Capítulo 7

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-¿Que hace Juliet aquí?- preguntó Zander señalando en mi dirección.
Tenía ganas de morderle el dedo que me estaba apuntando. Zandra parecía haber entendido mis instintos y sonrió.
-Le pegó a un oficial con una sartén- declaró Zandra con total tranquilidad.
Aún teníamos la ropa de servicio, me veía ridícula y encima despeinada, parecía salida de una película de terror, en cambio mi compañera era un deleite para la visión de cualquiera.
-En mi defensa el tenía la culpa- dije cruzando las piernas.
¿Como termine en la estación de policía?
Simple, golpee a un oficial con el caldero mencionado anteriormente. Lo confundí con uno de los atracantes y le pegué con toda mi fuerza, el pobre terminó en el hospital debido a la contusión.
-Tengo hambre- declaré tocando mi estómago.
Ambos hermanos se voltearon en mi dirección con la desaprobación anclada en sus rostros.
Zander apretó una de mis mejillas y la estiró como si fuera de goma, me dolió horrores. Lo miré enojada, al parecer se creía que era portadora de la "Gomu Gomu".
-Eso dolió, bruto- acaricié la zona enrojecida- alégrate de que no me quiero infectar con tu estupidez, sino terminarías sin brazo.
En sus labios se formó una sonrisa maliciosa, pero antes de que pudiese poner en práctica alguna de las ideas que se le ocurrieron, apareció uno de los agentes que nos estaban atendiendo.
-¿Quién es el adulto aquí presente?- preguntó sin levantar la vista del ordenador frente a él.
Los tres nos miramos, estábamos claros de quién iba a dar la cara ante la situación.
-Yo- exclamé levantando la mano.
Zandra estaba por estallar en carcajadas, parecía borracha; debía de ser la pequeña cantidad que se bebido de la batida de esta tarde.
El agente nos observó con una ceja alzada, no se tragaba nada de los que estaba diciendo y aunque era cierto, me sentí ofendida.
-¿Acaso me está discriminando por mi tamaño?- me levanté a punto de pegarle con una agenda.
La tentación de enviar a otro oficial de policía al hospital era tan llamativa que casi sucumbo ante ella. Zander puso una mano en mi hombro haciendo que me sentara nuevamente en mi silla.
-Disculpe las molestias- dijo mirándome- yo soy el adulto responsable de ellas.
Su voz se escuchaba más grave de lo que acostumbraba a oír. Estaba dándome la espalda sin quitar su mano de mi hombro. Sentí un vuelco en el estómago frente a la imagen que tenía delante.
Estaba embobada estudiando su apariencia, a la cual le estaba prestando atención por primera vez en años. Escuchaba su conversación a lo lejos, pero la verdad, no me interesaba en lo absoluto, estaba muy entretenida vacilando a Zander como para intentar entender el delito que había cometido.
Tenía el cabello castaño revuelto y húmedo, la camisa blanca que llevaba se ajustaba perfectamente a su torso, brazos bien tonificados y a su ancha espalda recta. No era ciega como para no saber que la belleza de Zander era más que notable; lo que nunca había querido admitirlo, el orgullo me lo impedía.
Años atrás había descubierto que sentía una leve atracción hacia el mayor de los Wilsber, no iba a mentir, me traía loca, pero el jugaba en otras ligas, unas mucho mayor a las mías.
-Vámonos- anunció Zander rompiendo con el contacto físico que teníamos.
Asentí y como persona educada me despedí de todos los presentes.
-Espero no tener que volver a verlos- hice una reverencia- hasta la próxima aventura.
Antes de que pudieran regañarme nuevamente salí corriendo hacia la salida, donde esperé a mis compañeros para ir a comer algo antes de morir de hambre.

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⏰ Last updated: Aug 24, 2023 ⏰

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Estúpida EnanaWhere stories live. Discover now