Narra la autora
27 de julio de 1521
Una fría noche de celebración por el compromiso de la hija mejor de los Rossie al igual que una fiesta por su cumpleaños número 10, si lo admitía, era bastante joven para contraer un compromiso, pero ese lapso se alargaba hasta que tuviera 15 y estuviera lista para la vida marital
Esa noche aquella joven era dichosa, mientras ella está a acompañada de ese hombre que sería su futuro esposo. Ambos estaban en el centro de la pista de baile donde las múltiples miradas se hacían presentes fijando sus ojos en ellos
La joven a pesar de la dicha sentía la necesidad de escapar de la fiesta y salir a su jardín, se sentía asfixiada por ser el centro de atención, no era que le disgustara sin embargo ese día no estaba del todo alegre por toda esa atención que recibía de todos respecto a su celebración de edad y su compromiso.
Oculta entre la gente, salió a un laberinto de rosales de ese lugar, bailaba tarareando una canción española que disfrutaba y sin saberlo llegó al bosque, le daba poca importancia, mientras estuviera cerca del castillo no le importaba sin embargo al caminar pudo encontrarse con un caballo el cual al verla no pudo evitar alebrestarse siendo controlado por su jinete el cual al ver a la joven quedó embelesado por la belleza que ella portaba aunque no conocía la edad de esa delicada fémina sabía que no podía compararla
Cordelia: Lamento asustar a su caballo, la noche es peligrosa como para que vaya tan tranquilo
???: descuide señorita yo sé cómo defenderme, aquí la pregunta es que hace usted fuera a estás horas
Cordelia: Las mujeres también necesitamos caminar y pensar, el pueblo está a unos minutos a caballo hacia allá -la joven señaló con sus pálidas manos el camino- Estoy segura de que encontrará un lugar donde refugiarse por esta noche
???: Y usted a dónde irá?
Cordelia: Yo vivo muy cerca de aquí no debe preocuparse señor, es mejor que vaya parece que está noche habrá tormenta
Y así como ella apareció se fue entre los árboles, con un caminar lleno de porte y elegancia, algo con lo que solo ella podía haber nacido y desarrollado tan bien para su corta edad.
Así el joven príncipe Otomano conoció a la que sería dueña de su vida y corazón, muchas podrían parecerse pero nadie sería ella, ninguna tendría la gracia de aquella joven que apareció en una noche fría en Italia. Nadie sería comparable con ese cabello negro ondulado, que esos ojos azules como el mar y como esa piel linda que se asemejaba al color de la nieve que caía el día en que la conoció y aquel vestido color morado, un color frío y a la vez lleno de vida, sus tonalidades resaltaban ante la naturaleza muerta por el frío, hacia que la figura de aquella joven resaltara sobre la nieve, como si fuera ella sola en una pintura dónde todo era un color tan básico como el blanco y ella llegaba a darle color, sobretodo no olvidaba su voz, esa voz que se le figuro a un ave, como si fuera un ruiseñor que iba a buscarlo.
Entre sueños la veía, la escuchaba y sabía bien que nada remplazaria a su flor, nada ni nadie
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La flor del imperio (Suleiman y tu)
FanfictionUna joven italiana entregada al sultán Suleiman como regalo, aunque mucho antes ella había sido alguien quien embeleso al sultán Suleiman con solo una danza. Una mujer con bastante rebeldía y coraje pero también muy cortes al igual que leal a sus pr...