Capítulo 2

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Título: "No más polvos por despecho, solo te agrietan el alma, consumiendo cuerpos y aún así no me curo de tú mirada" Ginestà - Adentro


Era sábado, o domingo, creo, el caso es que me desperté sobre una cama desconocida y al girarme ahí estaba ella, dios joder como podía haber vuelto a caer, mi vecina Lucía y yo otra vez, ya era la quinta está semana, desde que Marta me dejó no levantaba cabeza, tenía esa impulsiva y absurda necesidad de acostarme con alguien porque sí y al día siguiente solo quería huir de esa vida, me prometía que no lo repetiría nunca pero pronto volvía a caer y Lucía estaba tan cerca, y tan guapa, con ella era todo más fácil, ¿Y sí...? NO, no Adrián, no, solo ha pasado un mes, además ¿Qué sabes de Lucía? A parte de que es influencer y lo contaría todo en sus redes y tú intimidad se acabaría, si es que no lo ha contado ya, ella no es como otras influencers que respetan tu privacidad, no ella no pregunta y actúa y si no te gusta no mires. No podía quedarme ahí, recogí mi ropa lo más rápido que pude y me fui sin decir nada.

Una vez en casa me metí el primer antidepresivo del día, la caja se estaba acabando por lo que pronto me obligarían a dejarlos al igual que me obligó Marta a alejarme de su vida. Me metí en mi habitación con las persianas bajadas y un libro para poder ser otro durante un rato o todo el día.

A eso de las 10:00 llegaron Marc y los demás, me obligaron a vestirme y a bajar a tomar algo, y con obligaron me refiero a que Marc cogió lo primero que pilló en mi armario y me lo puso sin darme tiempo a reaccionar.

- Joder Adrián tío llevas un mes siendo el ser más autodestructivo del planeta. - Dijo Marc una vez nos sentamos en la terraza del bar más cercano.

- Marc, hace un mes Marta me dijo después de un año que me apreciaba mucho, que siempre guardaría un buen recuerdo de mí, pero ya no se sentía enamorada.

- Tío el amor a veces se acaba. - Comenzó a decir Erick - Es duró, pero debes afrontarlo, ella intentó hacerlo lo mejor posible para no dañarte, al menso no jugó con tú corazón como si de un balón de vóley se tratase, hizo todo lo posible para que la relación fuese bonita de principio a fin y deberías apreciarlo.

- Pero yo no quiero un fin, quiero una continuación, ella no estará enamorada, pero yo sí.

- ¿Y sí la continuación llegase de la mano de otra persona? - Dijo Guille poniéndome la mano en el hombro.

- No se si podré llegar a amar a otra persona.

- Para eso debes sanar y lo primero será dejar de acostarte con Lucía, o Claudia, o Juliana, o Mario, o Diego, o tantas y tantos otros, pero sobre todo Lucía, los polvos por despecho solo te agrietan el alma. - Comentó Marc tras darle un trago a su cerveza.

- ¡Nuca os he contado lo de Lucía! - Exclamé extrañado.

- Ni falta que hace. - Dijo Guille sacando su móvil. - Ha hecho una historia destacada llamada "El chico de al lado" en donde lo cuenta todo.

- Ya bueno, pero podría ser otro "chico de al lado".

- Adrián en ese edificio solo vivís tú, tu hermana, ella y la señora Josefa con su nieta Catalina de 3 años. - Exclamó Erick.

- Vale sí llevo 5 días seguidos acostándome con Lucía. - Admití avergonzado. - Es que cuando hablamos no sé, siento como si estuviese otra vez con Marta, y su olor es tan similar, las dos usan el mismo champú, amarrado entre sus sábanas con su cuerpo sobre el mío me siento seguro, como si ella fuese Marta.

- Pero no es Marta, ni lo va a ser, es Lucía, la misma a la que le duran los novios una semana porque cuenta de ellos hasta cuantos pelos tienen en los huevos, es lo que está comenzando a hacer contigo, esos polvos para ella son trabajo, le dan contenido para sus redes. - Dijo Erick mirándome fijamente.

5 errores y un aciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora