Capítulo 5

4 0 0
                                    

Zandra
Juliet dormía como una niña pequeña. Su rostro reflejaba tanta tranquilidad que me daba pena tener que despertarla.
Estaba entretenida acariciando su sedoso cabello miel, se veía tan pequeña e indefensa, me daba miedo que se fuese a romper solo por un movimiento.
De la nada el timbre sonó dando por terminado el horario de almuerzo, pero antes de que todos comenzaran a caminar hacia los salones los megáfonos sonaron dejándonos escuchar el anuncio de la directora.
"Estimados estudiantes, debido a un terrible accidente ocurrido en el laboratorio de ciencias, nos hemos visto obligados a suspender las clases hasta mañana. Se les pide suma discreción y disciplina ante esta situación. Estén al tanto de nuevas informaciones a través de la plataforma oficial del colegio. Que pasen una feliz tarde"
Los accidentes en su mayoría, nunca provocan alegría y alivio; pero este era uno de esos casos en los que agradecía al cielo una y mil veces que el laboratorio de ciencias tuviese esa enorme fuga de agua que ni Mario el fontanero que saltaba plantas carnívoras había logrado arreglar.
Antes de que se arrepintiera de la información comunicada comencé a mover con fuerza a Juliet para que abriera los ojos y pudiéramos esfumarnos como los magos, por puro arte de magia.
- Nena, nena levántate- dije a la pequeña muñeca que tenía recostada en mis piernas mientras la sacudía.
Los ojos de la menor se abrían de a poco intentando adaptarse a la claridad que nos rodeaba, tan tierna, además de parecer que medio litro de sol le había caído en los ojos, se había tragado un mosquito cuando aspiró una bocanada de aire. Una escena digna de admirar.
Juliet intentaba librarse del insecto no deseado que se había colado dentro de su organismo, lastimosamente si seguía así lo que iba a lograr era morirse, cuando estaba a punto de estirar la pata por su propia negligencia decidí hacer mi entrada triunfal y acudir a su rescate.
Como la más pequeña estaba literalmente al lado solo estiré mi brazo izquierdo, lo llevé hacia atrás tomando impulso y lo dirigí a la espalda de la menor impactando con fuerza contra esta. Si no expulsaba el mosquito, escupía un pulmón, pero de que soltaba algo, lo hacía.
- Gracias, homicida- anunció la ingrata de mi compañera regalándome una mirada asesina.
- De nada princesa, para eso estamos los casi hermanos- sonreí guiñandole un ojo coquetamente.
Me levanté del suelo, sacudí la falda y arreglé mi camisa. Le tendí la mano a Juliet para ayudarla a incorporarse. Cuando estuvimos ambas de pie nos encaminamos hacia nuestro salón a recoger nuestras pertenencias mientras le explicaba el motivo por el que nos íbamos temprano.
***
- ¡Zandra como te agarre vas a perder todo el pelo!- gritó la menor endemoniada.
- Si mi amor, yo también te amo con todo el corazón- respondí tomando una bandeja del mostrador junto con el cuaderno de pedidos.
Últimamente la chihuahua poseída que me acompañaba a todas partes tenía peor humor  del que normalmente reflejaba. Estaba por pensar que tenía bipolaridad como había declarado su prima cuando nos visitó el año pasado.
- Zandra, segunda mesa- anunció mi compañera caminando hacia la quinta mesa.
- Está bien Karen- respondí camino a tomar la orden de la mesa que se me había asignado.
Karen era una compañera de escuela, que gracias a su primo habíamos logrado adquirir este trabajo, pues por razones obvias no logramos encontrar un empleo donde admitieran a menores de edad. Si no hubiese sido por su amabilidad y la de su primo todavía estaríamos buscando algo para ganar un poco de dinero para la universidad.
- Juliet, te demoras mucho princesa- requirió Karen señalando la hora a la menor.
- Lo siento mucho Karen, se me quedó el uniforme en la taquilla del colegio y tuve que tomar prestado el viejo de Zandra- aclaró la joven avergonzada.
Juliet se veía ridículamente adorable con mi antiguo uniforme, este me queda ya pequeño por lo que decidí renovarlo, pero debido a nuestra notoria diferencia corporal a ella le quedaba enorme en todos los aspectos.
- Te ves hermosa mi pequeña liebre de kagua salada- intenté retener las ganas de reírme en la cara de mi amiga.
- Cierra el maldito hocico Zandra- continuó- eso antes de que se me olvide quien eres y te lo parta.
Estaba roja como un tomate, así que era algo difícil tomar en serio su amenaza, pero de igual forma no tenía intención de provocar mucho más a Juliet, sabía que cuando se le llenaba el vaso cometía varias locuras y en reiteradas ocasiones no tenía en cuenta contra quien tomaba represalias poniendo en práctica sus locuras.
En fin "Juliet y sus locuras".

Estúpida EnanaWhere stories live. Discover now