Capítulo 15

7 2 0
                                    

Título: T'espero enmig de la foscor o en un cel clar prop de la platja, per quan tot vagi millor. - Ginestà - Avisa'm

Por fin, por fin en casa, dejamos las maletas corriendo en el primer sitio que pillamos de la casa y bajamos a casa de la señora Josefa a recoger a Sofía quien nos echó la bronca al vernos pero luego no quería que la soltásemos, nos pasamos todo el día Laia y yo turnándonos el rato de mimos, Laia tuvo que preparar la comida con una mano porque la otra estaba sujetando a Sofía y a mi me tocó deshacer la maleta de la misma manera, la tarde nos la pasamos viendo pelis con Sofía en medio hasta que llegó su hora de juegos, fuimos los 3 hasta mi antigua habitación, la actual habitación de Sofía y sacamos todos los juguetes que pudimos, jugamos en su habitación hasta que comenzó a llevar a mi habitación todos los juguetes que le lanzábamos, siempre le gustó más jugar ahí porque al ser más grande tenía más espacio para correr. Una vez se cansó se sentó en las escaleras contemplándonos con cara de pocos amigos hasta que dejé de tirarle el mismo pompón rosa en la frente. Esa noche dormimos los tres en mi cama con Sofía en medio porque la pequeña quería dormir así, recuerdo que se tumbo en mi cama y como Laia no estaba comenzó a maullar como si la estuvieran degollando hasta que llegó, le hizo 4 carantoñas y volvió a irse, entonces Sofía tuvo que volver a repetir su papel de pobre gata abandonada. Al día siguiente Sofía y yo hicimos una videollamada con Adriana quien no quiso admitirlo pero se notaba que había llorado, en la videollamada Sofía se robo todo el protagonismo y mi móvil, en aquella época yo tenía la mítica cuerda para colgarse el móvil del cuello y Sofía cuando quería que lo dejase para prestarle atención lo cogía de la cuerda y lo metía debajo de mi cama, tuve que quitarla porque lo acabó rompiendo.

Los días pasaron y tras comprar el billete de bus para el 2 de agostó no me separé de Sofía ni un segundo, no quedé con nadie que no fuese ella, tenía que aprovechar el tiempo ya que septiembre se acercaba y con él el inicio del curso universitario.


- Hola. - Salude cuando Adriana abrió la puerta, su cara de sorprendida era preciosa.

- Se me había olvidado que era hoy, perdón. - Contestó con voz de cachorrito abandonado.

- Tan rápido me olvidas. - Bromeé.

- No, para nada, si los primeros días los pasé como una mierda, es solo que Úrsula me presentó a sus amigas y me lo he pasado tan bien y he echo tantas cosas estos días que se me ha pasado muy rápida la espera, si hace un segundo pensaba que era 25 de julio. - Trató de justificar ella, yo sonreí y abrí mis brazos para acogerla entre ellos, ella se dejó caer, comencé a llenarle el rostro de pequeños besos hasta llegar a su boca donde nos fundimos en un largo beso del cual exprimí todas las notas que pude de su sabor. Como echaba de menos su sabor.

Entramos y me enseñó toda la casa, en el piso de arriba estaba la entrada, el salón y la cocina y en el de abajo los dormitorios y baños, a mí me tocó la habitación contigua a la suya, la que era de Tania, pero una vez entré en su habitación algo me dijo que no iba a salir de ahí en estos días.

Una sonrisa cubrió su rostro acurrucado en mi pecho cuando sus padres nos informaron de que salían a dar una vuelta. Se sentó sobré mí y comenzamos a besarnos, pero solo hicimos eso, besarnos, si que la toque y me tocó, la ropa fue desprendiéndose de nuestros cuerpos poco a poco y puede que me empalmase un poco, pero solo nos besamos, ella me hizo saber desde el principio que solo quería eso, unos besos y solo hubo eso, besos, no siempre fueron en la boca pero fueron solo besos. Me hizo tan feliz que tuviese las cosas claras desde el principio y no se forzase a más como la otra vez y su reacción cuando sintió lo contento que estaba fue desternillante.

Dejó de besarme y la expresión de su cara cambió por completo, de felicidad a extrañeza.

- ¿Todo bien? - Pregunté preocupado.

5 errores y un aciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora