☼ 6 ☼ Jamás pensé que la belleza fuera un golpe tan duro

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"La belleza del rostro es frágil, es una flor pasajera, pero la belleza del alma es firme y segura"

~ Molière

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Desde la distancia, junto a Lucas y Hugo, observo como las chicas son arrastradas hacia un coche por quienes parecen ser sus familiares

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Desde la distancia, junto a Lucas y Hugo, observo como las chicas son arrastradas hacia un coche por quienes parecen ser sus familiares. Me doy cuenta de esto último por lo parecido que son sus rasgos. Y me quedo varios minutos pensando de qué me resultan conocidos.

—¡Ostia puta! Son la familia CASROM —nos hace saber Hugo mientras escribe en su teléfono, conmocionado.

—¿La qué? —pregunto observándolo curioso.

Sabía de la existencia de esa marca, pero nunca le había prestado mucha atención, y tampoco leía revistas. Y la verdad que la televisión la vengo viendo poco.

—Tío, son dos de las familias más conocidas mundialmente, los Castro y los Román. ¿Cómo mierda no sabes quiénes son? A ver que a mí me ha costado reconocerlas, pero en cuanto he visto a sus padres todo ha quedado claro —explica encogiéndose de hombros.

Lucas tiene la misma cara de ignorancia plasmada que tengo yo. ¡Pero, oye, que nadie vaya a negar que estamos a la orden del día, eh!

Joder, ¡qué gilipollas he sido! Le he estado tirando los tejos a una pija. ¡Qué idiota! ¡Hasta le había besado la mano! Lo único que me había hecho falta era arrodillarme a sus pies y rezarle como si fuese una diosa griega. ¿Cómo he podido caer tan bajo?

Llevo odiando a personas como estas desde que mi madre perdió la posibilidad de sobrevivir por culpa de que unos ricachones pagaran para quedarse con el trasplante de corazón que los médicos le habían asignado a ella. Y todo para salvar a alguien que seguro había tenido una mejor vida, pero eso no era lo peor, no. Lo peor de todo es que hoy en día, con dinero, puedes hacer lo que te salga de las pelotas, incluso arrebatarle el trasplante a alguien que sí lo merecía y que había estado en cola durante dos años para recibirlo.

En este preciso instante, siento vergüenza de mí mismo. Me insulto mentalmente por haber dejado que una chica me nublase el juicio.

Sin embargo, recuerdo cómo se comportó conmigo anoche. Fue comprensiva, amable y simpática, o al menos eso es lo que ella quiso que viera. Tampoco mencionó quién era, pero... ¿Por qué? Esta gente siempre busca alardear de lo que son y lo que tienen. En cambio, ella no quiso ni decirme su nombre. ¿Estaba jugando conmigo o de verdad había significado algo para ella? En la fiesta parecía que únicamente buscaba evitarme.

Definitivamente, sí. Había sido su juego. Un pobre chico que necesitaba desahogarse con el que le divertía tontear. ¡Tonto, joder! ¡Soy tonto!

Con cada mierda que me digo a mí mismo, me tomo una cerveza. Y así sigo hasta acabar como una cuba porque... Habíamos venido a pasárnoslo bien, ¿no? Y a olvidar. Pues ¡a tomar por el culo!

Un Verano de Lujo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora