—¡Vuelvan de nuevo!—le sonrió a la pareja de ancianos, quienes se despidieron amablemente pasando la puerta.
Dejó escapar un largo suspiro lleno de cansancio. Todos en ese lugar llevaban un largo día de trabajo y la gente por suerte iba disminuyendo de a poco.
Y no era para menos, ese edificio era uno de los restaurantes más famosos de la ciudad, con su aspecto rústico y agradable para cualquiera de las edades. Por fuera era simplemente una obra de arte, el diseño arquitectónico era muy bonito y aquel negro y con blanco combinaban a la perfección, le daba un toque serio y a la vez algo despreocupado.
"Restaurante 𝑬𝒗𝒆𝒓𝑳𝒂𝒔𝒕𝒊𝒏𝒈"
Sofisticado, cómodo y con un toque hogareño. Nada mejor para familias y personas que no se atreven a entrar porque se sienten agobiados por el lujo. En este caso era todo lo contrario, ya que su aspecto y las buenas reseñas te incitaban siempre a adentrarte en el lugar.
—Señorita RyeOn, nos va a dar nuestra paga hoy, ¿verdad?—tan pronto cerró el cajero y se giró, se encontró con una de las meseras.
Su rostro no podría estar más iluminado debido a la felicidad por saber que hoy se comía fuera.
El dinero era lo mejor.
La contraria sonrió de lado para después soltar una risa nasal. La miró burlona y asintió, estaba consciente de que la beta amaba algo llamado dinero y su trabajo era bueno, así que no había motivo para negarle su parte.
—Los sobres están en mi oficina. Os los repartiré después a la hora de cerrar.—vio como apretaba los puños y los levantaba en señal de éxito, una escena que a RyeOn le causó gracia.
Podía enviar el dinero directo a su cuenta de banco, pero para ella era mejor cerciorarse de que llegaba a las manos del dueño.
Las horas fueron pasando y no faltaba mucho para que la encargada del lugar empezara a recoger el lugar, el cual no estaba demasiado sucio por la ayuda de sus empleados. No hace falta ni decir lo mucho que agradecía eso, aunque fuera su trabajo.
Cuando se despidió de los últimos clientes, reunió a sus trabajadores y les repartió su parte. Tenían éxito todos los días, así que nunca faltaba un solo centavo.
—¡Gracias por su trabajo, señorita!—todos hicieron una reverencia contentos.
—Sí, gracias a ustedes también.—les sonrió abiertamente.
Pronto todos recogieron sus cosas y salieron del lugar, probablemente irían a comer juntos. Tenían una buena relación entre sí.
—Bueno, a acabar de una vez.
Soltó un largo suspiro y empezó a barrer el suelo, las sillas ya se encontraban levantadas y las mesas limpias, así que no había mucho que hacer tampoco.
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❝𝐍𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚 𝐀𝐋𝐅𝐀❞
RomanceUna 𝐚𝐥𝐟𝐚 con una apariencia y una presencia imposibles de ignorar, un aroma que dejaba a muchos hipnotizados. Ella era la definición de serenidad, pero era hechizante a ojo de los demás. Un 𝐛𝐮𝐫𝐝𝐞𝐥, donde conoce a tres 𝐨𝐦𝐞𝐠𝐚𝐬 en una s...