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ஐ ˓˓ ╱ Teyvat ᅠᅠ ᅠᅠ ᅠ ᅠ ᅠ
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La alegre dinastía eclipse disfrutaba de los festivales nocturnos que iluminaban la ya bella nación. La nueva noticia del capitán que mandaba sobre la guardia real había sido recibida por cada habitante orgullo, mismo que no escatimaron en regalos al joven prodigio de los caballeros Serpiente Negra. Dainsleif no estaba muy contento con las noticias de su mejorado puesto, pues a pesar del honor que había recibido al tener una bendición del mismísimo príncipe heredero, los regalos recibidos por el pueblo cubrían más que su propia casa, misma la cual tuvo que abandonar temporalmente como una forma de rechazo hacia estos obsequios. Los únicos regalos que había llegado a aceptar de corazón, eran los que su majestad la reina y rey le habían otorgado, así como los guantes y capa que Ilian y Nathiel le habían confeccionado especialmente para él, a medida y todo.
Sus amigos estaban tristes, a pesar de que Ilian tomó partido por primera vez como príncipe heredero en una asamblea oficial, el mismo Ilian estaba insatisfecho, pues incluso Nathiel sabía que después de que Dainsleif tomara dicho puesto sobre los caballeros Serpiente Negra, este iba a tener menos tiempo para pasar con el pequeño grupo que habían formado desde que eran niños. A pesar de todos los años juntos, Dainsleif sigue observando a ese niño que le salvó la vida en el río Luo y al chico que, cuando llegó al castillo temblando de frío, lo ayudó a cubrirse y le preparó un chocolate caliente para que entrara en calor. Los tres estaban juntos desde entonces y nada los había separado, hasta ahora.
—Anímate Dainsleif, dudo que tengas tiempo para hacerlo después —Nathiel bromeó, aunque pronto su burla fue apagada con un ligero codazo de Ilian.
—No le hagas caso. Nos alegra mucho que finalmente pudieras ascender, es todo un logro para ti Dainsleif y más siendo tan joven —A pesar de la amabilidad de Ilian, Dainsleif solo pensó que el único afortunado en la mesa eran esos dos.
—No es un logro tan grande comparado con el próximo cumpleaños sorpresa de su majestad.
—¡Era sorpresa, cállate! —Nathiel por poco se le iba encima si no fuera porque la mesa con comida estaba justo entre ellos dos. Ilian solo pudo emitir una suave risa.
