Título - I si de cop et miro als ulls, i me'n travesses fins l'esquena i em veus les pors dins les costelles que es trenquen quan noto el teu pit. Era de dia i ja és de nit, i ara és estiu cada desembre. - Ginestà - Ara és estiu cada desembre.
Estábamos a 22 de diciembre y no quería despertarme, ese día llegaba mi madre y no quería pasar por eso, se iba a quedar hasta el 26, 4 días con ella aquí iban a ser terroríficos, tenían dinero suficiente para un hotel pero prefirieron quedarse en nuestro mini piso de alquiler en el centro de barcelona, eran 50 metros cuadrados de milagro, no se si se daba cuenta de eso, teníamos un baño y dos dormitorios, lo suficiente para vivir 3 personas, no 6 y una de ellas un bebe.
Marc fue el primero en levantarse y el responsable de que nosotros también nos moviésemos, Laia se había metido en la bañera y había hecho trinchera allí, Marc tuvo que entrar a la fuerza, no teníamos cerrojo en el baño por lo que Laia atranco la puerta con la escoba, Marc la movió tanto para conseguir abrirla que en un momento se calló la escoba, cuando entró se encontró a Laia llorando bajo el chorro de la ducha con el pijama puesto, Sofía entró detrás de él a cotillear y cuando vió a Laia llorando se le pasó su miedo al agua y se metió con ella, Laia en cuanto notó el pelito mojado de Sofía cerca la abrazó y no la soltó en ningún momento. Marc cerró la ducha para que no se mojaran más ninguna de las dos y se metió en la bañera con Laia, la abrazó por detrás para intentar calmarla. Yo lo miraba todo apoyado en el umbral de mi puerta.
- Cariño, no va a salir mal, vale, es navidad y va a ser una navidad bonita. - Explicó él para calmarla.
- No, no lo va a ser, con ella aquí no. - Renegó ella con la cara escondida en el cuerpo de Sofía.
- Eso no lo sabes, quizás se ha calmado y viene en son de paz.
- Llevamos sin hablar con ella desde octubre, solo nos ha hablado para planear su llegada, va a venir cabreada.
- Se le pasará, sois sus hijos.
- Y odia a Sofía, nos obligará a encerrarla.
- Está no es su casa, nosotros ponemos las normas.
- No la conoces.
- Escucha, porque no salimos, secamos un poco a Sofía y desayunas algo, quizás tras un poco de chocolate lo ves todo diferente.
- No lo veré diferente pero tengo hambre. - Contestó Laia antes de levantarse y darse cuenta de que tanto ella como Sofía estaban hasta arriba de agua, entre los dos envolvieron a Sofía en una toalla y me la dieron, Laia fue a cambiarse y secarse un poco y Marc fue a preparar tres chocolates calientes.
Yo me encerré con Sofía para secarla, ese día llovía mucho, miré el reloj, erán las 10:00, a las 11:00 tenía que pasar con el coche a recogerla del aeropuerto porque Elaisa es alérgica al metro, cada día sus excusas erán peores. Adriana me llamó según se levantó.
- Amor ¿Como lo llevas? - Preguntó ella según descolgué.
- Mal, Laia se ha encerrado en el baño llorando, Sofía se ha metido con ella y se ha calado, yo tengo que coger el coche con está lluvia solo por la señorita.
- Han dicho en la tele que no salga nadie en coche con la lluvia.
- Tú crees que a mi madre eso le importa.
- No, ve con cuidado.
- Pienso ir a diez por hora y si se queja cogeré una curva pisando acelerador y embrague para terminar con está tortura.
- No se de coches pero no hagas locuras amor, es nuestra primera navidad juntos.
- Y no vamos a vivirla porque existe mi madre.
- Seguro que algo de libertad te dejará.
- No creo, no me la dejó con 18 recién cumplidos, no me la va a dejar con 21. - Miré a Sofía y se me escapó una risa tronchante.
- No te rías de tú madre por muy mala que sea.
- No es por eso, es que a Sofía se le ha rizado el pelo por la humedad, espera te mando una foto. - Hice una foto y se la envié a Adriana, en cuanto la abrió automáticamente me acompañó con la risa.
- Pobre, parece despeinada.
- La cabeza es lo mejor, parece que ha metido la patita en el enchufe.
- Anda no seas malo y peinala.
- Perdón ya voy. - Contesté sin parar de reír.
Salí a la cocina en búsqueda del peine y Sofía conmigo, en cuanto Marc la vio no pudo parar de reir.
- Amor te dejó, te quiero, voy a peinar a la niña.
- Vale amor, yo también te quiero.
Era la primera vez que le decía que la quería y el pecho se me inundó de mariposas, pensaba que ya lo sabía y por ello no le había dicho que la quería pero en ese momento me salió como si nada, quizás era el momento, la frustración, los nervios un poco de todo y me salió, quizás era la primera vez que quería a alguien como a Sofía y Laia.
Mientras peinaba a Sofía la pantalla de mi móvil se iluminó y la palabra mamá pudo verse en una notificación de Whatsapp, contuve la respiración mientras acercaba mi mano temblorosa a él, me costó tanto cogerlo simplemente porque no quería hacerlo, me costó tanto leerlo simplemente porque no quería hacerlo, pero lo hice.
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5 errores y un acierto
RomanceElla solo tenía 17 años, el 21, se conocieron de la forma más tonta del mundo pero se enamoraron y fue una relación de esas tan bonitas tan bonitas que parecen falsas, era una relación llena de amor, respetó y cariño que perduró en los años y hubo u...