Epílogo

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15 años después...

Era un sábado de flojera en el hogar de los Anantrakul-Phetpailin. Mon se encontraba en la cocina preparando el desayuno, Sam atrás de ella sirviendo cinco vasos de jugo de naranja.

Escuchó piecitos corriendo por las escaleras, mientras servía los panqueques en sus platos.

"¡Mamá!" su hijo de tres años llamó a Sam. No había ninguna urgencia en su voz, así que Mon solo se quedó escuchando.

La pelinegra se giró cuando él se enredó en sus piernas, poniéndose de cuclillas para quedar a su nivel. "Qué hay, amiguito, ¿Qué pasa?" le preguntó, deslizando los dedos entre su desordenado cabello oscuro, tratando de acomodarlo.

Hacía tiempo que la castaña se había rendido de intentarlo, pero no Sam, ella no podía evitarlo. Bajó la mirada para observar cómo interactuaban.

Él comenzó a reír, lo cual por supuesto hizo que la pelinegra lo hiciera también. "¿Querías preguntarle algo a mamá o solo querías reírte de mí?" lo molestó de manera juguetona.

Asintió con su pequeña cabecita, sonriendo. Fue el turno de Mon de contener una risita, la sonrisa de su hijo era un reflejo de la de Sam.

"El refrigerador está andando, mamá, será mejor que lo atrapes" exclamó, corriendo escaleras arriba mientras reía.

La pelinegra siguió sus movimientos con la mirada, girándose hacia Mon cuando se puso de pie. "¿Acaba de hacerme una broma?" gruñó bajito, mientras la castaña se reía con fuerza.

Se limpió las pequeñas lágrimas que se le escaparon y enredó los brazos alrededor de su esposa. "Amor, la cara que pusiste. Sí, un niño de tres años acaba de hacerte una broma" confirmó, besándole la mejilla.

Sam seguía mirando las escaleras donde su hijo había desaparecido momentos atrás, causando que la castaña negara con la cabeza por su expresión de incredulidad y se compadeció de ella. "Ven, juntemos a los niños para desayunar" le dijo, entrelazando sus dedos y tirando de ella.

"¿Dónde lo habrá aprendido?" preguntó mientras subían las escaleras.

Llegaron a la habitación de Phum, que se encontraba vacía a excepción de su cama desordenada y algunos juguetes en el suelo.

"No lo sé, amor, quizás se lo enseñó Emily" murmuró mientras se dirigían a la habitación de la mencionada, que también se encontraba vacía, solo había una bolsa para dormir en el suelo.

Dirigiéndose al cuarto para juegos, escucharon la voz de su hija de nueve años por el pasillo. "Okay, Urassaya, te reto a saltar en un solo pie y agitar los brazos como pájaro" dijo. Escucharon a su hijo reírse en voz alta.

Urassaya era la hija de Yuki y Tee. La rubia y Mon habían quedado embarazadas más o menos por las mismas fechas y dieron a luz con meses de diferencia, Emily solo era tres meses más grande que Urassaya.

Sam y ella se asomaron por la puerta para ver a los niños sentados, observando cómo Urassaya cumplía con el reto impuesto. La pequeña era muy parecida a Yuki, Mon tuvo que cubrirse la boca para evitar reírse y su esposa hizo lo mismo, escondiéndose en su espalda mientras veía a su sobrina.

Urassaya se sentó y luego de un rato las risas cesaron. "¡Mi turno!" declaró, mirando entre Emily y Phum.

Las mayores continuaron observando, preguntándose qué era lo que estaban jugando, hasta que las siguientes palabras causaron que ambas jadearan con sorpresa.

"¿Verdad o reto, Emily?" preguntó como si fuera lo más normal que una niña de 9 años pudiera decir.

Emily se tardó unos momentos antes de elegir verdad.

𝚅𝚎𝚛𝚍𝚊𝚍 𝚘 𝚁𝚎𝚝𝚘【+18】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora