Luego de haber cambiado de escuela, la hermana del más codiciado chico, Jay Park, se verá confundida sentimentalmente por tres chicos, dos de ellos siendo fieles amigos de su hermano.
Seolli, una chica no indefensa, pero sí con ganas de experimenta...
No fue una mañana común, de hecho ni se acercó lo mínimo. Me había despertado por la madrugada debido a una combinación de una increíble e imparable tos más la inesperada aparición de fiebre.
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No tardó mucho tiempo para que Jay se diera cuenta de lo sucedido y es que apenas prendió la luz para ver qué me ocurría en segundos encontró la causa de ésto. Pues, aquel lindo y adorable michi se encontraba durmiendo a mis pies.
Claramente el estadounidense se apresuró en sacar el gato con delicadeza para luego cerrar la ventana.
Jay ¿Qué haces todavía acostada? Te llevaré al hospital! –acelerado comienza a buscar qué ponerse–
Seolli –tomé mí celular–
Jay Seolli, es ahora. Ahora debes cambiarte, ¿quieres que suceda lo mismo que la última vez?
Seolli Ya v...voy...
Jay se adentro al baño y yo moribunda me saqué una foto solo de comprobante del porqué no asistiría hoy a la escuela, y sería enviada a; Hee-seung, Soobin, Sunoo
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Jay salió súper rápido y en lo que me adentré al baño para cambiarme noté pequeñas manchas rojas que comenzaban a salir de mí rostro.
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Hasta este punto tanto mí rostro como el lugar donde el felino había pasado ya estaban hinchados, rosas y de a poco se me iba dificultando respirar.
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Jay Tranquila, llegaremos rápido. –trato de esquivar algunos autos–
Mí hermano siempre que me debía llevar al hospital, cuando era demasiado grave la situación, me daba un peluche para que lo sostuviera y no tuviera miedo tanto en el camino como ya estando con el médico. ¿Cómo no actuar como nena si Jay me trata como una y todavía sigue diciéndome que Santa existe?
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De a poco ya estaba perdiendo la razón, mis ojos pesaban y sabía que no dudaría mucho. Lo último que llegué a ver fueron los enfermeros llevándome en camilla a urgencias. Lastimosamente, la cercanía o el amor hacia gatos, perros, caballos y conejos me pueden dejar en el hospital, y muy mal en urgencias
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Jay ¡Ya despertaste! –se alarma y se acerca a la camilla–
Seolli ¿Llegaré tarde a la escuela?
Jay ¿Por qué preguntas eso?
Seolli Me da cosa que todos se queden viéndome como si supieran mis pecados...
Jay Tranquila, no deberás pasar por eso –toma mí mano– ya avisé que no irías hoy.
