Capítulo 7

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Since - 2°Promesa Triario

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Since - 2°Promesa 
Triario

«―El mar del Norte es nuestra protección, pero si los remolinos están desapareciendo, tenemos que controlar el paso...»

Shyer despertó en la oscuridad, y la voz de su padre apagada en sus recuerdos. Se quedo unos segundos intentando procesar aquello...

La voz de su padre era clara, demandante y ligeramente ronca. Y el aguijón de angustia en su garganta fue como una apuñalada. La inquietud que le provocó, fue arrasada por la decepción y el rencor que sentía hacia su figura paterna.

Pero... ¿por qué recordó aquello?

Kal retuvo sus sueños como protección a su cabeza cuando comenzó a rememorar los ataques en pesadillas, pero ahora, dejo que un recuerdo traspasara ese velo y la voz de su padre le dejó aturdida y con una presión en su pecho que dolió más de lo que esperaba. Recordarlo era algo que solía provocar pensamientos negativos y violentos, oír su voz, fue otra cosa. Una quemazón de agonía y tristeza, la sensación de abandono luego de tener una familia tan grande y cariñosa.

Hubo un golpe y reaccionó a su alrededor.

Se quedó dormida en el sótano de la carnicería. ¿Dónde estaba? ¿Quién la sacó y por qué Kal no la despertó?

Los golpes y estremecimientos bajo su espalda le anunciaron que estaba en una carreta o carroza. La movieron con cuidado para no despertarla. Y la boca le supo a Melpillón, una hierba potente que ayudaba a dormir.

La ocultaron con una manta, pudo escuchar los cascos de dos caballos y el ruido de ropa de más de un humano.

―«¡Kal!» ―llamó, pero el parásito le ignoró.

No estaba amarrada, ni amordazada, pero si la taparon con una manta de buena calidad. Su cuerpo está muy débil ni siquiera puede levantar una mano y quitarse la tela para mirar. Necesita comida y descanso, pero sea quien sea quien le estaba moviendo, lo hicieron con premura.

Intentó escuchar, pero ni un susurró logró detectar, hasta que el carretón se detuvo, y puede escuchar que no es solo uno, son varios los que se mueven alrededor.

―Con cuidado ―informó una voz masculina y desconocida.

Se tensó alerta, pero no se movió, no tiene fuerzas para hacerlo. Intentó levantar una pierna, y el dolor le tomó de la cadera hasta la espalda baja con una presión incomoda. Como si hubiera algo mal puesto con uno de sus huesos.

La tomaron en brazo, pero aun así no le quitan la tapa de encima. Y no, no está amarrada. Sus piernas caen libres, su pierna envió un espasmo, tiene la cadera dislocada, y Kal absorbió el dolor, pero no cura la mala posición del hueso.

―«No puedo» ―murmuró este en su cabeza― «Necesitamos comida y descanso, solo puedo reducir el dolor.»

El hombre la tomó con cuidado y se sintió terriblemente ligera en los brazos de este, intentó moverse, pero no pudo más que quejarse y el corazón se le disparó. ¿Quién la encontró? ¿Su tía? ¿La Alguacil? ¿Guardias o piratas?

Contenedor del Dios de las cenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora