Uno de los peores días de San Valentín qué habia pasado Guillermo fue uno durante su adolescencia, cuando aún era un chico de 16 años. Y desde ese momento no había sentido un dolor tan horrible ese día.Al menos, no hasta ese momento, cuando pensó que tenia algo con un chico, por primera vez desde Manuel, habia sentido algo romántico hacia nadie a su alrededor. Pero de pronto, llego Andrés, con su fachada despreocupada y dispuesto a aceptar lo que Memo quisiera darle. No pensó salir lastimado con el, pero ni siquiera lo conocía.
Así que ahora simplemente estaba en su apartamento con Antonio abrazándolo como si fuera un niño llorando después de perder su juguete favorito, jamás pensó terminar así en su día favorito del año.
- Ya, Memito, calma, ¿quieres que te prepare un té? o ¿Algo de cenar?... ¿Haz comido algo hoy? - Preguntó con preocupación el Italiano, sin dejar de abrazarlo en ningún momento. Recibiendo solo negaciones por parte del rizado. - Iré a prepararte una pasta y cenaremos juntos ¿si? No tardó. - Beso su cabello con suavidad para luego dirigirse a la parte baja del apartamento a cocinar una pasta casera qué hiciera sentir mejor a su amigo.
O al menos, ese era el plan cuando escucho el timbre y tuvo que ir a abrir. Sintiendo ganas de golpear al hombre que estaba parado frente a la puerta.
- ¿Qué haces aquí? - Respondió con la voz más amenazadora qué salió de el acompañada de su rostro con la expresión más molesta que había en su rostro.
Andres Guardado paso saliva.
- Yo... Ehh ¿Esta Memo? - Pregunto nervioso el de Jalisco.
- Para ti se llama Francisco Guillermo. - Corrigió. - Pero tengo curiosidad. ¿A qué vienes?
- Yo... Creo que mal entendió las cosas. - Suspiró. - No lo estaba ignorando lo juro.
Candreva frunció el ceño.
- Yo, le estaba preparando algo... Dejame verlo, solo quiero aclararle todo. - Suplicó.
- Bien pero si termina peor, te golpeare. - Advirtió dejándolo pasar.
Andres agradeció y camino nervioso hasta la habitación de Memo, lo observó desde afuera y se sentó a su lado.
- Hey...
El más alto soltó un golpe directo a su rostro en cuanto escucho su voz.
- A la madre no sabía que hacías ejercicio. - Se quejo. - Debes venir conmigo, debo aclararte las cosas.
- Dije que no quería volver a verte.
- Lo se, pero las cosas no fueron como crees. No te estaba ignorando. Ven conmigo, dame una oportunidad ¿si?
Guillermo suspiro mirándolo a los ojos, y asintió.
- Okay... Si realmente las cosas fueron como dices, quiero ver de que se trata esa sorpresa por la que me ignoraste todo el día en mi día favorito del año.
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𝘊𝘩𝘶𝘱𝘢𝘭𝘦𝘵𝘢 | 𝘖𝘤𝘩𝘰𝘢𝘥𝘰
FanfictionGuillermo Ochoa siempre ha amado las paletas... Sobre todo cuando se están moviendo en su interior.