Capitulo 3- Nada que contar.

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En cuanto llegué a casa después de pasar la tarde con Marina, Amelia y Fede, me dispuse a ir a hablar con mi hermana a ver que me contaba del tal Nacho este, que aunque por lo que me habían contado mis amigos parecía buen chico quería escucharlo de la boca de mi hermana.
-Maríaaaaa- grité para que me escuchara desde su habitación.

-Que pasa, Luisi?- preguntó mi hermana saliendo de su habitación- a que viene tanto grito, caramba.

-Nada que hoy he ido a tomar algo con Fede, Marina y Amelia, una amiga suya- y no se porque mi primer reflejo al nombrarla fue sonreír, es verdad que la chica era guapa y habíamos conectado muy bien, pero tanto como para sonreír?- y han comentado algo de un tal Nacho que estaba conociendo a una chica llamada María Gómez, y que Marina estaba haciendo de Celestina, y he pensado yo, no será por casualidad esta María Gómez mi maravillosa hermana mayor, y por la cara que se te ha puesto cuando he dicho su nombre veo que si.

-A ver Luisi...- respondió María pensando en cómo explicarlo.- si Luisi, estoy conociendo a un chico, y si es Nacho- dijo María como disculpándose con su hermana por no haberle contado nada antes.- no te había contado nada porque me gusta mucho Luisi y creo que me estoy enamorando.

-Vaya, vaya, mi hermana mayor, la "yo no creo en el compromiso" enamorándose- dije intentando hacer la gracia.

-Si Luisi, si, y por eso mismo tengo miedo, porque esto nunca me había pasado y no quiero ilusionarme para que esto acabe en nada.- dijo ella haciendo que se le humedecieran los ojos.

-María, ¿tu crees que es la persona indicada?- le pregunté intentando liberarla de ese miedo.

-Si.- dijo ella ya llorando.- pero me da miedo estar equivocándome.

-Pues ya está Meri, no puedes vivir con miedo porque entonces no vas a vivir.- dije yo limpiándole las lágrimas que le estaban cayendo por la cara.

-Ya...- dijo ella reafirmando lo que yo le dije.- bueno y tú que ¿algo que contarme?

-Mo Meri, no, la verdad es que no tengo nada que contar.- dije indicando negación con la cabeza, aunque en ese momento se me pasó el nombre de Amelia por la cabeza, me están empezando a asustar.

-Ya, ya, ya- dijo mi hermana no creyéndose ni una palabra de lo que había dicho.- pero la Amelia esta quién es que he visto tu cara cuando la has nombrado y es la misma cara que se me pone a mi cuando nombran a Nacho.

-Meri Amelia es una chica del barrio que es amiga de Marina, que está empezando a ser cantante y el otro día vino a la radio a dar una entrevista.- le expliqué a mi hermana sin querer indagar más en que me pasaba porque ni yo lo sabía- y no se que me pasa que cada vez que la veo me pongo nerviosa y no soy capaz de que mi cara muestre otra cosa que no sea una sonrisa, pero Meri, de verdad que yo ahora no me puedo complicar, que yo a esta chica no la conozco pero es que no se si la quiero conocer porq-.

-Frena Luisi, frena que te embalas- me cortó mi hermana- a ver, pero si esto es lo mismo que te estaba diciendo yo, y tú me has dicho que no puedo vivir con el miedo en el cuerpo- me dijo mi hermana usando mis mismas palabras.- a ver, podemos decir que a ti esta chica físicamente, te llama no?

-Si, no se María, pero que no puedo hacer nada porque no sé nada de ella, solo que canta, y que canta muy bien, y que si, es muy guapa pero ya está, es que por no saber no sé ni dónde trabaja a parte de cantar.- le respondí a mi hermana.

-Bueno Luisi, ni que fuera tan importante saber dónde trabaja para comerle la boca a alguien- dijo haciendo que yo no pudiera evitar soltar una carcajada.- Luisi por los menos ya sabes que algo hay, ahora solo te queda empezar a conocerla.

-Maria!!, que burra eres a veces hija- dije haciendo reír a mi hermana.- mira la chica que lista, y como se supone que voy a hacer yo para conocerla sin parecer una acosadora?

-Pues a ver Luisi piensa un poco que yo creo que ya eres mayorcita como para saber estas cosas- dijo haciendo que negara con la cabeza de forma obvia.- bueno pues te vas a darte una vuelta y lo piensas.

-Vale pues vuelvo para cenar- dije saliendo de casa para despejarme.

Iba dando una vuelta por el barrio cuando me paré en el escaparate de la librería del barrio que se llamaba "la luna de cartón" y entonces la vi, la vi ahí tranquila ordenando los libros en los estantes y decidí entrar a hablar con ella.

-Buenas tardes- dije al abrir la puerta de la librería- no sabía que trabajaras aquí.

-Si aquí estoy trabajando a hasta que consiga que cantar me de un poco más de dinero,- dijo con un poco de pena- además Eusebio, el hombre que lleva la librería es muy simpático, me deja salir antes para ir al estudio y viene aquí a hacerme compañía muchas veces, y como además me encanta leer pues aprovecho aquí para descubrir obras nuevas.- me dijo haciendo que yo le sonriera con compasión, se notaba que, aunque le guste leer, estar aquí no es lo que más gracia le hace.

-A mi también me gusta mucho leer- dije sonriéndole sabiendo que ya teníamos algo en común- podrías recomendarme algo que te guste.

Ella se levantó y se dirigió a una estantería a por un libro, yo no pude evitar quedándome mirándola, era perfecta, no sabía que me estaba pasando, esto nunca me había sucedido tan pronto, ni si quiera con Sebas, pero es que tampoco se lo que significa esto, porque podría ser simplemente que me llama la atención que una chica tan joven tenga tan claro su sueño y que no lo dude ni un segundo a la hora de hacer cualquier cosa para conseguirlo, era admirable.

-Que?- soltó ella sacándome de mis pensamientos.

-Ehh, no, nada, ósea si, que me ha llamado la atención que sepas exactamente dónde está el libro- dije mientras agitaba la cabeza para terminar de salir de mis pensamientos definitivamente.

-Bueno, cuando pasas aquí tantas horas...- dijo ella mientras se acercaba a mi para darme el libro- lo raro sería que no lo supiera. El libro se llama el último tren, y va de dos chicas que se enamoran, a mi me gustó mucho.

Cuando Amelia se acercó a darme el libro nuestras manos se rozaron, y sentí un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo y al levantar la vista vi que me estaba mirando, por su mirada sentí que ella había sentido lo mismo que yo, este momento de conexión se había convertido en algo raro.

-Ehhh si, si, tiene buena pinta en cuanto me lo lea te digo algo- dije mientras salía corriendo de la librería.

En el camino de vuelta a casa 15 minutos después de haberle dicho a mi hermana que volvía a la hora de la cena estuve pensando en que había hecho y como me había ido corriendo como una niña pequeña.

Las canciones que te escribí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora