudarlo a que ese pánico desaparezca. No importaba que se hubiera levantado a las cuatro de la mañana. No ese sentiría tranquila hasta estar con él.

Bajó corriendo las escaleras de su casa y cuando se encontró fuera de esta se aseguró de llevar las llaves y ese objeto tan especial para su mejor amigo.

❝𝐍𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚 𝐀𝐋𝐅𝐀❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora