Capítulo 42: Te perdono

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Desde que llegué a la escuela que andaba tarareando November Rain, porque era primero de noviembre y esa canción había venido a mi mente. Por lo que estaba pensando publicar el vídeo en mi Facebook esta tarde cuando llegara a casa.

Pero como era jueves, tendría que volver a casa después de educación física, que a pesar de habérmela llevado por faltas, ahora tenía que venir igual. Aunque yo no hacía mucho como mis compañeras, porque todavía estaba recuperándome de mi accidente, así que me sentaba al lado de la profe a mirar los partidos o la ayudaba a traer las pelotas a la cancha, tanto para las que jugaban al vóley como para los chicos que jugaban al fútbol.

Así que estaba bien, porque no tenía que jugar a nada, ni nadie me evaluaba, aún. Las chicas se pusieron a jugar un partido, mientras que las otras esperaban su turno, como estaba al pedo, fui al baño.

Los pasillos se veían solitarios y se sentía más caluroso por las temperaturas elevadas que empezaban a hacer por las tardes, ya pronto esto sería un horno, pero ya íbamos a estar de vacaciones.

Los baños permanecían en silencio, pensaba que no había nadie ahí, pero cuando entré me encontré con una chica rubia cubriendo su rostro con ambas manos, se notaba que estaba llorando desconsolada.

—¿Milagros? —pregunté dudosa de hablarle o no.

De todas las personas de esta escuela, justo tenía que encontrarme con ella. Pero se notaba que la estaba pasando mal y a pesar de todos nuestros desacuerdos y conflictos tuve que acercarme de todos modos.

Milagros no se atrevió a voltear, solo se limpió los mocos con un pañuelo y luego se mojó la cara con el agua de la canilla. Por el reflejo del espejo pude notar sus ojos enrojecidos que me decían que había estado llorando desde hace un rato.

Fue incómodo cuando nuestras miradas se cruzaron, pero no iba a irme de ahí a menos que me lo pidiera. Y quizás, ni me iría lejos, sino que la esperaría afuera.

—¿Te vas a burlar de mí?

—No, ¿por qué haría eso?

—Porque yo me burlé de vos un montón de veces.

Mierda. Tenía razón, pero no tenía ningún motivo para burlarme de ella y si lo tuviera tampoco lo haría, porque a mí no me gustaba hacer esas boludeces.

—Vos fuiste una forra conmigo —expresé en voz alta.

—No te creas única, Verito —dijo en ese tono típico de ella—. Fui una forra con un montón de gente... Empezando por vos.

Se rio y yo también me reí.

—Conmigo, Nati, últimamente Cami...

—Una basura, por eso me quedé sola —admitió con tristeza—. Nadie me quiere ahora.

—Pilar te quiere, pero no le gustaron tus actitudes, capaz que si aprendés a comportarte ella vuelva a juntarse con vos.

—Puede ser, pero no sé cómo hacer...

—Y si empezás a dejar de tratar mal a otros, por celos o por lo que sea. ¿No te parece? Tratá de disculparte con Pilar, con Camila e incluso con Nati que nunca te hizo nada malo y vos la insultaste y la obligaste a juntarte con vos mientras...

—Natalie me hizo quedar como una pelotuda por lo de Nacho. —Se dio la vuelta sosteniéndose de la pileta—. Me enojaba que se haya hecho más amiga de Pilu y después cuando se hizo amiga tuya la odié más...

—¿Por qué? ¿Qué te hice, Milagros? Sé que te molestó que me tranzara a Nacho, pero ya desde antes me decías cosas y me criticabas.

—Nada.

Aquel último añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora