Capitulo 3

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acciones-
*pensamientos*
(Aclaraciones mias)
~susurros~
"Leyendo o Algo entre comillas"
_Traducciones_
Así hablan en otro idioma

。☆✼★ 𝔈𝔰 𝔪𝔦 𝔠𝔢𝔩𝔞𝔡𝔬𝔯, 𝔫𝔬 𝔪𝔦 𝔰𝔲𝔭𝔢𝔯𝔦𝔬𝔯 ★✼☆。

22 de agosto de 1526

Narra la autora

La joven pelinegra seguía renuente a tener que bailar para aquel hombre que era el sultán, no tenía el atractivo que ella esperaba pero tampoco era como alguno de esos que le contaba su familia, era de buen ver para su gusto. Esa italiana simplemente no dejaba entrar a la idea de ser un entretenimiento para ese u otro hombre, creía en su autonomía y en ese lugar no la poseía, no sería presa de ninguna persona mucho menos de otomanos.

A su modo de ver era simplemente un juego, obedeces entonces recibes un premio, no lo haces y obtienes un castigo, justo como un cachorro en entrenamiento el cual solo sirve para una cosa y luego es desechado, ella no sería un cachorro más para el matadero, verla el modo de salir viva para regresar a su hogar

Firial: Que haces ahí parada? Debes Apúrate e ir con Sumbül, te dará tus clases de baile como a las demas

Cordelia: Ya lo dije, no me interesa, es así de fácil y simple -volteo a verla sonriendo- No planeo ser un mono al cual le darán un regalo si hace bien su truco

Firial: Tal vez estás dejando tu escape a la libertad con esto -Coloco su mano en el hombro de la menor- El sultán podría darte tu libertad si llegas a enamorarlo

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Firial: Tal vez estás dejando tu escape a la libertad con esto -Coloco su mano en el hombro de la menor- El sultán podría darte tu libertad si llegas a enamorarlo

Cordelia: Pero debería embarazarme... Eso igual sería retenerme

Firial: Tal vez, pero siempre es bueno tomar un riesgo

La italiana se quedó pensando, era una oportunidad pero a la vez podía ser su propia condena, al final de una corta meditación fue a la clase de baile, al presentarse Sumbül cambio su cara a una de terror, había escuchado de Firial como era el carácter de la joven, esperaba que ni siquiera pusiera un pie en dónde estaban sin embargo al verla ahí, de pie al lado de las chicas empezó a buscar un modo de salvarle el pellejo después de todo, ella no era mala persona, la comprendía hasta cierto punto, fue separada de una familia donde podía tener todos los lujos y beneficios, para ahora bailar para un hombre sin el saber si podría tener un poco de lujos y respeto o simplemente ser desechada.

Mientras ella trataba de imitar los pasos que Sumbül le daba un hombre entro al harem, con aires de prepotencia mirando a cada una de las jóvenes y deteniendo su mirada en la pelinegra, la cual al notar dsa mirada no desvío la suya, ella la mantuvo fría y firme

Sumbül: Ibrahim Paşa -hizo una reverencia que todas invitaron menos la italiana- Nos honra con su visita

Ibrahim: ¿Quién es esta mujer?

Sumbül: Ella es una de las nuevas es una italiana Paşa, no es muy lista

Ibrahim: ¿Te han enseñado bien? ¿Sabes que debes reverenciar a los Paşas? -ella no respondió- ¿Te arrancaron la lengua o que?

Las demás chicas se alejaron de ella por miedo al tono que estaba tomando el hombre dejándola como una presa "vulnerable"

Ibrahim: Yo soy la mano derecha del sultán, Soy su visir -la tomo del mentón apretando sus mejillas en el acto- Tu debes respetarme

Cordelia: Usted no es más que un celador en esta cárcel, no es mi superior -escupió con fuerza sus palabras- Si fuera el sultán lo respetaría, pero es un Visir, un segundo, es como el virrey, nunca tendrá el poder que tiene el Rey - Hablo quitando la mano del hombre de su rostro- Y aunque usted lo desee jamás tendrá el poder del sultan, o de un líder, es solo el segundo y así lo será

Una vez acabo de hablar se fue de la habitación vacía el harem, el Paşa se quedó mirándola en su caminar, la veía con odio, esa mujer no lo respetaba en lo más mínimo, Hürrem, le hablaba con respeto la mayoría de las veces, pero esa joven no le mostró ni una pizca de temor, tampoco de respeto o temor, fue estoica como una roca ante las palabras del hombre, se sintió bastante amenazado por ella y no por sus palabras si no más bien por su falta de temor ante su presencia,su así era con el, cuál sería su comportamiento contra Hürrem, esa sería una batalla digna de ver

La chica no perdió el tiempo y entro al salón de música a tocar el laud, era su instrumento de relajación, se sentia en su lugar especial, la melodía se expandió por todo el palacio llegando incluso a los oídos del sultán, el cual quedó más que cautivado por aquellas melodías, se oía tan trágico, las notas llevaban el llanto que la italiana no dejaba salir físicamente,sus dedos bailaban por las cuerdas creando aquellas melodías que modifico de una dulce canción de cuna a una expresión de dolor y soledad profunda. Incluso esas notas tocaron el corazón de la sultana madre la cual iba de camino al harem, Daye pensaba detener a la menor pero la madre sultana no la dejo, estaba disfrutando el pequeño concierto que había creado la de ojos azules, ella ignoraba todo lo que su alrededor haciéndose una con su laúd, tratando de sacar todas sus emociones contenidas en un mar de lágrimas que no se permitía sacar.

Cuando su pieza acabo noto a la .adre del sultán delante a ella dedicándole una dulce mirada, después le dió una pequeña sonrisa y siguió su camino, la fémina menor quedó confundida ante la mujer que para su gusto mostraba porte y elegancia total, era digna de ser una reina, pero en su corazón sintió un poco de cariño, como el que solo una madre orgullosa puede ofrecerte, dejo el instrumento y regreso al harem para continuar sus labores pensando en el día que había tenido y en cuántos posibles enemigos ya estaban pidiendo su cabeza en bandeja de plata, pero claro, no lo dejaría tan fácil

La flor del imperio (Suleiman y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora