Capítulo 10

209 24 1
                                    

Taehyung

En cuanto cierra la puerta, Jungkook me agarra por la cintura y me besa. Al principio es un simple roce de labios, pero enseguida se pega a mí, invadiendo mi cuerpo y cuela su lengua en mi boca. Sus manos van recorriendo mi espalda hasta llegar a mi trasero. Me lo estruja con fuerza y le muerdo el labio como represalia.

Durante una fracción de segundo puedo ver un destello de advertencia en sus ojos. Levanto ligeramente las cejas y Jungkook sonríe.

Puede que vaya a interpretar a tu puto sumiso, y otra cosa muy distinta es que lo sea.

- Hola bebé - frota su nariz con la mía

- Hola

- Anda, inspeccionemos esta impresionante suite - entrelaza sus dedos con los míos.

Realmente es preciosa. Tiene una cama enorme, un baño de estilo colonial, una magnífica sala decorada en tonos claros, y una impresionante terraza que da a la piscina y al mar. Lo mejor, un jacuzzi privado. Con ojo analítico miro que toda la estancia está decorada con mucho gusto, pero lo fácil que habrá sido esconder entre todos aquellos cachivaches, micrófonos y cámaras.

Nos han obsequiado con una cesta de fruta fresca y una botella de champán francés. Jungkook se acerca a la mesa y por un momento creo que va a servir dos copas, pero se asoma a la preciosa barandilla de cristal. Me quedo mirándole embobado. Lleva un polo azul marino y un pantalón chino de color beige. Puedo ver sus antebrazos musculosos, por el agarre de sus manos a la barandilla. Es muy sexy. Un cretino, pero guapo. Le veo mirar con deseo a un par de chicas que hay en la piscina. Llevan unos bikinis diminutos, unas pamelas gigantes, unas gafas de sol más gigantes aún y unos taconazos impropios de una piscina. 2 horteras de cojones.

- Hace mucho calor - dice abanicándose con la mano. - Creo que voy a irme a dar un chapuzón.

Cabrón. No va a costarte nada interpretar tu papel a la puta perfección.

- Muy bien - vuelvo a la habitación. - Yo desharé el equipaje.

- ¿No te importa que me adelante? - acaricia mi mejilla.

- No. Ve tranquilo.

Me da un pico rápido y le veo sacar a toda velocidad un bañador de la maleta. Se cambia delante de mí. Su cuerpo es perfecto. Simplemente perfecto. Musculado, pero sin resultar excesivo. Su fina cintura contrasta con sus monstruosos muslos. Antes de que me pille babeando por él, decido vaciar mi bolsa y colocar mis cosas con cuidado en el armario. Mientras ordeno mis camisetas, me da una palmada en el trasero.

- ¡Te espero en la piscina, bebé! - me dice poniéndose unas gafas de sol y saliendo de nuestra habitación.

Llevo mi neceser al baño y me llama la atención lo grueso que es el espejo. Se ve de una calidad excelente, pero hay algo muy raro en él. Decido que es hora de hacer una inspección del lugar y saber a qué nos enfrentamos. Saco el móvil y llamo a Nam.

- Hola hijo, ¿ya habéis llegado a Barbados? - me pregunta, fingiendo ser mi padre.

Tenemos todo preparado. Le llamo porque no es nada raro que un hijo llame a su padre. Activan un programa en mi teléfono que, a través de las cámaras, puede localizar cámaras y micrófonos. También si hubiera algún que otro dispositivo electrónico.

- Hola papá, ya estamos en el hotel. Muchas gracias, es precioso - hablo mientras me paseo por la habitación.

- ¿Qué tal está mi yerno? ¿Estáis pasándolo bien?

Salgo a la terraza y veo a Jungkook charlando con las dos Barbies Malibú, mientras se toma un cóctel. Las dos ríen como dos hienas mientras se sacan selfies con mi marido.

- Sí papá, lo estamos pasando muy bien - finjo una sonrisa, como intentando disimular mi malestar con mi padre. - Gracias por este regalo.

- Os merecéis este viaje, cariño. Disfruta de tu flamante marido. Hablamos más tarde - me cuelga.

Me quedo mirando a Jungkook y dejo escapar un largo suspiro mientras niego. Si alguien está mirándome, habrá visto a un pobre chico desencantado con el amor. Reprimo una sonrisa porque estoy muy satisfecho con mi interpretación. Termino de recoger la ropa de ambos con cara triste. Me pongo un bañador, una camiseta y unas chancletas y salgo de la habitación. Voy a recepción y pido una toalla.

Cuando salgo a la piscina, veo a las dos Barbies colgadas de los bíceps de Jungkook. Me quedo mirándoles y finjo molestia. No puedo despistarme en ningún momento. En vez de ir hacia ellos, me voy a la playa y doy un largo paseo. La playa es acojonante. Me siento en la arena y me quedo mirando el mar durante un rato. No hay nadie a mi alrededor por lo que puedo centrarme en mi interior. Me sorprendo al poder sentir que Jimin está triste. Maldigo por dentro porque me imagino que Yoongi seguirá sin hablar con él y por eso sufre.

En cuanto vuelva al submarino, voy a tener que leerle la cartilla a ese imbécil.

Cierro los ojos y vacío mi mente. Necesito hacer meditación para poder lidiar con todos esos sentimientos que llegan a mí en cascada, cada vez que estoy cerca de alguien. Pierdo la noción del tiempo, pero cuando siento mi mente en paz, decido que es hora de volver al hotel. Antes de irme, me doy un chapuzón simplemente porque no hacerlo, me parece un crimen.

Cuando vuelvo a la piscina del hotel, Jungkook sigue allí con las dos mujeres. Me ve y me pide con gestos que me acerque.

- ¿Dónde estabas, Tae? - me pregunta cuando llego hasta ellos.

- He ido a darme un baño a la playa. 

- Déjame presentarte a Amanda y Wendy. Son de Estados Unidos.

Hago una pequeña reverencia a ambas chicas. Me sonríen y se miran entre ellas, y puedo sentir cómo están decidiendo quién de ellas me prefiere. Me gustaría reírme en su cara.

- ¿Quieres tomar algo? - me pregunta una de ellas. No las puedo distinguir.

- Gracias, pero me gustaría darme una ducha antes de cenar.

- Muy bien, yo subiré en un rato - me dice Jungkook.

Se gira para seguir frotándose con las rubias y decido que es momento de marcar territorio. Agarro a Jungkook por la cara y le doy un beso. Él se revuelve, pero no se atreve a rechazarme abiertamente. Pone cara de asqueado. Yo, por mi parte, le miro con cara de anhelo, como si esperara que mi marido me besara de tal manera que me quitara el aliento, pero se mueve incómodo sobre la banqueta en la que está sentado. Puedo escuchar a las dos chicas exclamar como dos exageradas. Me giro sin despedirme, fingiendo estar dolido.

El anzuelo está echado.

Misión: Alfil Negro (Taekook) 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora