Capítulo 32

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Taehyung

Estoy bailando con Jimin y mis hermanos, pero mi mirada persigue a Jungkook que viene agarrando de los hombros con Yoongi. Ambos tienen dos enormes sonrisas en la cara. Los veo buscar por la pista de baile. No sé cómo, pero han convencido a Yugy para que vaya a divertirse.

Cuando llegan hasta donde estamos, Yoongi agarra a Jimin por la cintura y le da un beso de película. Las manos de mi mejor amigo le agarran la cara mientras se deja llevar. Mi hermano, fiel a su humor bromista se abraza a ellos vitoreándoles.

- Nos queda claro lo mucho que os queréis. ¡Dejad este numerito para el dormitorio! - les toma el pelo.  - ¡Venga! Vamos a emborracharnos. Tenemos mucho que celebrar – nos instiga, arrastrándonos a la barra.

Jungkook está a mi lado en todo momento. Tiene una sonrisa serena en la cara y sus ojos me miran con extrema dulzura. Me está poniendo de los putos nervios. Decido olvidarme de él y disfrutar de la noche.

Namjoon saca copa tras copa mientras bailamos desenfrenados. El ambiente es excelente y puedo sentir todos los buenos propósitos que tiene la gente tal noche como esta. También puedo sentir a Jungkook. Sé que es verdad que ha terminado con Lisa. Es palpable el peso que se ha quitado de encima al poner fin a un matrimonio que nunca le hizo feliz. También percibo la serenidad que le proporciona el sentirse apoyado por su padre. En su mente siempre estoy yo. Fantasea conmigo como si de un adolescente se tratase. Cada vez que le pillo mirándome, lejos de lucir vergüenza, me devuelve una sonrisa deslumbrante para dejarme claro que es cierto que su deseo de año nuevo soy yo.

Yo también le deseo. Yo también fantaseo con él. No puedo olvidar ni los besos, ni las caricias ni el sexo. Pero también me acuerdo del dolor de su pérdida, de sus palabras hirientes y la vergüenza que siempre le ha producido sentirse atraído por mí. Si lo pienso detenidamente, no le conozco en absoluto. Todo lo que hemos vivido ha sido fingiendo, o bajo los efectos de una droga o escondidos. Pero no tengo ni la menor idea de quién es realmente Jeon Jungkook. No sé lo que le gusta, lo que le preocupa o lo que le divierte, más allá de lo que he podido recibir a través de mi don. Nunca me ha dejado acercarme más.

Miro a mi aún marido bailar entre los brazos amorosos de su prometido. Se miran a los ojos y puedo ver con claridad cómo se comunican sin necesidad de hablar. Aún después de todo el tiempo que han estado separados. Pero ellos tienen un pasado. Una relación en la que los dos fueron como uno solo. Un vínculo tan sólido que ha sido capaz de sobrevivir a las situaciones más adversas.

¿Pero que tenemos Jungkook y yo además de cuatro besos y dos polvos? Tensión sexual. Eso es lo que tenemos, pero ninguna relación puede sustentarse sólo con eso. Y menos una en la que uno de los dos tiene cuatro hijos. Ese es un tipo de responsabilidad que nunca puede pasarse por alto. Los hijos son una responsabilidad para toda la vida. Siempre serán mi prioridad número uno. Y son mis hijos, no los suyos. Habrá días en los que entienda que él no es la persona más importante de mi vida, cuando salga corriendo a atender a alguno de mis niños, pero otros días no. Y entonces llegarán los problemas y este ardor que parece recorrer nuestro cuerpo cada vez que estamos solos no será suficiente para sustentar una relación, porque es pasión, no amor. Y acabaremos muy mal.

Como siempre.

Gracias al alcohol que corre libre por mi torrente sanguíneo, intento que estas lúgubres reflexiones no arañen mi maltrecha alma y me dejo llevar por la música. Me transporta a un estado de letargo en el que acallo las voces que llegan a mí, pero, sobre todo, silencian mis propias miserias. Cierro los ojos y floto por la pista de baile, dejando la mente en blanco, intentando por todos los medios no derrumbarme y romper en el más amargo de los llantos.

Misión: Alfil Negro (Taekook) 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora