Capítulo Final

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La caminata hacia la habitación fue tranquila, solo se tomaron de las manos hasta que Sam la soltó para sacar la llave. Ella abrió la puerta, haciéndose a un lado con una pequeña reverencia. "Después de usted, señorita"

Entrando a la habitación, la castaña deslizó un dedo por su mandíbula. "¿Acaso no eres encantadora?" Al separarse, ambas se quitaron sus abrigos y los gorritos. Sam caminó hacia ella, tomándola de la mejilla y la castaña se inclinó contra la caricia.

"¿Puedo besarte?" le preguntó de manera tan suave que casi no la escuchaba, pero podía sentir su aliento con lo cerca que ya estaba de sus labios. Dado a todo lo que ya habían hecho durante el día solo se le quería tirar encima, pero parecía que la pelinegra tenía otros planes, así que asintió, mientras ella rozaba sus labios.

Eso fue todo lo que se necesitó.

Atrapó su boca y fue un choque de labios, dientes y lengua. La castaña le mordió el labio inferior, haciéndola gemir en el beso. Mon llevó las manos al borde de su camiseta y lo único que pudo decir fue 'fuera' mientras la alzaba por su cabeza, tirándola a un lado.

Estaba intentando abrir sus pantalones, la pelinegra era quien ahora se deshacía de su blusa. Todo se sentía tan primitivo y apresurado, pronto la prenda se unió a la suya en el suelo.

Sin esperar permiso, la pelinegra le desabrochó el brasier, liberando sus senos con un pequeño rebote. Unas manos ansiosas encontraron sus pezones, tirando de ellos con la suficiente fuerza para hacerla jadear del placer, conforme sentía una oleada de excitación, arruinar otro par de pantis.

Empujó a Sam hasta que chocaron con el escritorio, llenó de besos su cuerpo hasta que se topó con el brasier deportivo y lo levantó para revelar sus pequeños y redondos pechos. Tomó uno en su boca, dejándolo salir hasta que solo quedó el pezón entre sus dientes y le dio un pequeño tirón, haciendo después lo mismo con el otro. Ella gemía mientras se retiraba la prenda por completo, haciéndola volar por la habitación.

Las manos de Mon estaban igual de ocupadas, deslizando sus pantalones por sus piernas y después de maniobrar unos momentos, consiguió dejarla solo en bóxer. Iba a descender por su cuerpo, pero un par de brazos la detuvieron.

"La cama va a ser mucho más cómoda" susurró.

Se subieron a esta y Sam la besó hasta que la tuvo recostada en su espalda, con ella completamente encima. Se alejó lo necesario para poder admirarla. "Tienes demasiada ropa encima" le dijo mientras le quitaba los pantalones con más facilidad de la que creyó posible.

La pelinegra volvió a inclinarse para besarla, chupándole el labio inferior para luego soltarlo. Mon sacó la lengua para lamerle los labios, el beso volviéndose mojado y sensual. Las manos de Sam se dirigieron a sus pezones, acariciándolos en círculos y dándoles suaves pellizcos, causando que la acción llegara hasta su clítoris y la hiciera gemir contra su boca.

Quería más, necesitaba mucho más.

La pelinegra detuvo el beso, mirándola a los ojos. "Dime... ¿Esto es lo que quieres?"

"Sí, por favor" fue todo lo que Mon consiguió responder.

Besándole el cuello, su lengua fue trazando un camino hasta su oreja, donde mordió muy suavemente. Una mano abandonó su seno para deslizarse dentro de su panti y comenzó a acariciar su ingle con la punta de los dedos.

La castaña estaba tan excitada que no pudo evitar que sus piernas se abrieran, sus rodillas cayendo al colchón para darle acceso a esa mano curiosa. Casi con una dolorosa lentitud, sus dedos subieron por el muslo, tentándola de una manera terrible. La respiración de Mon comenzó a salir en cortos jadeos, para el momento en que tocó su coño, sintió que una bomba estaba por estallar.

𝚅𝚎𝚛𝚍𝚊𝚍 𝚘 𝚁𝚎𝚝𝚘【+18】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora