II

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Luego de aquel encuentro, Seungmin notó que lo que ese hombre dijo era verdad. Lo miraba tres días, sin falta, durante la semana.

Seungmin no conocía mucho de él, y quizás nunca lo haría, pero la curiosidad ya amenazaba con aceptar lo que indirectamente (aunque no tanto) aquél hombre le pedía. Un par de semanas después, se atrevió a entrar a una de esas habitaciones donde daban bailes privados, le dijo a su guardia que buscara al señor Bang y éste se retiró de aquella habitación dejándola con el código en la puerta activado para que nadie más entrara.

Seungmin se sentó a la orilla del pequeño escenario y esperó alrededor de cinco minutos. La música estaba sonando en aquella habitación, dejando de lado la ruidosa y sensual música que sonaba en el resto del establecimiento.

Lo había hablado con Felix, quién al ser un poco más atrevido le dijo que no debía perder la oportunidad si se trataba de algo dónde podía sacar provecho; "sólo no involucren sentimientos", le advirtió.

Y ahí estaba, a la espera de que aquel hombre mayor entrara por la puerta de aquella habitación con luces azules.
El sonido de la puerta llamó su atención haciendo que se levantara; en esta ocasión vestía solamente unos shorts de licra y una camisa de botones en color negro, al igual que los shorts. Y aquella pequeña máscara que cubría la mitad de su rostro.

—Buenas noches, Brooklyn.— Bang dijo apenas cerró la puerta detrás de él. Asimismo, se activó el reloj que marcaba 120 minutos.

—Buenas noches, señor Bang.— saludó, sus piernas estaban cruzadas, dejando ver un poco su vientre y el pequeño tatuaje de su flor de nacimiento en el lado izquierdo de su cintura.

—Me parece extraño que esta noche si hayas aceptado el darme un baile.— caminó hasta la pequeña barra dentro y se sirvió el alcohol que eligió.

—Bueno, tenía que agradecerle... Necesito que se siente aquí y... sólo observe.

—No. A mí me gusta tocar.— dijo y Seungmin negó.

—Mis reglas, señor Bang.— Seungmin se levantó y tomó el mando para subir el volumen del sonido dentro de aquella habitación.

Chris no obedeció, por lo que el menor decidió ir a su encuentro; primer error. Christopher aprovechó la cercanía para tomarlo del brazo y atraparlo entre la orilla de la barra y su cuerpo, Seungmin sonrió. No podía verlo, ya que se encontraba de espaldas, pero sintió la sonrisa del nombre contra su cuello mientras éste dejaba caricias con la punta de su nariz.

Seungmin dió un pequeño salto cuando sintió la mano curiosa tocando sus caderas por encima de la camisa. Por inercia, su cuerpo buscó mayor contacto así que sus caderas se empujaron contra la pelvis del mayor.

—¿Ya me vas a dejar metértela?— susurró, sus dientes rozaban la piel blanca de su cuello; Seungmin negó en respuesta, aunque su gesto parecía decir lo contrario, sinceramente lo estaba disfrutando.

Lo estaba pasando de puta madre. Pero eso no lo admitiría, por lo menos no frente al mayor.

—Bien, haz lo tuyo.— el mayor se separó y fue directo al lugar que anteriormente le había indicado, dejando al joven con el corazón a mil y su miembro semierecto.

Contrario a los pocos bailes privados que había hecho, está vez no subió al escenario, simplemente se colocó frente al mayor y comenzó a mover su cuerpo de forma sensual; al ritmo de la música. Sus manos recorrían su cuerpo mientras que sus caderas se balanceaban, la canción parecía perfecta, dándole a Christopher la vista perfecta del cuerpo semidesnudo más pequeño, con los colores azules golpeando cada parte de su piel perlada por el sudor.

Unholy ; ChanMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora